jueves, 15 de marzo de 2018

La fantasía del amante


Habíamos tenido muchas sesiones de cibersexo, ambos nos excitábamos mucho, disfrutaba mucho con él y me halaba rico en cada sesión, él empezó a insistir mucho con conocernos, ya que vivimos en el mismo país, aunque en distintas provincias, por lo que yo siempre me negaba, ya que no suelo hacerlo, no tengo encuentros con mis amigos de la red, pero un día el me dijo que debía viajar por trabajo unos días a Buenos Aires, me negué al principio, pero luego acepté encontrarnos, pero solo para conocernos, le dije que no esperara otra cosa, él lo acepto así. A la semana siguiente llegó, arreglamos encontrarnos en un bar, nos conocíamos por fotos que nos enviamos, así que la noche siguiente llegué al bar, llevaba puesto un vestido corto y ajustado, llevaba sostén y tanguita como las que siempre uso, al entrar, muchos hombres se dieron vuelta a mirarme y lo reconocí en un mesa, al reconocerme se paró, fui hacia él y lo saludé con un beso, él no dejo de halagarme y elogiarme, por mi belleza. Tomamos algo, hablamos mas sobre nosotros, contándonos cosas de nuestras vidas, era un hombre agradable y como lo había notado en la foto, bastante atractivo, joven y atlético y muy simpático. Después de un rato y aunque no era lo previsto, me invitó a cenar, no pude negarme, fuimos a un lugar cercano, cenamos y pasamos una noche agradable, finalmente se ofreció a llevarme a casa, acepté y nos fuimos en su auto, mientras viajábamos, él me confesó que me respetaba pero que lo que mas deseaba era hacer realidad esos bellos momentos vividos en el ciberespacio, yo ya había comenzado a dudar, yo también lo deseaba, al llegar a casa, el me beso por sorpresa en la boca, intenté un momento resistirme pero luego lo recibí con pasión, ya no dudaba, deseaba estar con él esa noche, entramos a casa, la pasión nos desbordaba nos fuimos desnudando rápido, llegamos a mi cama, ambos solo en ropa interior, nos abrazábamos, nos besábamos, me puso sobre la cama y comenzó a recorrer mi cuerpo con besos y caricias, acaricio mis pechos, sintió mis pezones duros a través de mi sostén, los beso y deslizando mi sostén, dejo mis grandes pechos desnudos, los besó suavemente, su lengua lamió mis pezones duros, los atrapó en su boca, yo gemía de excitación, su boca descendía por mi vientre, sobre mi pubis hasta llegar a mi cocoy, que ya estaba húmeda de excitación, la recorrió con su lengua, de arriba abajo, lamiéndola toda, pero yo deseaba saborearlo también, le pide que se diera vuelta y hagamos un 69 deseaba saborear su miembro, se levantó y quito su slip, su miembro dura saltó ante mí, tenia un buen tamaño, como unos 18 cm y algo gruesa, se le veía rica y caliente, se acostó y me puse sobre él, apoya mi concha húmeda sobre su boca y la refregaba por su cara, tome su miembro y comencé a lamerla toda, recorriéndola completa, la saborie un poco, despacio, y cada vez mas profundo, poco a poco su miembro se enterraba mas en mi boca, al tiempo que el hundía su lengua en mi concha, ambos gemíamos ahogados en el sexo del otro, trague su miembro entera, metiendomela hasta la garganta, aulló de placer, sintiendo mi boca caliente devorar su miembro, y saboreo mas fuerte mi concha, nos saboreabamos fuerte el uno al otro, brindándonos todo el placer de nuestras bocas, sentí mi cuerpo convulsionarse y estallé en un profundo orgasmo, mis jugos comenzaron a caer sobre su boca, los bebía todos, esto hizo que apretara mas su miembro en mi boca y la clavara toda en mi boca, lo que provocó que su miembro explotara, su leche comenzó a caer por mi garganta, inundó mi boca, la tragaba toda, estaba caliente, era rica y abundante, la fui tragando sin desperdiciar ni una gota, refregaba mi concha por su boca, entregándole todo mi orgasmo, nuestras lenguas se encargaron de dejar nuestros sexo limpios, quedando mi concha otra vez excitada y su miembro dura nuevamente, The Lover me abrazó y me besó con pasión, nuestras bocas compartieron nuestros jugos, entonces me puso a cuatro patas y sentí su miembro dura recorrer mi concha, acariciándola, excitándola, la mojo en mi concha y tomándome por las nalgas me lo introdujo de un golpe, su miembro se deslizó hasta el fondo de mi cocoy, que la recibió sin esfuerzo debido a lo lubricada que estaba, me cogía fuerte e intensamente, acariciaba mis melones mientras me lo introducia profundamente, su miembro entraba y salía por completo de mi concha, me movía en círculos sobre su miembro, toda clavada en mi interior, hizo mas rápidos sus movimientos, solo le pedía mas, que siguiera mas fuerte que me hiciera acabar, hasta que lo logró, acabé de manera fuerte e intensa, mis jugos mojaban su miembro y corrían por sus piernas, pero no paraba de cogerme, me seguía dando fuerte y duro, su miembro me lo introducia muy profundo y lograba retener su acabada, debido a la gran mamada que antes le había dado, pero entonces comencé a moverme contra él, clavándome todo su miembro hasta el fondo, la apretaba con mi concha, ponía presión sobre su miembro, que se hinchó adentro, el me la clavó bien adentro y empezó a acabar, grandes chorros de leche invadieron mi concha, provocándome que yo también tuviera un nuevo orgasmo, su miembro inundaba mi interior y mis jugos desabordaban mi concha, caímos rendidos sobre la cama, extenuados por el orgasmo, su miembro seguía dentro de mí, él me besó con pasión y me dijo que era hermosa, que soñaba con esto desde que me había contactado, yo le dije que lo había disfrutado mucho, pero también creía que para la primera noche era suficiente, él lo entendió, se que pretendía mas pero no quise dejar que las cosas fueran muy lejos, al menos esa noche. Antes de irse charlamos un poco y aclaramos algunas cosas, que esto era solo una noche de pasión y que no debíamos dejar que las cosas fueran más importantes ya que nuestras vidas estaban separadas y alejadas y que disfrutáramos el momento, entonces él se atrevió a pedirme algo, su mayor fantasía conmigo, me dijo que deseaba tener una fiesta conmigo con dos amigos suyos y una amiga mía, ya que seguro no nos volveríamos a ver, acepté la propuesta, quedamos para hacerlo el día sábado en casa de un amigo de él. Arreglamos todo, él con sus amigos y yo con Ana para que me acompañara, la cual aceptó gustosa.

El sábado, Lover nos pasó a buscar por mi casa, con Ana estábamos vestidas muy sensuales las dos, ella llevaba minifalda azul muy corta y ajustada y un top blanco sin sostén, yo llevaba un vestido negro ajustado al cuerpo, muy corto y tampoco llevaba sostén, llevaba una tanga negra, tipo hilo dental, igual que Ana. Le presenté a Ana a Lover, el quedo encantado de verla y al vernos juntas casi se desmaya, subimos a su auto y nos dirigimos a casa de su amigo, la llegar nos esperaban sus dos amigos, ambos era de contextura mediana, jóvenes y se veían bastante bien, al vernos no podían creer que semejantes hembras estaban dispuestas a pasar esa noche con ellos, bueno, echas las presentaciones, tomamos algunas copas, charlamos, bailamos entre todos, eso encendió el ambiente, las manos comenzaron a recorrer los cuerpos, sobre todo el de Ana y el mío, hasta que nos fueron quitando la ropa, Ana nos hizo un rico strip-tease que nos dejo locos a todos, solo quedando con su diminuta tanga, al igual que yo que ya había perdido mi vestido durante el baile, los dos amigos se abalanzaron sobre Ana y Lover quedo solo conmigo, entonces me pidió que deseaba empezar la noche solo conmigo y que luego nos sumaramos a la fiesta, nos fuimos a una habitación, lo último que vi fue como Ana estaba tomando en sus manos los miembros de aquellos dos chicos. Llegamos a la habitación y lo desnudé, tomé su miembro en mi mano y lo pajeaba mientras lamía su cabecita roja e hinchada, mi lengua recorría en círculos su miembro duro, la lamía completa hasta sus huevos, también los lamí y los saborie mientras pajeaba su miembro, entonces subí por su miembro y la metí en mi boca, despacio y luego mas profundo, hasta tragarla entera, él gemía de placer, me miraba y veía como mi boca devoraba su miembro, mis labios chocaban contra su pubis, saboreaba fuerte sus miembro, entraba y salía entera de mi boca, él tomo mi cabeza y acompañaba mis movimientos y comenzó a mover sus caderas, apretando mi cabeza contra su miembro, cogía mi boca, clavándomela hasta mi garganta, acariciaba sus huevos y tragaba toda su miembro, estaba por acabar, pero apreté sus huevos y lo detuve, lo miré y le dije que aún no, había mucha noche por delante, él entendió, le dije que se acostara boca arriba en la cama y me puse sobre él, refregaba mis melones duras por su pecho, mi concha jugaba por la cabeza de su miembro mojándola con mis jugos, la sentía muy dura y caliente, me moví mas sobre ella y muy despacio, comencé a clavármela, la fui metiendo de a poco, Lover tomó mis nalgas y acompañaba mi clavada, me la metí mas profundo, hasta sentir como mis nalgas chocaron contra sus huevos, la tenía toda clavada adentro y así lo empecé a cabalgar fuerte, metía y sacaba todo su miembro, lo montaba fuerte y rápido, mis melones saltaban con cada embestida, las tomó en sus manos y me las saboreaba, yo se las ofrecía para que me las comiera todas, mientras no dejaba de subir y bajar por su miembro duro, lo cabalgué fuerte hasta que acabé en un rico orgasmo, entonces saque su miembro de mi concha y la pasé por mis nalgas, recorrí mi trasero, mojándolo con los jugos de mi concha sobre su miembro, él me miró, vi sus ojos de deseo, acomodé su miembro en la entrada de mi trasero y lo miré a los ojos, lo besé en la boca fuerte y moviendo mi cadera, me clavé de un golpe su miembro por el trasero, ahogue mi grito de dolor y placer en su boca, me separé y gemía fuerte cabalgando su miembro por el trasero, Lover me decía que era maravillosa que no parara de cogerlo, que me comiera toda su miembro, yo le decía que su miembro me encantaba, que me llenaba el trasero, así no paramos de coger fuerte hasta que ambos estallamos juntos en un nuevo orgasmo, mi concha chorreaba jugos y su miembro llenaba mi trasero de abundante leche, abría y cerraba mi trasero apretando su miembro, succionándola para exprimirla toda, así hasta agotar nuestros espasmos de placer, nos besamos y le dije que fueramos a ver a nuestros amigos.

