viernes, 24 de noviembre de 2017

Boda (3 min.)


El día de la boda todo era normal hasta que nos sentamos al banquete, entonces vi que un chico me miraba fijamente a los ojos, me quedé como embobada mirándole hasta que oí una voz en mi cabeza que me decía que no me negase a nada de lo que iba a pasarme desde ese momento, era el chico, que tenía un poder especial y telepáticamente me daba sus ordenes, me quedé asustada porque no podía ni siquiera decírtelo aunque quería. A los pocos minutos vi que el chico venia a la mesa con otros dos chicos de unos 15 o 16 años y se ponían al lado, cuando nadie les miraba se metieron discretamente debajo de la mesa, entonces oí como me decía que iban a verme por debajo del vestido y a tocarme un poco entre las piernas, que me sentase al borde de la silla para verme mejor, entonces sentí una mano que me tocaba el tobillo y acariciándome la pierna se metía bajo mi falda, fue muy despacio, recorriéndome la pantorrilla y la rodilla, luego se puso por la cara interna de mi muslo hasta que llegó al final de las medias, muy cerca de mis bragas, entonces otras tres manos hicieron lo mismo, comenzaron a acariciarme las piernas pero sin llegar hasta el final, entonces volvió a hablarme, me dijo que me abriese de piernas todo lo que pudiese sin llamar la atención, le obedecí, me abrí, y dijo que llevaba unas bragas muy sexy y transparentes, que se me veía en coño a través de ellas, nada mas decirme eso sentí que una mano me acariciaba el muslo hasta llegar al borde de mis bragas, sentí como muy despacio las iba tocando, recorriéndome el coño que se me estaba mojando, sus caricias se hicieron cada vez mas intensas, frotándome más fuerte con toda la mano, hasta que metiendo un dedo las apartó y dejó a la vista mi chocho, oí que me lo iba a comer, yo no quería pero me alegré, estaba muy cachonda, su lengua no se hizo esperar, me apartó los labios y me dio un primer lametón con el que casi me corro, a este le siguieron otros, mientras que ya un par de dedos se habían metido dentro y se movían masturbándome sin parar, me lo chupó un rato hasta que dijo, ahora te lo van a chupar mis dos amigos y sentí una lengua distinta que me lo chupaba igual que el anterior y luego el otro, pero éste además me metió dos dedos en el coño y otros dos en el culo, los dos a la vez, mientras este me lo chupaba los otros dos chicos metieron como pudieron sus manos por el vestido y me acariciaron el culo todo lo que quisieron, me estaba gustando tanto que me corrí en la boca del chico. Después de eso me dejaron tranquila un rato pero al cabo de 10 minutos volví a sentir algo duro en mi coño, él me dijo que me iba a meter dos consoladores y que los tuviese metidos durante el resto de la boda hasta que él me los quitase, entonces sentí como el primero, muy largo y gordo se iba metiendo en mi raja y otro más pequeño en mi culo, cuando estuvieron metidos del todo los puso en marcha y comenzaron a vibrar, eso me volvió loca de gusto, no podía evitarlo, vi como salían de la mesa sin que nadie se diese cuenta, yo continué toda la comida y el baile con los dos consoladores metidos dentro de mis agujeros y bajo mis bragas hasta el final de la boda, cuando nos íbamos para casa, entonces les vi que estaban esperándonos en la puerta, tu estabas muy borracho y no los viste, metí el coche y ellos se fueron para casa, cuando entramos te quedaste dormido en el sofá, ellos se habían metido en la habitación y estaban esperándome, mentalmente me llamó y fui hacia ellos, al entrar me dijo, vete al baño y lávate el coño y el culo ah y puedes quitarte los consoladores, me lo lavé bien todo y volví con ellos entonces me ordenó que me sentase en la cama, ellos tres se pusieron de pie frente a mi a pocos centímetros y se la sacaron los tres, entonces me dijo "chúpanos la polla a los tres", abrí la boca y sentí la polla del primero como se me metía, mientras se la agarré a los otros dos y aun con los guantes puestos empecé a meneárselas, le di unos cuantos chupetones y me metí la polla de otro y luego la de otro, estuve chupándoselas un rato, mientras sentía como poco a poco me iba excitando también, cuando estuvieron a punto de correrse me dijeron que parase, uno de ellos se tumbó en la cama con la polla tiesa y me dijo que me sentase encima de ella, me subí encima de él, este me remangó el vestido, apartó mis braguitas y me la metió, sentí como iba hacia dentro, me agarró del culo y me ordenó follarle, mientras le follaba otro de ellos se puso detrás de mi y tumbándose encima me separó los carrillos del culo, entonces se colocó la polla y la metió en mi culo, me preguntó si me gustaba tener una por el coño y a la vez otra dándome por culo, le dije que sí que me estaba encantando, entonces el tercero se puso frente a mí y me la volvió a meter en la boca, me la metieron los tres a la vez, cambiándose entre ellos , para metérmela por los tres sitios diferentes hasta que sentí como el que me daba por culo se corría dentro de mí, luego el del coño y por último el de la boca, me quedé con sus tres corridas dentro, después se lavaron un poco y se fueron.