Al llegar encontramos a Ana montada por el trasero sobre el miembro de uno de los chicos y con la del otro en la boca, Lover se sentó a presenciar la escena y yo me uní a ellos, compartí el miembro que estaba saboreando con Ana, entre las dos lamiamos ese miembro, la pasábamos de una boca a la otra, fue demasiado para el chico, que se derramo en la boca de Ana, que tragaba su leche con deleite, la sacó de su boca y se la saborie yo, saboreando las ultimas gotas de leche, entonces me puse sobre el que le estaba cogiendo el trasero y comencé a lamer alternativamente su miembro y la concha de Ana, mi lengua recorría todo desde su concha hasta el trasero del chico, comencé a saborear sus huevos, Ana estallaba en un orgasmo bestial y con los huevos del chico en mi boca, sentí como descargaba su leche en el trasero de mi amiga, se lo llenó tanto que desbordaba de ella, sacó su miembro y la saborie toda, limpiándola, lamí el trasero de mi amiga que chorreaba leche, también limpiándolo, al darme vuelta noté a Lover con su miembro muy dura debido al espectáculo, me fui con él y me puso en cuatro contra el sillón, lamió mi concha y mi trasero un rato, luego me lo introdujo por el cocoy, cogiendome fuerte, sentía su miembro profundo en mi concha, su amigo vino y acercó su miembro a mi boca, la saborie y se le puso muy dura, las embestidas de Lover me hacían tragar el miembro de su amigo hasta el fondo, luego cambiaron y su amigo comenzó a cogerme, Lover se fue con Ana y su otro amigo, pude ver como les mamaba el miembro a los dos, mientras a mí me cogian fuerte y rápido, entonces cambíe y me monte sentada sobre el miembro, clavándomela toda por la concha, estaba muy excitada y no note nada hasta sentir otro miembro cerca de mi trasero, era Lover, me acomodé un poco sobre su amigo y su miembro se fue deslizando en mi ano, hasta que sus huevos chocaron contra mis nalgas, los dos tomaron ritmo y comenzaron a cogerme fuerte, sentía mis agujeros llenos de miembro, mi concha chorreaba a mares mis jugos, me lo introducian fuerte y duro, le pedía mas y mas hasta que acabé dando gritos de placer, mi orgasmo era intenso y duradero, el otro amigo le pidió a Lover que lo dejara cogerme por el trasero, cambiaron y sentí otro miembro invadir mi ano, me seguían cogiendo fuerte y rápido, aun no terminaba mi orgasmo anterior y ya sentía otro, mi concha y trasero apretaba los miembros que los llenaban, acabe otra vez tan intensamente como antes pero ahora los machos se derramaron en mí, mis agujeros se llenaron de leche caliente, pude ver como Ana era cogida por el trasero por Lover y también estaba teniendo un orgasmo, lo vi a él sacar su miembro y regar su leche por la espalda de Ana, sobre sus nalgas, Ana lo desparramaba con sus manos y saboreaba su leche, yo me había levantado y saboreaba los miembros de los machos, limpiándolas, Lover se sumó a sus amigos y yo lamía las tres miembros, las pajeaba, las saboreaba, limpiándolas, no tardaron en estar duras de nuevo, faltaba que un amigo probara mi trasero, así que no se hizo esperar y me monté sobre el metiendola en mi trasero, su otro amigo, volvió a coger con Ana y Lover me daba su miembro para comérmela, luego de un rato, Lover se dirigió hacia mi trasero, acariciaba mis nalgas, las golpeaba con su miembro duro, mientras su amigo tenía todo su miembro dentro de mi trasero, luego sentí como él empujaba contra el miembro de su amigo, intentando meterla también en mi trasero, su amigo se quedo quieto, yo me agache un poco abriendo mis nalgas, empujó mas fuerte y mi trasero se dilató dando pasó a esa otro miembro para llenarlo, me dolía un poco pero le pedía que siguiera, lo hizo despacio, pero no paró hasta tenerla toda adentro, tenía el trasero lleno con dos miembros, y así empezaron a cogerme, primero despacio y luego mas fuerte, hasta que lo hacian muy fuerte y duro, solo les pedía mas, que no pararan, que me hicieran sentir sus miembros ricos y duros, me daban gusto y me complacían, me cogian muy fuerte, comencé a acabar como loca, tuve tres orgasmos seguidos con esos miembros clavadas en mi trasero, casi me desmayaba del placer, con mi último orgasmo, los dos miembros comenzaron a lanzar leche en mi trasero, me lo inundaron por completo, sentía como mi trasero se desbordaba en leche abundante de esos dos miembros que me llenaban toda, caí rendida sobre el sillón, pude ver como Ana recibía sobre su cara la acabada del otro chico, que lanzaba grandes chorros de leche sobre Ana, que tragaba todo lo que recibía sobre su boca, y su cara chorreaba de fluido caliente.

Todos estabamos extenuados, había sido una noche salvaje y placentera que todos habiamos disfrutado mucho. Lover nos llevó a Ana y a mí hasta mi casa, él debía irse al día siguiente, quedamos en tomar un café de despedida, lo hicimos y al llevarme a casa, lo despedí realmente con una mamada en su auto, saborie su miembro hasta que dejara en mi boca toda su leche caliente, y así nos despedimos, tal vez para siempre, o tal vez no, pero sabiendo lo placentero que fue estar juntos y compartir momentos tan excitantes.


Si te Gusto el Relato Únete a mi Pagina en FaceBook: https:/https://www.facebook.com/misrelatoshot/

El ardor de lo cercano


Debemos poner un nombre al protagonista de esta historia, y como no me viene ninguno original a la mente, podemos dejarlo en Pedro. Eso si, Pedro es aún un chaval en plena adolescencia, que está harto de tener que camuflar los granos para poder ligar los fines de semana en bares de mala muerte, donde un montón de chicas que pretenden aparentar más edad de la que tienen, acostumbran a visitar. Son ese tipo de crías que a Pedro nunca le han llamado la atención, ridículas con minifaldas que apenas dejan entrever escualidas piernas, y con botas y plataformas que no ayudan a estilizar ni su andar ni su figura.
Cuando Pedro iba con sus amigos a esos bares, siempre acababa centrando su atención en camareras de veintimuchos, y en ocasiones, hasta treintañeras. Incluso un día se sorprendió a si mismo, mirando con ojos libidinosos a una madre que enseñaba a su niño de 4 años, que no debía de entrar en esos antros de alcohol y lujuria hasta que fuese mucho mayor.
Hoy es sábado, y Pedro se ha quedado solo en casa, porque sus padres han ido como cada mañana, a hacer las compras con el objetivo de acumular víveres para el resto de la semana. Y no será por lo que come Pedro, porque el chico está un poco en los huesos, después del tirón que ha empezado a producir su cuerpo, para alcanzar la musculatura tipo en un chico adulto.

La verdad, es que ayer Viernes Pedro no tuvo suerte en su salida. Sus amigos le empujaron a intentarlo con una mulatilla que le dio largas, y durante la noche, tuvo ciertos sueños húmedos que giraban todos entorno a ella. Era guapa, si, pero Pedro no pensaba que le hubiese podido enseñar nada en caso de haber triunfado en su tentativa de caza. Así las cosas, Pedro estaba más caliente que la sopa que hacía su madre. Estaba a punto de poner una cinta en el video que tenía en su habitación "Virgenes en el punto de mira", se titulaba, o algo así. Ya se frotaba las manos, iba a poder cascársela sin tener que preocuparse de que nadie fuera a entrar en la habitación e interrumpirle en el momento menos oportuno, y más embarazoso. Más de una vez su madre le había pillado infraganti con las manos apretando duramente su miembro, dándole al manubrio... Incluso un día en el que se enfadó mucho, su madre hizo que se tuviese que girar de golpe, y parte de su eyaculación se produjese sobre la colcha de su cama. Pero hoy iba a ser diferente, una buena paja sin prisas y sin molestias.

Estaba ya bajándose los calzoncillos, cuando sonó el timbre de la puerta. Pedro pensó inicialmente en pasar de abrir, que cojones, nada debía interrumpirle en esos momentos que prometían tanto. Pero de nuevo, el timbre sonó un par de veces más. Enfadado y a regañadientes, Pedro se subió los calzoncillos, y se puso a toda prisa unos vaqueros que tenía tirados sobre su escritorio. La mirilla a través de la que observó quien podía haberle estropeado su mejor momento del sábado, dejó que a sus ojos llegara la imagen de su vecina, más bien, la mejor amiga de su madre. Margarita, que así se llamaba, es el tipo de mujer por las que Pedro sentía admiración. Debía tener unos treinta y cinco o treinta y seis años. Conservaba las facciones de una mujer joven, con un cuerpo impresionante. Sus pechos siempre captaban la atención de cualquier hombre, porque además, ella nunca los escondía. Sus piernas nunca se ocultaban, ya que Margarita siempre iba o con faldas, o con vestidos que transparentaban las esplendidas columnas, fornidas por el continuo ejercicio a las que eran sometidas en su profesión, cartera en el pueblo.

Ante tal panorama, Pedro pareció olvidar el "problema" que para él había supuesto la interrupción del timbre, y abrió apresuradamente.
- "No está tu madre, Pedro?" - pregunto Margarita.

- "No, ha salido a comprar con mi padre" - respondió él, esperando que su respuesta no hiciese que Margarita volviese sobre si misma y regresase a su casa.

- "Te importa que mire la medida de las cortinas que puso tu madre la semana pasada en tu habitación?. Es que voy a poner unas idénticas en la de mi Paula" (su hija de 6 años)".

Por la mente de Pedro relampageó la imagen de Margarita en su propia habitación!. No había duda de que responder.

- "no claro, pasa y tu misma. Tengo la habitación un poco desordenada, espero que no te importe".

Pedro cerró la puerta tras de si, y no pudo evitar seguir a Margarita con su mirada clavada en sus espléndidas nalgas. Incluso hizo ademán de tocarlas, y suspiró al ver que un parón dado por MArgarita, no se debía a que se hubiese dado cuenta de ello, sino por cruzarse con la tapa de la cinta de video, tirada en el suelo. Por suerte para Pedro, era una tapa de cinta virgen, y no reflejaba el contenido de ésta.

Margarita, que solo llevaba una falda vieja de estar por casa, corta, muy corta, y una blusa que permitía adivinar sin mucho esfuerzo, que no llevaba sujetador, se acercó a las cortinas. Pedro, pensó al verla inclinarse y marcar más su hermoso trasero contra la falda, que no podía quedarse parado teniendo a una mujer como esa en su habitación. Se acercó por detrás, y haciendo un gesto de ir a tocar la cortina que miraba Margarita, rozó con su entrepierna el trasero de ella.

- "A mi no es que me gusten demasiado " - dijo mientras notaba que sus facciones se calentaban hasta casi quemar. Estaba sorprendido de que Margarita no se hubiese apartado ante el contacto.

- "Pues a mi me encantan" - susurró Margarita mirando de reojo la cara de Pedro, al mismo tiempo que dejaba aflorar una risa picarona.

Pedro acercó su mano a la blusa de su vecina. De perdidos al río. Si hasta ese momento su miembro, que alcanzaba una dureza desconocida por él mismo en ese momento, no había provocado que Margarita le diese un bofetón, su mano no iba a privarse de rozar los pezones de ella. Se sorprendió al notar un suspiro por su parte, cuando su dedo rozó ingenuamente la punta de aquella preciosa colina. Margarita se giró de golpe, y miró directamente al chico. Pedro pensó en ese momento que su calentón había acabado, y que iba a tener suerte si su madre no se enteraba de este capítulo. Pero se equivocaba. Margarita, sonrió y se puso de rodillas ante él, mientras le bajaba los pantalones con una delicadeza sorprendente.

Pedro, que hasta el momento había sido muy valiente, comenzó a dejar salir palabras entrecortadas de su boca, sin sentido alguno... como queriendo preguntar lo que su mente no dudaba que iba a tener lugar.

- "Como has crecido desde que os mudasteis aquí" - comentaba Margarita mientras sus manos ya habían contactado con el miembro de Pedro. Eran unas manos cálidas, que conocían muy bien que debían hacer ante tal miembro. Pedro no era virgen, pero sus corridas con mujeres, se reducían a un par de noches en un descampado con una compañera de clase, y tales eyaculaciones no eran recordadas de manera muy especial, por la incomodidad, y por la falta de experiencia que en aquellos momentos tenía. Pedro miraba el techo de la habitación con ojos perdidos. Notaba que quien manejaba su miembro, era alguien que sabía muy bien lo que hacía.

Cada movimiento, cada presión, parecían medidos al milímetro para causar un placer desconocido por él hasta entonces. Mientras, Margarita se acariciaba los pechos con la otra mano. en ningún momento dejó que éstos surgieran a la luz, o que Pedro pudiera ni tan solo intuir como brillaban a la luz de la habitación. Pero a Pedro no le preocupaba mucho eso. El placer que sentía era tal, que únicamente podía dejar hacer a su vecina. Cuando notó humedad sobre su capullo, tuvo que bajar la vista para dar credito a lo que suponía que estaba pasando. Margarita comía a sus pies, y comía a las mil maravillas el miembro de Pedro. Como por un automatismo hasta ese momento desconocido, Pedro llevó sus dos manos a la larga cabellera de Margarita, y presionando suavemente, comenzó a acompañar los movimientos de vaiven que la cabeza de aquella mujer protagonizaban. Tenía miedo a correrse en cualquier momento, porque la lengua de su vecina estaba recorriendo las partes más sensibles de su falo, y aunque no le gustaba reconocerlo, él aún no dominaba, por su falta de experiencia, el control de la eyaculación como sería deseable. Tampoco se le podía ser un gigolo con dieciseis años, se había dicho a si mismo más de una vez.

Pero a Margarita parecía no importarle que poco a poco, su lengua fuese notando un sabor amargo proveniente de la punta de aquel juguete que tenía en su boca. Sabía que estaba a punto de causar el mayor placer de su vida a un chaval que conocía casi de siempre, y eso hacía que ella misma sintiese como su clítoris cada vez más duro, al contacto con los dedos de su mano libre, fuese a ser el elemento que la llevase a un orgasmo que desde que tuvo a la niña, no había podido volver a tener con su marido.

Notaba como Pedro empujaba tímidamente su cabeza hacía atrás conforme el agrio sabor se hacía más notable, pero ella desistia de sacarse el miembro de la boca. Eso estropearía su corrida, que estaba tan o más cercana a la de Pedro.

Un grito recorrió todo el piso, y Pedro no pudo aguantar más. Soltó toda la lecha que llevaba acumulada desde que la noche anterior la mulata le había calentado. No podía creerlo. su vecina, estaba tragándoselo todo al mismo tiempo que gemía y se retorcía acuncliyada de placer. Pedro apenas pudo alcanzar a entrever un poco de vello púbico de Margarita, que parecía querer ocultarle todos sus secretos al chico. Pero le daba igual, se estaba quedando más seco de lo que ninguna de sus haladas le habían dejado nunca. Por la barbilla de Margarita caían regueros de fluidos, mientras ésta miraba con cara complacida al joven. Se levantó, y sin limpiarse, le dió un beso en la mejilla.

- "Creo que pondré otras cortinas. A mi tampoco acaban de parecerme tan bonitas como en la tienda, con tu madre. Dile que he venido" -

Margarita abrió la puerta y salió hacia su casa tal como había venido. Pedro, erguido con su miembro ya flácido, no sabía si todo aquello había ocurrido de verdad o no. Lo que si tenía claro, es que ya no necesitaba ver la película que había puesto en el video.


Si te Gusto el Relato Únete a mi Pagina en FaceBook: https:/https://www.facebook.com/misrelatoshot/

Se abrió la puerta de la oficina


Se abrió la puerta de la oficina. No esperaba a nadie. Me levante de la silla y antes de salir de mi despacho la encontré en la sala grande. Vestida con pantalón vaquero ajustado y jersey negro de punto estaba mirando por el gran ventanal que daba al parque del retiro.

¿ que haces por aquí?. Le pregunte
He venido al centro a hacer unas compras y de paso he aprovechado, si no te molesta, subir para consultarte unas dudas sobre unos libros que tenia intención de comprar. De tu gusto por la lectura me fio. No abre venido a molestarte?
Tu presencia nunca es molesta para mí. La conteste mientras la mire de arriba abajo a velocidad de crucero. ¡Qué buena estaba¡

Mujer madura de menos de 45 años, estatura mediana, pelo castaño, caderas bien marcadas y un par de melones que quitaban el hipo, en su cara aun se notaba la juventud y belleza que había tenido y que seguía teniendo. Desde hacia tiempo empezó a gustarme y más después de enterarme que se había divorciado de su marido recientemente, he creído siempre en la fidelidad y aunque tener fantasías sexuales es uno de mis placeres, estoy ya un poco cansado que éstas sean virtuales y sean definitivamente reales.

La invite a pasar a mi despacho. Así lo hizo y se sentó enfrente de mí. El tenerla sentada enfrente me dio un simple escalofrío, creo que no lo notó, aunque me estaba poniendo un poco tenso. La noche anterior moje las sabanas a consecuencia de una mis múltiples fantasías sexuales. Era ella la protagonista, nos habíamos conocido en la fiesta de un amigo común, con el que yo había tenido en su momento una relación homosexual por el único deseo de probar algo nuevo. Nada mas conocernos se produjo un cruce de miradas lascivo que con una charla continua sobre los últimos éxitos del cine francés acompañada de varias copas de vino hizo que se desencadenara la pasión. Sin que nadie se diese cuenta en la fiesta nos subimos a la planta de arriba y nos metimos en uno de los dormitorios y tras cerrar la puerta de golpe nuestras bocas chocaron en un fuerte frenesí...

Inmediatamente note un súbito espasmo, me desperté y me sentí mojado. Automáticamente mis dedos se dirigieron a la punta del miembro sintiendo el liquido caliente, depositando a continuación con suavidad la yema del dedo en mis labios, pasando la lengua de derecha a izquierda, el sabor agrio del semen me seguía resultando un poco desagradable aunque también es cierto que el notarlo en mi boca me excitaba sobremanera.

La seguía teniendo delante de mí. Notaba sus grandes melones dentro del jersey negro. Empezó a hablarme sobre los libros que pensaba comprarse, los cuales algunos conocía y otros no. Le recomendé uno de ellos que versaba sobre amores y desamores en la guerra civil española. Encima de la mesa, mientras tanto, tenia un catalogo de Ikea, - estaba amueblando mi estudio del centro de Madrid -, y su mirada se dirigió al mismo.

¿Que estas leyendo?
Un catalogo de muebles, estoy amueblando mi nueva buhardilla y me gusta consultar este tipo de revistas. Siempre te ayuda a encontrar ideas nuevas. ¿Sabes que tengo una buhardilla?
No, no lo sabia.
Se me olvido comentártelo, estas invitada a conocerla. No es muy grande, un baño, un salón, el dormitorio y una habitación que me sirve de zona de estudio y de laboratorio fotográfico.
Seguro que ideal para una persona como tu. Una tarde me acerco, y de paso me enseñas las ultimas fotos que has hecho.

Mientras la estoy comentando las ultimas fotos que he hecho se levanta y se acerca a mi lado para ver la revista. La tengo pegada a mí, se fija en la foto de una librería, se agacha un poco para ver mejor la foto. Tengo su cara a la altura de mi pecho. No puedo contenerme, rodeo su cintura con el brazo derecho, acerco su cara a la mía y le doy un beso en sus labios. Es como una centella, a continuación me estoy arrepintiendo. La pido perdón, ha sido un impulso irrefrenable y no me he podido contener. Aun así, no tuvo una reacción de desagrado, creo que no se lo esperaba y todavía no reaccionaba. Lo que vino después yo sí que no lo esperaba, aunque si lo deseaba.