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Contigo será consentido (7 min.)


Sonia, que así se llama nuestra protagonista, trabaja en una asesoría. Trabaja de lunes a viernes, seis horas diarias; es decir, treinta horas semanales frente a papeles, y la verdad es que ya estaba un poco aburrida de tener que hacer su trabajo sola ya que sus compañeros también tenían cosas que hacer. Sería por eso que cuando salía los fines de semana aprovechaba hasta el último segundo disponible para divertirse con sus amigos.

Sonia, era una chica alta, esbelta, ojos grises y pelo corto; lo del pelo corto le venía bien y más en verano, ya que la oficina donde trabajaba estaba en un primer piso, lleno de ventanales, por donde entraban los rayos de sol.

Cuando Sonia llegaba a la asesoría siempre hacia lo mismo: saludaba a sus compañeros con el buen humor que la caracterizaba, colgaba su bolso en el perchero, y se quitaba la chaqueta, siempre que hacia esto se sentía observada y era verdad; era una chica joven, 22 añitos y muy elegante para la edad que tenía; se sentaba en su mesa y se ponía a trabajar. En la oficina eran cinco, con ella: dos chicas y tres chicos; y cuando estaban extresados o aburridos se hacían bromas los unos a los otros.

Era una asesoría donde normalmente se trabajaba bastante tranquilo ya que los clientes no solían pasarse por allí, pero... estaba a punto de pasar algo que nadie hubiera pensado jamás.

Era el día más caluroso del verano. Como todos los días, Sonia llega al trabajo y saluda; hoy no traía chaqueta..., pero como siempre los ojos de sus compañeros se clavaron en su cuerpo: hoy estaba vestida muy sensual: vestido largo de finos tirantes con unos zapatos a juego de tacón alto y también fino y el pelo con un recogido precioso broche, le quedaba muy bien. Como siempre se sentó en su mesa y se puso a trabajar.

A cosa de media mañana, llegó un chico a la asesoría pidiendo ayuda para realizar el tramite de una documentación un tanto complicada.

El chico se paró a preguntar en la primera mesa que se encontró; hizo su consulta, pero mientras le explicaban que es lo que tenía que hacer, poco a poco sin ser muy brusco se puso a mirar a Sonia. Ella no se enteró hasta que una compañera que se había percatado del detalle, se lo dio a entender. Entonces ella lo miró, le pareció un tipo atractivo: ojos azules, preciosos, de estatura media y de unos 45 años, lo que lo hacía más atractivo aún, era un hombre experimentado, lo que a Sonia siempre le había gustado de un hombre.

Una vez que acabaron de explicarle lo que tenía que hacer con aquella documentación, fue a la mesa de Sonia; estuvieron hablando un ratito y luego fueron a tomar un café.

Durante el rato en el que estuvieron juntos, parecía como si se conociesen de toda la vida: no porque se conocieran, sino porque no se dejaron de mirar a los ojos con cara de atontados por el flechazo. Se pusieron a hablar y tenían muchas más cosas en común de lo que en un principio pudieron imaginarse.

Como Sonia tenía que ir a trabajar, quedaron por la tarde para seguir hablando. Llegó a la oficina con una cara de felicidad que desbordaba, una cara de felicidad como no os podréis imaginar nunca. Nada más entrar sus compañeros se lo notaron y empezaron a vacilarle, pero ella seguía tan ensimismada que no se enteró de nada de lo que pasaba a su alrededor en todo el día.

Por la tarde fue a casa y se puso, no guapa sino, guapísima, quería estar perfecta para la cita con Jose.

Cuando llegó al sitio en cuestión, Jose ya la estaba esperando. Tomaron algo allí y se fueron. Estuvieron toda la tarde paseando, hablando, conociéndose y de cuando en cuando haciendo alguna gracia para que aquella situación no fuera tan formal ni lejana. Iban cogidos de la mano como un par de tortolitos enamorados, pero enamorados enamorados... Al final de la tarde Jose invitó a Sonia a cenar; fue una cena íntima y muy romántica.

Cuando acabaron de cenar, siguieron paseando y hablando; iban por el parque y se sentaron en un banco. Dejaron de oírse sus boces, se cogieron de las manos y se miraron a los ojos, estuvieron así un par de minutos más o menos. Luego, después de mucho pensar que hacer Jose le dio un suave beso a Sonia; no sabía como iba a reaccionar ella, ya que podía ser su padre por la edad; pero cual fue su sorpresa cuando el segundo beso corrió a cuenta de Sonia: ¡uf! aquello no fue un beso, fue un escalofrío que les recorrió el cuerpo entero, arriba y abajo, varias veces. Fue un beso suave pero intenso, del cual disfrutaron los dos. A partir de éste momento nació algo muy profundo y muy bonito.