Todo lo que empieces, has de acabarlo, me dijo con una sonrisa de oreja a oreja, mojándose los labios con la punta de su lengua.

Me tomo la barbilla y acerco su boca a mi boca, sus labios rozaron los míos y se fundieron en un largo y apasionado beso. Su lengua empezó a explorar mi boca. Mi mano derecha se fue directa a sus pechos, sabia que eran grandes, pero no tanto. Se sentó sobre mis piernas, empezó a desabrocharme los botones de la camisa, tenia el paquete a punto de explotar. Se quito el jersey y aparecieron sus maravillosas peras envueltas en su sujetador de encaje negro el cual desapareció rápidamente en combate. ¡ qué peras, Dios mío¡. Grandes, pero bien puestas y un pezón erecto digno de ser tratado con suma delicadeza. Empecé a besarlas ávidamente, lamiendo el pezón con la punta de la lengua haciendo círculos, mientras que acariciaba a la vez su cuello.

Se levanto, agachándose a la altura de mi pantalón. Me desabrocho el cinturón y los botones, obligándome (vaya obligación¡¡) a que me los quitara. Con sus dientes blancos engancho mi slip y me los fue quitando, apareciendo poco a poco mi miembro con el glande enteramente enrojecido. Empezó a lamerme despacio, muy despacio, levantando la vista para ver mi grado de excitación, hasta que se la metió entera en su boca, haciendo rápidos movimientos de arriba abajo pellizcándome los huevos con suavidad, estaba a punto de explotar. La muy buscona notando tal situación aumento la velocidad de lamida provocando mi primer orgasmo. Fue explosivo, varios chorros de esperma inundaron su boca que ella, ávidamente, se fue tragando, quedando un chorro colgado de la comisura de sus labios. Valioso liquido no podía echarse a perder por lo que la di un morreo bestial tragándome yo mi propia cosecha.

Soy todo un caballero y no podría dejar a una dama a dos velas. De un rápido manotazo quité todo lo que había sobre la mesa. Se tumbó sobre la misma y empece a quitarla los pantalones apareciendo unas braguitas de color negro cubriendo lo que tanto había deseado poseer. Se las quite con fuerza, esta acción de puro y duro salvajismo la excito aun más. Lo tenia ante mis ojos, su cocoy, cubierto de una masa suave de pelo rizado negro. Apoye mi boca sobre el mismo, abriéndola las piernas de par en par. Estaba completamente mojada, olía a sexo húmedo. ¡Cómeme¡, hazme tuya, me exigió. Empecé a chupar suavemente el clítoris, mientras que con una mano acariciaba sus pechos. Le pedí que se abriera bien, que sostuviera sus labios abiertos con sus manos, mientras mi lengua seguía besando tan jugosa parte, el dedo índice derecho acaricio el clítoris con el que empecé a lubricar su ano, introduciendo poco a poco el mismo. Sus gritos de placer iban en aumento, con un movimiento rítmico entraban y salían los dedos de su cocoy y trasero, ¡ no puedo mas, me estas matando¡, me gritaba. Mi miembro estaba de nuevo preparado, deseando poseerla y así lo hice, saque los dedos y la embestí de forma bestial. Nos movíamos de forma rítmica, mientras que ella se pellizcaba los pezones alcanzando su primer orgasmo, estaba a punto de correrme por segunda vez, estaba sudando, no podía más, me introduje el dedo índice en mi trasero produciéndome un placer aun mayor descargando de forma salvaje el semen en su húmedo jardín.

Sudorosos estábamos los dos, nuestros cuerpos se quedaron pegados por un momento tomándose un momento de respiro. Se incorporo y me dio un prolongado beso.

-¿por qué has esperado tanto?, me pregunto. Desde hace tiempo notaba que yo te gustaba pero no encontraba momento de iniciar una conversación incitándote a mantener una relación intima.
A mi me pasaba lo mismo, le conteste. Tenia miedo de hacer el ridículo, muchas decepciones me he llevado con las mujeres y me asustaba tener otra. Pensaba invitarte a que conocieras mi nuevo estudio y de paso aprovechar la situación y hacer realidad mi deseo, pero el miedo seguía martilleando mi cabeza.
Pues ahora no hay miedo que valga, a lo hecho pecho. Como alguien dijo, esto es el inicio de una bonita relación.

De nuevo nos besamos decidiendo que lo mejor que podíamos hacer era vestirnos e irnos de la oficina.

Nos vamos a mi casa, comemos que tenemos toda la tarde para nosotros, ¿te parece?, le dije.
Me parece muy buena idea.

Salimos de la oficina acercándonos a mi casa en mi coche. Lo dejamos en el garaje y nos metimos en el ascensor. Apreté el botón numero tres. En el transcurso del ascenso me pidió que pulsara el botón de parada, así lo hice a continuación Sandra se abrazó a mi cuello, la oscuridad me levanto el morbo, empecé a acariciarle suavemente los pechos besándola con pasión. Se puso en cuclillas y desabrochándome el pantalón empezó de nuevo a hacerme un francés a la vez que se frotaba violentamente su cocoy cubierto por la tela vaquera. saboreaba el miembro lentamente de arriba abajo besando suavemente el glande, pellizcándome los huevos, acariciándome la raja del trasero, empujándome contra la pared del ascensor se aúpo sobre mi abrazándose sobre mi cuello, engarzándose de forma exacta mi miembro en su húmedo cocoy. El dominio lo llevaba ella, ¡sigue, sigue, así, me estas matando, no pares, cogeme, que gusto aaaaaaaaaah, no paraba de gemir, moviéndonos rítmicamente alcanzamos los dos de forma simultanea un nuevo orgasmo.

Vistiéndonos deprisa y corriendo pulse el botón de nuevo de inicio de marcha y llegamos a mi piso. Nos sentamos en el sofá relajándonos de las emociones vividas. Antes de comer nos dimos una ducha. Después de comer, prepare un té. Sabia que le gustaba. Me encanta preparar té para las visitas. Empezamos a hablar de nuestra vida, los dos estábamos solos afectivamente por lo que perfectamente podíamos empezar una relación. Le comente que había tenido relaciones esporádicas, solo de placer, incluso con un amigo, - Ismael, nuestro amigo común, lo que la sorprendió bastante -, instándome que se lo contara, y así se lo conté.

Como ella sabia, Ismael era mi profesor de fotografía, y una tarde me pidió que fuera a su estudio con la intención de realizar unas practicas de retrato. Me presente en su casa y pasamos al estudio. Me indico las diferentes poses y las lleve a cabo. Finalizada la sesión me comento que una galería de arte le pidió que presentara una exposición sobre desnudos, y si no tendría inconveniente en posar así para él. No me importó, por un lado la cosa tenia un poco de morbo, y también me apetecía mostrar mi cuerpo que se iba modelando poco a poco en un gimnasio. Me quede desnudo sorprendiéndose de lo bien formado que tenia el torso y los brazos y que ya estaba empalmado.

Vaya tranca, me dijo. Seguro que tienes sitio seguro todos los días donde guardarla.
Mas quisiera yo, le conteste. Matándome a pajas estoy. Tú si que tienes suerte con la tía que tienes, un cuerpazo, melones como las que a mí me gustan, guapa, inteligente... lo tiene todo.
No te creas que todo el monte es orégano. Desde hace tiempo nuestra relación no marcha muy bien, creo que me pone los cuernos, y lo que es peor, es con su jefa. Puse cara de asombro y no hice comentario alguno. Vayamos a lo nuestro, me propuso.

Me coloque como él me dijo y empezó a hacerme fotos, cambiaba de postura a sus indicaciones. En un momento dado Ismael me sugirió una postura ayudándome a colocarme como él quería, fijándome que tenia su paquete bien abultado. Se dio cuenta y levante rápidamente la mirada. Tomo con su mano derecha mi barbilla acercando mi boca a su boca, su mano empezó a acariciarme el sexo chocando nuestras bocas en un apasionado beso.

Espera un momento, le dije. No sé si es correcto lo que hacemos, me da miedo, nunca he estado con un hombre.
No te preocupes, a mí me pasó lo mismo la primera vez.

Dicho esto se agacho y se introdujo mi enhiesto falo en su boca empezando a chuparla suavemente. Así no, le dije. Túmbate sobre la alfombra y colocándome encima de él nos montamos un 69. Se me iba la cabeza, estaba en una nube, no era consciente de lo que estaba haciendo no pude contenerme de la excitación que tenia y me corrí muy rápido sin tiempo de apartar mi miembro de su boca, tragándose un poco de mi esperma. No deje que se levantara, seguí lamiendo su gozoso miembro, mientras que con el dedo índice empecé a acariciarle su esfínter introduciendole poco a poco proporcionándole mucho placer, le pellizcaba sus huevos mientras que no dejaba de succionar su gozoso falo, no era muy largo pero si bastante grueso logrando que alcanzara su primer orgasmo que pillándome de improvisto porque el muy guarro no me aviso que se corría trague mas de un chorro, cayéndome por la comisura de los labios el resto de tan preciado manjar.

Mientras que iba contando esto ella se empezó a halarse lentamente introduciéndose unos dedos en su ya húmedo cocoy.

- Acompáñame, me dijo. Yo estaba en una nube, nunca pensé que era tan gozoso mantener una relación con una persona de tu mismo sexo. Abrazados por la cintura me condujo a su dormitorio. Entramos en el baño y preparo el jacuzzi, ¡ menuda pasada¡. Nos metimos en el mismo y empezamos a acariciarnos y besarnos, los dos teníamos bien preparados nuestros respectivos mástiles. ¿Quién iba a dar el paso definitivo?. Se levanto y poniéndose en cuclillas sobre mi verga me pidió que le tirara se la fue metiendo poco a poco en su lubricado trasero, mi inexperiencia hizo que Ismael llevara el ritmo, se movía lentamente gimiendo de placer, ¡¡ sigue, sigue¡¡, así, así, métemela toda, así me gusta amor, ¡¡ cómo me gusta¡¡, me mordí los labios del placer que estaba disfrutando, pase mi mano sobre su cintura agarrando su miembro comenzando a halarle subiendo y bajando lentamente, ¡¡ me corro, me corro¡¡ disparó varios chorros de semen, al momento también alcance un nuevo orgasmo, la saqué suavemente limpiándomela de la mezcla del liquido cremoso y de restos de excrementos anales.

Quiero que me tires, le supliqué, no era dueño de mi mismo, me puse a cuatro patas esperando la embestida, con la lengua empezó a lamerme el agujero con el fin de lubricarlo. La excitación y el deseo de ser introducido hizo que olvidase el dolor que iba a sufrir. Me la fue introduciendo poco a poco, me dolía, creía que me moría...Se movía violentamente, destrozándome el antiguo virgen agujero, sujetando mis nalgas me empitonaba, le rogué que se la sacase ya que me dolía tremendamente, no me hizo caso, continuando con su metida. El dolor era inaguantable, me mordí el labio inferior para soportar mejor el dolor haciéndome un poco de sangre. Note que entró toda, apoyo su cuerpo sobre mi espalda mordiéndome el lóbulo de la oreja, tanto dolor me producía aun mas placer notaba su aliento en mi oreja, sus gemidos se juntaban con los míos, siguió empitonándome hasta que alcanzó un violento orgasmo, sentí como su liquido caliente se introducia en mi ano...

Sandra no podía mas, me estaba poniendo a mil se había desnudado según relataba el relato, el verla cómo se estaba halando, tenia dos dedos introducidos en su cocoy mientras que con la otra mano se pellizcaba sus rosados pezones.. Me levanté y de un cajón saque un vibrador de plástico que tenia para uso en mis noches solitarias. De rodillas enfrente de ella colocó sus piernas sobre mis hombros facilitándome el poder lamer su cocoy. Con la punta de la lengua empecé a lamer su jugoso botón, lamí sus labios, introduciendo mi lengua en su húmedo cocoy, se retorcía de placer. Metí un dedo para explorar su cueva, lo saque y con él lubrique su trasero. Recogí el falo de plástico y se lo fui introduciendo lentamente en el trasero, a la vez que la iba halando con tres dedos introducidos en su cocoy. Su cuerpo se convulsionaba, continuos espasmos tenía, se chupaba el dedo índice del placer que estaba teniendo. Tuvo un orgasmo, otro a continuación, lanzando gritos de placer. Repuesta del esfuerzo tomo el miembro de plástico atándoselo a su cintura, con su lengua y los líquidos que de su cocoy habían emanado me lubricó mi agujero trasero. Obligándome a colocarme a cuatro patas, orden que no me desagradecía en absoluto, se monto encima mía introduciendome. Mi trasero ardía de placer, con una mano tomé mi picha que había dejado hace tiempo de estar morcillona y moviéndome a compás que me marcaba Sandra comencé a halarme. La excitación que me provocaba el sentir a Sandra tirandome hizo que alcanzara un nuevo orgasmo, lanzando varios chorros de esperma sobre mi cuerpo. Tener el trasero introducido y halarte a la vez es algo que recomiendo, es algo inarranable.

Nos tumbamos sobre la cama exhaustos de tanto placer quedándonos dormidos. Nos despertamos un rato después, dándonos una ducha para relajarnos. La enjabone suavemente la espalda, masajeando todas las partes, cogiendo con fuerza sus glúteos dándole unos fueres manotazos que la dieron mucho placer sintiéndose en ese momento una esclava, con una venda la tape los ojos forzándola a que se agachara embistiéndola por todo el trasero previamente lubricado. Moviéndonos rítmicamente Sandra se frotaba con fuerza su clítoris gritando de placer, yo mientras tanto empujaba y empujaba, se quito la venda tomando ella ahora el mando. Colocándose en cuclillas se introdujo en su cocoy mi querido miembro de plástico, obligándome a colocarme un condón en mi verga, empezó a hacerme un francés, mientras yo me introduje el dedo índice en mi trasero excitándome aun más, se la saco de la boca y se la coloco entre sus dos peras que agarrándoselas empezó a frotarme con ellas el pijo alcanzando por fin un nuevo orgasmo, todo el semen se deposito en el condón, me lo quitó bebiéndose con ansia y poniendo cara debusodo su contenido. Pero la muybuscona no se bebió todo, me agarro del pelo y tirando para sí me morreo violentamente tragándome parte de mi propio néctar. Estaba insaciable, ni en mis más guarras fantasías me imaginaba todo esto. 

Nos secamos y nos fuimos al salón. Nos sentamos en el sofá completamente desnudos, tumbándose ella apoyando su cabeza sobre mi entrepierna. La contemplaba acariciándola el pelo, la tenia junto a mí, mi sueño se hizo realidad. Encendió un cigarrillo y empezó a hablar, la calentura que teníamos encima nos había impedido mantener una conversación, todo el tiempo lo dedicamos al sexo.

Se empezó a sincerar. No me pedía solo sexo sino también cariño y comprensión, el divorcio lo tenia muy presente. Le pedí tiempo, que nos fuéramos conociendo día a día, convivir no es lo mismo que conocerse una noche y despedirse el día siguiente. Me gustaba ella y por mí no habría ningún tipo de inconveniente, pero deberíamos darnos un margen de tiempo para conocernos mejor. Abrimos una botella de cava para brindar por una nueva vida, moje el índice en la copa y empecé a acariciar uno de sus pezones; me haces cosquillas pero me gusta, me dijo. Nos besamos nuevamente, estaba de nuevo empalmado, y ella con su cocoy mojado, su vulva a punto de caramelo.

¿ Has hecho el amor con una mujer?, le pregunté. Se lo dije claramente, era mi mayor fantasía, y la mayoría de mis pajas se basaban en escenas viendo a mujeres besándose entre ellas, magreandose, comiéndose sus cocoys.
No, no lo he hecho, pero he tenido oportunidades. Tengo una amiga que sé que la gusto y me ha tirado los tejos indirectamente varias veces. Siempre la rechazaba, aunque bien es cierto que más de una noche me he despertado con las bragas mojadas pensando en ella. Si quieres y es tu deseo la invito una noche y nos montamos un trío, pero que sepas que tú eres solo para mí.
¡Que buscona eres¡. Lo estas deseando mucho más que yo.
Y tú eres un puto cabrón que me has hecho gozar como nadie lo ha hecho en mi vida. Pues sí, quiero que mi amiga me tire y que tú lo veas, quiero partirte el trasero mientras que mi amiga goza de ti, quiero comértela mientras mi amiga me posee y fundir nuestras bocas repletas de tu leche, quiero sentirme guarra mas de lo que soy. Pero ante todo te quiero, como yo sé que tu me quieres
Yo también te quiero, por eso llama ya a tu amiga, la dije soltando una sonora carcajada.
Guarro ¡¡¡
Viciosa ¡¡¡…

Pero esta es otra historia que ya contaré en su momento.


Si te Gusto el Relato Únete a mi Pagina en FaceBook: https:/https://www.facebook.com/misrelatoshot/

Esperma en ayunas


Mi novio y yo estamos estudiando en la Universidad de Valencia y hace unos días que acabamos los exámenes de septiembre, y como las clases no empiezan hasta octubre, estamos aprovechando estos días para descansar e ir a la playa. Lo cierto es que esto no tiene nada e extraordinario, porque llevamos yendo todo el verano, pero estos días últimos los estamos aprovechando al máximo.

Además lo bueno que tiene el ir a la playa en esta época es que como todo el mundo está trabajando, pues practicamente la playa está vacía por las mañanas, por lo que casi siempre estamos solos.

Hasta ahora nunca habíamos intentado hacer nada en la playa, y eso que llevamos casi 3 años juntos. Pero yo aquel día estaba muy caliente, y Mario...bueno, creo que Mario nunca deja de estarlo. Es insaciable ese chico.

Era un día normal de la semana. Mario se pasó a recogerme temprano, sobre las 9:00 de la mañana. Subimos a su coche y nos dirigimos, como todos los días, a la playa más cercana. Al llegar no había absolutamente nadie, pero bastó con bajar hasta la orilla para instalarnos, cuando oímos llegar a un coche. Al rato vimos que se trataba de una pareja de personas mayores, un hombre y una mujer, que se pusieron como a 10 metros de donde estábamos nosotros, y mira que había playa. La verdad es que tampoco nos importó demasiado y nos olvidamos pronto de su presencia. Mario comenzó a ojear una revista mientras yo tomaba el sol, boca arriba, extrañamente consciente de mi calentura, causada no precisamente por el sol de las 10 de la mañana, sino porque, con la cabeza ladeada, no podía quitarle la vista de encima al paquete de Mario.

Así pasé un rato, hasta que me dio la sensación de que el calor de mi bajo vientre no se aplacaría nunca, por lo que me incorporé para darme un baño. Se lo comenté a Mario, pero éste, imbuido en la dichosa revista, solo me lanzó un gruñido como de haberse dado por enterado. Eso me reveló . Me cabreó bastante, vaya. Así que cogí, me levanté, y me acerqué a la orilla, y allí me quedé quieta un rato, notando cómo la espuma de las olas me acariciaban los pies y los tobillos. Me fui metiendo poco a poco en el mar, medio enceguecida por el oblicuo sol de la mañana, admirando la claridad del agua, el olor a yodo, la fina arena el fondo. No comprendo el porqué, pero todo esto contribuyó a que me excitara más. Tenía los pezones tan duros que casi me dolían. Cuando el agua me llegó a la altura de las caderas me zambullí, pensando que quizás, si Mario me estaba mirando, se animara a seguirme, porque al meterme de cabeza le di una buena panorámica de mi trasero. Pero al emerger a la superficie y girarme hacia él, vi que mi táctica había fallado. Ni siquiera levantó la vista cuando le grité que el agua estaba "buenísima".

¡¡Me sentí despechada!! Así que decidí pasar de él. Cerré los ojos y me concentré en el líquido elemento, en cómo el agua rozaba mi piel, en mi larga melena flotando en el agua. Yo llevaba un bikini blanco de triángulo que me lo había comprado años atrás, cuando aún mis melones no habían alcanzado toda su extensión, y la verdad es que me estaba un poco pequeño. Y la parte de la braguita también me estaba un poco ajustada, se me iba remetiendo la tela por la rajita el trasero. Tenia que estar casi continuamente cuidando de que no se viera más de lo normal, pero como era septiembre y apenas hay gente en la playa en esta época, y solo me iba a ver mi novio, que ya me tiene bien vista...pues total , qué mas me daba. Además aquel bikini le volvía loco a Mario. Menos aquel día, claro. Supongo que estaba un poco cortado por la pareja de ancianos, no sé.

El caso es que la parte de arriba me molestaba. Era de esas que se atan al cuello y a la cintura. Y... además me apetecía sentir el agua entre mis senos, así que me lo desaté del cuello y me lo bajé hasta la cintura. Miré haca los ancianos y vi que no estaban mirando , de hecho estaban medio ocultos por su enorme sombrilla, inclinada hacia el sol, como una gigantesca flor que va buscando la luz. Bajé la vista y observé mi pecho. Se veía refulgente bajo el agua y con los rayos el sol que reflejaban en ella. No pude evitar tocármelos y sentirlos en mis manos... tan redondos y tan duros, con mis punzantes pezones entre los dedos, y la suavidad del agua a su alrededor, como acariciándomelos, habiendo que se elevasen, como si quisieran salir a la superficie. Qué placer. Me puse a nadar lentamente a lo largo de la orilla, en sentido contrario a donde estaban los ancianos, totalmenteDESNUDA de cintura para arriba. Los hombros y el cuello supongo que se veían demasiado liberados de cualquier carga de tirantes.. porque Mario no tardó en acercarse a la orilla y mirarme con picardía. Yo le sonreí y le hice un gesto para que se acercara. Él se zambulló en el agua y a los pocos segundos ya me estaba magreando los pechos.

"Eres una descarada, Patricia... una descarada buscona. ¿Y si el viejo te descubre?".

"Pues se pondrá contento, Mario, yo qué quieres que le haga, estamos en un país libre, no?"

Mi chico sonrió complacido ante mi natural descaro. Deslizó la mano por mi vientre hasta llegar al elástico de las braguitas y metió la mano por ellas hasta rozarme el vello púbico, con el que se entretuvo un rato enrrollandolo y desenrrollánolo.

"Estoy como un toro, Patri" – y pegó su entrepierna justo en la raja de mi trasero – "no te haces una idea...".

"Me la hago, si...no te separes, por favor..."- dije mientras dejaba escapar un gemido.

Para ese entonces su mano ya había alcanzado la plenitud e mi sexo, y me acariciaba el clítoris con un dedo mientras que con otro hacía a magos de querer metérmelo hasta la médula, del énfasis que le ponía. Le dije que no fuera tan descarado, que nuestros vecinos podrían descubrirnos. Entonces él, separándose de mi, me agarró de la muñeca y me guió fuera del agua. Estábamos tan calientes que ni me di cuenta de que yo aún llevaba la parte superior del bikini por la cintura hasta que nos sentamos en las toallas. Rápidamente me puse boca abajo y traté de volver a anudármelo al cuello, pero Mario me lo impidió sujetándome las dos manos. Yo me dejé hacer. Luego se incorporó y colocó la sombrilla de tal forma que nos tapara un poco de la vista de los dos viejos. Se tumbó boca arriba y se bajó el bañador lo suficiente como para dejar a la vista su flamante miembro... yo no necesité más pistas. Coloqué mi cabeza sobre su bajo vientre y comencé a darle pequeños lametones por debajo del glande, en esa zona tan rugosa. Su pinga estaba totalmente enhiesta y muy dura, bastante humedecida en la punta debido al líquido preseminal que no tardé en lamer también. Me encanta ese sabor. Más incluso que el propio fluido.

Coloqué mi mano alrededor de la base el miembro, apretando bien, para ver toda aquel miembro en su esplendor, pero no pude aguantar demasiado esa visión, necesitaba comerme aquel miembro ya, así que no tardé en dale lentos y húmedos lengüetazos, notando el sabor de su piel, desde la base hasta la punta del capullo, saboreando siempre un poco la puntita en busca de más liquido preseminal. Luego pasé la lengua alrededor de la base del glande y me metí la punta en la boca, aprentando todo lo que pude mis labios y haciendo fuerza para que pareciera que me lo metía en una abertura muy estrecha. Mario entonces posó su mano sobre mi nuca y suspirando me dijo, "suave, Patricia, suave, por faaaaavor"... me encanta cuando me dice eso.

Lo hice más lentamente, hasta que vi que él ya no podía más. Entonces empecé a hacerlo paulatinamente más rápido, haciéndole una paja con mi boca, un rápido mete saca. Lo hacía tan deprisa que pronto me empezó a doler el cuello. Iba a decírselo a Mario cuando me gritó que se corría... y se corrió. Si, señor. En toda mi boca. O mejor sería decir en toda mi garganta, porque noté cómo un chorro caliente y espeso de fluido se me colaba por la garganta y descendía hasta mi estómago vacío (aquella mañana no había desayunado...nada mejor que fluido en ayunas).

Cuando levanté la cabeza para mirarle, descubrí al hombre mayor en la orilla, justo enfrente de nosotros, con las manos unidas a la espalda y observándonos directamente. Yo me miré unos instantes y creo que me puse roja como un tomate.

"Ayyyy, hijos míos....qué envidia me dáis...".

Mario y yo nos reímos con ganas.

"Lo siento, señor, pero no se la presto..."

"Lástima, hijo, lástima...mi pobre Herminia ya no está para esos trotes...".

Si te Gusto el Relato Únete a mi Pagina en FaceBook: https:/https://www.facebook.com/misrelatoshot/

Dedicado a la imaginación


Libros y revistas se agolpan en los estantes, en el cajón, bien ocultas de indiscretas miradas, las más exuberantes mujeres, que por arte de la ciencia, pasaron del papel cuché al celuloide y de éste, a la cinta magnetoscópica, recreando el onírico mundo que genialmente reprodujera Anais Nin en sus tórridos relatos.

Es duro para el hombre y la mujer el celibato impuesto, bien por necesidad bien por educación; el más cruel de todos, el impuesto por la timidez, arrugacomo papel la necesidad, transformándola en el obsesivo culto al onanismo; ¿qué mujer o qué hombre no siente la extrema necesidad del placer? ¿Sentir de forma constante el cosquilleo en el alma, que produce la tracción por el ser deseado, ahogado por tu auto pudor? , Tristes seres que renuncian incluso al "enfermizo" arte masturbatorio, enterrado por su propia timidez que de tan tímido es tímido de sí mismo.

Ay, los Ojos, cuán pronto aprenden la geografía y orografía del cuerpo anhelado... En la lejanía y sin aviso, descubren las redondeces insinuantes, caderas o bustos, según el punto de vista, bien escalan desde las corvas, palmo a palmo, por las pantorrillas, ganando lentamente los glúteos con afán lascivo, circunvalan las torneadas "mejillas posteriores", calibrando el peso y consistencia con invisibles manos, presionando con sutiles dedos, los inicios de la curvatura, ahondando con lentitud en el mágico canal, para retomar la dirección olvidada, la dura ascensión por la espalda, camino de la cubierta o descubierta nuca, se hace lenta y fatigosa al vislumbrar el enganche, el amarre, la fijación, el sutil mecanismo que aprisiona la más dulce sensualidad. Ese invento demoníaco que, a través de la transparencia forzada por el sudor o simplemente por gracia de la ropa se muestra al ojo escudriñador... Ay timidez mía no me abandones ahora... ¡Me perdería!

Gracias, mil gracias destino, se gira... Aún a costa de descubrir mi afán... Miro de nuevo; veo sus pies, enfundados en sendos zapatos de puntera y fino tacón, no muy altos, lo suficiente, sus tobillos finos y estilizados... ¡Umm...! No, no, la edad no me tornó fetichista del pie, pero una mujer bien vestida ha de estar bien calzada y con elegancia. Particularmente, a mí, me gustan más en falda tipo chaqueta, pero... Los pantalones bien ceñidos hacen que la ascensión sea dura y larga, una vida, una eternidad sería lo justo, trepar hasta las rodillas es un dulce trabajo, bien construidas, serán el trampolín para alcanzar las estribaciones de la gran depresión... Formada por la confluencia de dos grandes valles, en su delta, cubierto de vello o mejor aún, por un desierto tan infantil, que insinúa de forma oculta la mayor e inexplorada gruta, tan obscura como luminosa tan obsesivamente anhelada. Que los escalones tan abrasadoramente ocultos, se convierten en la mayor tortura imaginada, el no explorarlos el no sentirlos hacen que, aquel que no los conociere sea un ignorante y el que si los gozare, en un eterno penitente crucificado por su aroma y turgencia... Y esclavo de su extensión más eterna.

Repuesto ya de la gran aventura, hallar explorando esa estrechez tan ancha, recorrida una y otra vez de forma ávida y embriagada, la mirada arranca de forma lenta y quejumbrosa, la añoranza es patente mientras se eleva de forma errante y cansina sobre el gran oasis del ombligo... La planicie estomacal o la redondez de la adiposa acumulación, globulosa en ocasiones... ¡Mil ojos para mil vestales! ¡Mil gustos para mil paladares! ¡Mil mujeres para mil Rubens! Me conduce a la cordillera del placer, plena de volumen o parca en su presencia siempre querida y bien hallada, donde degustar los circos de las cúspides más hermosas, para la vista y el paladar más exigente... El raciocinio ya perdido hace que la brújula sea un instrumento inútil, con el gozo de la perversión golosamente succionante del recién nacido y del maduro cascarrabias... Tanto en época seca como plena de lácteo alimento, se convierten en la placidez máxima el "estrujar" su contorno, rodear, circunvalar, caminar, correr, planear en el valle alpino...

Por fin, tras la escalada por tan escarpados lugares, por tan angulosos parajes, escabrosamente dulces y angostos, diáfanos y amplios o parcos y estrechos; logro ver la faz, la tez, el espejo del alma, la cara con su amplia sonrisa, malévola o pícara dulcemente esbozada o profundamente marcada, que implora o manda susurra o grita, ríe o llora según el sentido del alma y es entonces y sólo entonces cuando intentas taladrar su mente, bien protegida por la cabellera, larga o corta, rizada o lisa, abundante o tímida, disfrazada con colores sintéticos o naturales.

Cargo mi arpón, lo coloco y lanzo... Vuela raudo y veloz, se adhiere se aloja e intenta cumplir su misión, escudriña la cantidad de hormona erótica se acumula en el estrato superior del cerebro, como piensa como siente, como huele las feromonas...

Las neuronas se preparan, los axones comienzan a transmitir sus ordenes químicas, el espectáculo es apoteósico, el endocrino pone en pie de guerra sus mejores fluidos sus ojos denotan, con un centelleante brillo la excitación que se genera. Los músculos comienzan a desperezarse del letargo tranquilo... La comunicación fluye y ves como su imaginación te recorre, sientes cómo sus ojos continúan transmitiendo su anhelo... La boca, llena de salivación se mueve, dibuja el objeto que imagina, la capacidad de succión se incrementa, la capacidad de lactancia la traiciona, desde su nacimiento obtuvo placer con la succión, hoy ya resuelta continua gustando... Su subconsciente la induce.

Un río oculto se hace patente, el gran valle siente cómo poco a poco la humedad se extiende y poco a poco lo inunda todo... Los escalones van recibiendo el flujo y reflujo de la marea que desde el mar mental se proyecta en su más recóndito ser, la agitación se abre paso tan desbocadamente que transforma su orografía, las estrecheces, las angosturas, los recovecos se aclaran, las frondosidades del delta se encrespan o el desierto incluso se puebla de humedades, el caminar que hasta ahora era placentero se torna tortuoso, el roce de la tela en sus bordes exteriores es tan dulcemente placido que tortura, las columnas torneadas de las piernas aprietan la estructura abierta para forzar su forma.

Mis invisibles manos, introducen en ella, a través de mi arpón mental, veo cómo su mente imagina un monstruo, un dulce, un bello objeto que ya es visible a su imaginación, sus dimensiones, tales como para rellenar su garganta precisa y plena, con un tamaño justo ni más ni menos, siento cómo sus dedos rodean el cuerpo, el tronco el volumen de mi miembro, sujeto su cabeza con precisión, sin presión pero con la firmeza de la prontitud, responde con un movimiento rítmicamente celestial, su presión sobre mi proyección es tal, que siento un mar oculto entre corales, bordeado por unos muros rosados que le contiene, el oleaje con el que somete mi voluntad se agudiza al sentir al tiburón al que acabo de provocar, sus mandíbulas ciñen golosamente mi más allá, mi espolón, rozado por sus dientes y pronto será preso de la quietud si no logro dominar su animal glotonería...

Mis ojos se recobran del estimulo recibido, trepan de nuevo a su cara que roja de necesidad y vergüenza se azora por recobrar su quietud, el caminar la delata, su mano desciende tímidamente al monte del placer y extrae la torturadora blonda que la ataca, liberando la tersa y fina piel de su roce... Más turbada aún si cabe, al verse descubierta finge de nuevo, lleva su mano al bolso que la cuelga del hombro y percibe entonces la prontitud que muestran sus cúspides, sus erguidos pezones la delatan de tal forma que su excitación se hace morbosa, ahueca la blusa que ciñe e intenta nerviosamente liberar de la presión que ejercen mis invisibles manos sobre sus hermosos y abultados pechos... El sujetador se adhiere y como un infante llora por lo que pierde...

Qué instante más memorable, qué fracción de segundo más productivo, agotado observo cómo sus sonrojadas mejillas, sus encarnadas orejas y su afanoso respirar me indican que lo he logrado, descubrí su más íntimo pensamiento... He violado su mente, mi vecina es presa fácil y cobrada...

Buenos días. Buenos días.

Mi mente se relaja, abordará el mismo tren que yo... Intento por todos los medios el relajar mis neuronas, están trabajando al cien por cien de su capacidad; muy coqueta inicia la espera con un libro que extrae de su bolso, su blusa de algodón transparente o es de tirantes, quizás un polo ligerito se ciñe a su abultado pecho, muy bien formado, es abultado del tamaño apropiado, senos que ocupan la mano o más pequeños, globulosos por Júpiter y bien formados con un remate final de escándalo, unos pezones puntiagudos y orondos encajados en una oscura aureola que se filtra por la ropa... De cerca es espléndida una mujerona como pocas, menuda y resultona de alto talle con fina figura sin quebrantos angulosos y de desmesuradas curvas...

Puedo oler y casi sentir su transpiración, su femenino perfume, penetra como pocos, excitante en todos los sentidos de una voluptuosidad atronadora, olor de hembra recién duchada y asedada consecuencia clara de mi potencia mental... Incomoda por sentirse olfateada por un macho en celo, levanta los ojos mira a su alrededor para romper la situación, verano y pocos viajeros en el vagón... El aire acondicionado casi congela el aire y yo sudo, ella suda transpira y perfuma el aire con el aroma de hembra encelada...

Su falda corta y ajustada se eleva por encima de sus rodillas mostrando unos muslos carnosos y fuertes, que se marcan de forma ostentosa por la presión de la pernera del jean, ¡Qué ibicenco es su vestido, vaporoso! Que hace de sus piernas un elemento oculto y bien definido... Rematadas por un delta hermoso y bien marcado por las perneras del ceñido pantalón de cuero que forzando una sonrisa de amplia magnitud rotundamente sinuosa, se imagina entre el cruce de sus piernas que abren un hueco en su minifalda forzando a mis neuronas a filtrar las distintas posibilidades de color que percibo, esa transparencia del vestido blando que amortigua los tonos que pasan por su coloreada maya, segunda piel que lame su entrepierna cual amante, incrustando su costura en el centro neurálgico de la falla es tan desinhibida que la separación ostentosa de las piernas muestran lo más oculto de sus labios, el mágico botón que tanto me gusta succionar...

Se coloca de forma coqueta en el asiento, dando su espalda a la ventana y así apoya sus nalgas contra el cristal, forzando en la postura el poder absoluto del trasluz, el vello de su pubis erizado por el aire se eleva siendo aplastado por el tanga, que inexistente deja ver un rasurado o quizás depilado pubis, que es acariciado por la fina tela de la braga, blonda blanca y rosa las cintas de su liguero, conjunto excitante el que porta...

Repuesto de mi agotamiento y reconfortado por el olor embriagador dejo a mi mente entablar conversación con su mente, ésta sin tapujos ya, grita con unos susurros calientes donde los haya, la frontera traspasada hace rato... Sus manos, sus garras rompieron los botones de mi camisa hace tiempo, rasgando la piel de mi pecho mientras yo separaba sus hermosas piernas, que se ceñían a mi cintura en el inicio de mi viaje al más salado de todos los mares... Las oleadas de su flujo inundaban mis labios, sus labios, carnosos gemían y se aferraban a los míos, máxime cuando la presión de sus nalgas en mi cabeza se hacia insoportablemente placentera... Los más internos palpitaban con un ritmo propio, su erecto clítoris pugnaba por ser el centro de la caricia, mi lengua no hallaba obstáculos a su introducida... Sus nalgas cerradas por completo, forzaban una lenta lucha por ganar el terreno necesario, la postura fetal que me ofrecía, hacía de su vulva una certera diana, su miedo y su confianza forzaban el trasiego de flujos hacia mi boca...

De píe y dándome la espalda, ofrecía un espectáculo glorioso, recorrer desde los tobillos con la lengua las torneadas y separadas piernas, en un ascendente movimiento para coronar en lo más bajo de su vulva, para en un esfuerzo íntimo, sujetar mis ansias animales de lamer sin proporción ni medida la voluptuosa senda rosada, dócil y sumisa dejo hacer en su postura más abierta, las separadísimas nalgas y su sexo que latía como un corazón independiente, vocalizando la o más hermosa por mí jamás imaginada...

El sonido de los motores del avión me hizo descender de nuevo y al mirar su expresión lasciva y sus ojos de gata que leían a la perfección mis pensamientos, sentí como ella se lanzaba en tropel sobre mí forzando la postura hasta tal extremo, que mi espalda al flexionarse hace que mi erecto miembro sobresalga más aún de lo que es... Su sonrisa pícara y cómplice hace una vez más de bálsamo, siento cómo sus piernas se aferran a mi cintura sus nalgas se yerguen, mientas sus hermosos senos tapan mi rostro, las separadas piernas cobijan su vulva que abierta de par en par, recibe de forma holgada mi miembro y comienza la cabalgada, un ligero trote de primeriza, me indica que sus experiencias se limitan a los escarceos estudiantiles de instituto...

La estrecha hendidura de su conejito, aún, estando bien lubricada, produce una sensación de abrazo al iniciar la introducida, tímidamente galopa de forma salvaje, como una posesa, la gran cantidad de fluidos derramados empapa todo su vestido, los gritos y gemidos son tan altos que los demás viajeros comienzan a sospechar, creo que otro más y nos hacen descender del autocar...

El revisor picó en la puerta del departamento del coche cama, el sobresalto forzó nuestro regreso al mundo terrenal, mi acompañante turbada por la ilusión mostraba los síntomas de la mayor excitación imaginable, el funcionario, picó los billetes y cerró tras de sí la puerta, cada uno en nuestra litera, que se mecía al compás de las olas calmadas del mar de la China... Su angelical rostro anunció su primer orgasmo, el gemido ahogado entre suspiros, sus pechos hinchados y tumefactos rezumaban la leche que contenían, el bebe que en su canasto dormitaba, más tarde recibiría su ración, ahora su madre se hallaba inmersa en la lucha cuerpo a cuerpo más grande de la historia, los golpes de sus caderas tenían una cadencia rotunda, sus movimientos de su cocoy, de una sofisticación pasmosa, hacían que aquella oriental, fuera para mí la mejor experiencia de mi vida, sin apenas moverme, mi miembro dispuesto a reventar como una bomba dentro de aquella africana, que gracias a la suerte, poseía el clítoris más adorable jamás visto, rosado y que rozaba constantemente con la punta de sus dedos, separaba sus labios mientras frente a mí introducía un vibrador de tamaño regular, no imaginé que las sajonas también, obtuvieran placer con el exhibicionismo...

No siempre fue así un viaje en el autobús, quizás la visión, de aquellas jóvenes, diecisiete o dieciocho años a lo sumo en plena juventud, no marchitada por la treintena o cuarentena de años que su experiencia aportaba, sólo podía hacer una cosa, dejarme llevar, dejarme arrastrar por su inocencia y candidez, la imagen del caramelo humeante entre aquellos entreabiertos labios, hacían de mis pensamientos por Asia mis tribulaciones, nunca olvidaré la muchachita que fumaba con su rasurado cocoy, en aquel antro de cinco estrellas de París donde me vi llevado por mi lejana prima en su tozudez, yo era el amante perfecto... Orgasmo tras orgasmo, las posturas se sucedían, ahora la del misionero, ahora la del perro, ahora... ¡El morbo! Gritó y por arte de magia y ante mis ojos atónitos, con unas tijeras empezó a recortarse el vello púbico, poco a poco las tijeras se aproximaron a la piel, con la naturalidad que da la profesión de esteticién, preparó una abundante espuma que esparció con la brocha por todo el delta de su pubis, la cuchilla se deslizaba y a medida que lo hacía su rostro se llenaba de lascivia, pronto la piel quedó libre de vello, llegó el momento más contundente, la separación de las piernas indicó la continuación del acto... Las expertas manos separaban, estiraban, alisaban los pliegues de los labios, los dedos protegían la entrada de cortes a la vez que acariciaban su clítoris, sus entornados ojos se fijaban en mi excitación tan tremenda, tras la rasurada y con la invitación de su vulva introduje sintiendo su suavidad, tanto por el exterior como por el interior de su peluda vulva, coronada por unos rizos de negro azabache, que al recibir los rayos del sol confundían aún más su rojizo color, hacían que los labios se hallaran enmarcados, forzando a la mujer a separar los pelos para que en la introducida no entraran junto con mi miembro...

Tan grande era su excitación que no olvidó ninguna de las artimañas aprendidas para excitar a los hombres, transmitidas de madres a hijas, recordó lo mucho que me intrigaba de niño cómo hacían pipí las niñas, mi primita se agachaba y un ruidito, anunciaba la salida del líquido que era complicado de ver entre las ropas... Este recuerdo la forzó a traer un barreño de los usados para la colada, al ver mis ojos llenos de excitación, exageró aún más si cabe la pose, separó las piernas de forma tan ostensible que se me antojó obscena, agachó tan lentamente su cuerpo, que la apertura de su vulva se hizo eterna, colocó el barreño y guiñándome un ojo, comenzó a orinar lentamente al principio y abandonándose a continuación, mi excitación fue de tal magnitud que aún orinando la introduje, siendo esta mi primera experiencia con la lluvia dorada, que por mí tantas veces practicara... Me costó que la muchacha perdiera el miedo y el pudor, el que se colocara sobre mí para que su cocoy se apoyara sobre mi pecho, fue rodado, pero ¡ay! Hacerla mear... Un sin fin de besos y lametazos en el cocoy cuando su cachondez fue tal, que al sufrir el primer orgasmo, no la dejé ir al servicio, para así en el segundo, con una buena introducida y caricias en el ano, llegó al tercero con la vejiga tan llena que no tuvo por menos que soltar una gran meada, tibia y espumosa sobre mi pecho que se sumó a mí potente eyaculación que alcanzó de plano sus labios separados y húmedos al proyectar mi fluido hacia la entrepierna que me orinaba... Su cara reflejó entonces el más caliente de los gestos, asió mi miembro con tal necesidad que se clavó literalmente sobre él y para aumentar la metida levantó ambas piernas al unísono logrando con ello el permanecer sólo unida a mí por el miembro que ahondaba unos centímetros más en su cavidad, qué alarde de equilibrio y fuerza demostró para lograr el orgasmo más tórrido por mi sentido, entre la presión de su cocoy y el calor de su lluvia la inundé con tal cantidad de fluido que fue un batido de nata lo que obtuvimos...

Y cada vez que la miro, más me enamoro de ella, el sentir su cuerpo vibrar como una cuerda de guitarra, sus latidos tan fuertes que despiertan a los vecinos, sus gemidos de placer, sus uñas en mi espalda y sus apasionados besos que me tragaría con su boca si pudiera mientras me susurra un sí tan plácido que logra que sea el mejor navegante de sus entrañas, y es que cuando mi mujer me mira se me caen los palos del toldo, pues lee todos mis pensamientos y con los suyos me domina.


Si te Gusto el Relato Únete a mi Pagina en FaceBook: https:/https://www.facebook.com/misrelatoshot/

La morena de los melones grandes


A decir verdad todo en mi relación con Lisette fue algo alocado, la conocí cuando se sentó a mi lado en un ciber café, mire por su pantalla el Chat en el que se encontraba y entable una conversación con ella. En un momento dado le dije "Tienes los melones mas grandes que haya visto". Pensé que se molestaría tanto por lo que le dije como por estar a su lado, chatear y no haberle dicho nada. Pero para mi agrado me miro y sonrió, escribió en la pantalla "Tengo rato viéndote y te ves muy provocativo, si te gustaron mis melones con ropa imaginate sin nada", la mandíbula casi me llega al piso al leer esto.

Sin decirme nada se paro, pago su cuenta y salio, mientras yo todo confundido y muy excitado por ver en que pasaría todo esta situación, le seguía lo mas rápido que podía, cuando salí me estaba esperando en las escaleras, me dijo "Corazón, por lo menos dime tu nombre" yo me presente lo mas educadamente que pude y ella me dijo "¿entonces te gusto?", yo le respondí que estaba muy buena, que tenia un cuerpazo, en fin, todo lo que se dice en estos casos. Por cierto no he describido a la susodicha, 1.65 metros, cabello negro hasta la cintura tan liso que parecía seda, una cinturita que ni les cuento, un trasero redondito no muy grande pero bastante bueno, y lo mas generoso de su anatomía unos melones inmensas, con el escote que tenia dejaba mucho a la imaginación, por cierto la señorita en CUESTIÓN es de un color ébano brillante que destaca.

Me dijo "Nunca he estado con un rubio, pero creo que hay voy a matar esa curiosidad" yo le dije que tenia novia y ella respondió "No te pregunte si tienes novia, tienes un miembro y eso es lo que busco". Ante esa respuesta la tome por la cintura y la lleve a mi carro, nos fuimos a un pequeño hotel cerca de la costa. Cuando nos estábamos registrando en el hotel sonó mi celular, era mi novia, me pregunto donde estaba y le dije que había tenido que ir a casa de una amigo en la costa por que estaba cumpliendo años, ella me dijo que estaba en mi casa y que me iba a esperar, yo le dije que la llamaba cuando fuera a la casa.

Resuelto ese pequeño inconveniente fuimos a la habitación que nos habían dado, cuando estábamos en el pasillo ante la puerta de la habitación me dijo "Se me había olvidado, no te he tanteado tu miembro, déjame ver que tienes allí" yo le dije que esperara a que entráramos a la habitación ella respondió "Esto me exita que nos puedan ver" ante tal respuesta no pude hacer nada, ella metió su mano en mi pantalón y tomo mi miembro ya totalmente parado, ella con expresión sorprendida me dijo "Veo que tienes algo grande hay, espero que no sea solo tamaño".

Entramos a la habitación y ya casi me le había echado encima cuando me dijo que se iba a poner algo más erótico, en 15 minutos salio del baño con un liguero blanco, que resaltaba todas sus curvas, con una micro tanga que casi me quita la respiración.

Ella se acerco a mi y me empezó a desvestir muy lentamente, yo ya tenia mi miembro con ganas de buscar algún hoyo en el cual enterrarse, ella me quito la ropa y por primera vez nos besamos, en contraste con la escena fue un beso muy tierno, hasta que bajo su mano y me empezó a hacer la paja, muy lentamente, al cabo de un rato se arrodillo y comenzó a lamer la punta de mi miembro, se la metió en la boca y poco a poco se la empezó a comer, fue aumentando la intensidad de la mamada, todo una experta la negrita en el arte de las mamadas, cambiamos para hacer un 69 le quite la micro tanga y pude ver ese trasero totalmente depilado, no tenia ni un solo pelo cuando le mordí el gallito empezó a gemir, al cabo de un rato estaba gritando como loca.

Hice lo que mas me gusta en el sexo, la lleve al orgasmo solo con mi lengua, ella me dijo que era la primera vez que alguien hacia que se corriese con el sexo oral, me dijo que ahora le tocaba a ella retribuirme, busco en su bolso algo y lo unto en su trasero, ella misma se lo empezó a dilatar, me dijo que nunca la habían introducido por detrás y que me daría el gusto a mi ya que la había hecho disfrutar tanto.

Cuando ya estuvo bien dilatado su trasero se sentó sobre mi bajo lentamente sobre mi miembro, tenia el trasero bastante estrecho pero poco a poco fue aceptando mejor las entradas y salidas de mi miembro, mientras que estábamos en eso le agarraba los poderosos melones, las lamía, las amasaba y ella solo gemía y me decía "Así papi, así, metemelo todo en el trasero papi, que rico". Les aseguro que solo recordar el tono de su voz hace que tenga una erección inmediata.

Cambiamos de posición y se puso en cuatro patas, como ya teníamos casi hora y media en el mete y saca aumente el ritmo ahora la tenia a mi merced y de verdad que le abrí al máximo el trasero, cuando iba a acabar le saque mi miembro y la obligue a acostarse boca arriba, se la metí entre los grandes melones y empecé a hacer la paja rusa, cuando bote la leche ella abría la boca, le llene la cara, el cabello, los melones, me la limpio con la boca, tanto que no quedaron ni rastros de leche. Se acostó en la cama y me dijo que ahora si le interesaba el que tuviera novia, me dijo "Papi este ha sido el mejor polvo de toda mi vida y quiero que se repita".

Yo no iba a dejar a mi novia después de 2 años con ella, ella dijo que no le importaba mientras tuviera su ración de leche de vez en cuando. Por supuesto que yo no puse ninguna objeción ante eso, ese fue el comienzo de 1 año de tener sexo tres veces por semana. Pero eso es otro cuento.


Si te Gusto el Relato Únete a mi Pagina en FaceBook: https:/https://www.facebook.com/misrelatoshot/