Ese día, les costó mucho separarse, ya que no sabían cuando se volverían a ver: Jose trabajaba cada día en un sitio y al día siguiente tenía que ir de viaje. Después de mucho remolonear, por fin se separaron. Volvieron cada uno a su correspondiente casa para seguir con su cotidiana vida.

Al día siguiente, en un vivir sin vivir, Sonia llamó por teléfono a Jose estuvieron mucho rato hablando, la verdad es que se echaban mucho de menos. Hablaron juntos un par de veces al día hasta la siguiente vez en que se vieron.

Después de quince duros y largos días, Jose le dijo a Sonia que la pasaría a recoger por el bar que había enfrente de su casa, para que sus padres no vieran con quien se iba y no se enfadaran con ella.

Ese día se preparó muy bien y se puso no guapa, sino elegantísima: con un vestido negro sin tirantes y largo hasta los pies, zapatos de tacón y un recogido de pelo precioso, parecía mismamente que iba a una boda y era la madrina.

Al encontrarse, en la cafetería se dieron un abrazo gradísimo, de esos que rompen a uno; Jose se separó de Sonia para ver lo elegante que se había puesto sólo para él; tomaron algo y se fueron.

Cuando montaron en el coche Sonia preguntó dónde iban, Jose le dijo que era una sorpresa; fueron en silencio todo el camino, a pesar de que Sonia quería hablar. Ante tanto misterio, suponía que lo que pasaría a continuación no sería lo que ella deseaba que pasara.

Jose paró el coche, muy amablemente le abrió la puerta a Sonia y la invitó a salir. Miró a su alrededor y se dio cuenta que estaban en un descampado: sin luz, sin coches, sin gente... en fin, un descampado. La llevó hasta la parte de atrás del coche, abrió el maletero, metió la mano y cogió una manta, la cual extendió en el suelo, sacó también dos altas copas y una botella de champan. En ese momento Sonia se quedó totalmente en blanco, como bloqueada.; no sabía a cuento de que Jose hacía aquello, pero no dijo nada y le dejo seguir.

Él le dio una copa a ella, la miró y lleno su copa; a continuación hizo lo mismo con la suya. Una vez que estaban las dos copas llenas, Jose propuso un brindis.

- Por ti cariño, para que seas esa lucecita que siempre brille y se refleje en mi, como las estrellas en el firmamento- alzaron sus copas y brindaron.

Ante esta situación, Sonia, no sabía como actuar, se quedó parada y callada como si le hubieran arrancado la lengua, pero con cara de felicidad. Tardó todavía un rato en asimilar lo que estaba sucediendo, cuando pudo abrir la boca y mediar palabra, muy seria y con el corazón en la mano, dijo.

- Jose, eres lo mejor que me ha pasado nunca. Te quiero como nunca he querido a nadie y si no estuvieras aquí... no lo quiero pensar, ya que lo eres todo para mí.

Jose, si que no se esperaba esta respuesta. Bebieron, dejaron las copas en el coche y se fundieron en un largo, profundo y sincero abrazo. Ninguno medió palabra alguna, no querían estropear aquel bello silencio, simplemente giraron la cabeza, se miraron y se volvieron a fundir, esta vez, en un beso. Poco a poco se iban dejando caer, hasta llegar a la manta que había en el suelo.

Se besaban, se tocaban, se manoseaban; la temperatura iba subiendo poco a poco, por lo cual, uno al otro, se iban despojando de la ropa. Lo primero que cayó fue el vestido de Sonia; Jose al palpar la suavidad de su piel, empezó a tocarle los pechos por encima del sujetador, al rato se lo quitó. Sonia, a su vez, le quitó la camisa y le empezó a mordisquearle los pezones. La temperatura seguía subiendo a la vez que ellos se iban calentando; los tocamientos, los roces, los besos se iban haciendo más rápidos, más intensos y más profundos.

Jose, le besaba el cuello, mientras su mano recorría el cuerpo desnudo de Sonia; dejó la mano por la parte de la cintura, hurgando en el hoyito del ombligo de ella. Dejó bajar la mano y llegó al pubis; lo tenía depilado con lo cual le fue más fácil encontrar su fuente de placer. Nada más tocarlo, ella suspiró profundamente; bajó su mano, desabrochó el pantalón de Jose, cogió su pene y lo empezó a manosear para ponerlo fuerte y duro; esta vez el que suspiró fue él. Allí estaban, detrás del coche y sobre una manta, dándose y recibiendo placer.

Sus bocas volvieron a unirse, para besarse muy intensa pero lentamente mientras intercambiaban profundas caricias, muy profundas. Él, separó las piernas de ella; ella le pasó una mano por la cara como otorgando; le separo los labios y comenzó a comerle la cosita. Ella, le besaba el cuello, le mordisqueaba la oreja, le peñizcaba los pezones y le susurraba al oído.

- Esta lucecita, que ahora brilla sólo para ti, lo hará, si tu quieres, eternamente y cada vez con más intensidad.

Él, ante las amables, cariñosas, sinceras y cómplices palabras de su joven amante sólo pudo decir.

- Nena, puedes estar tranquila, nunca te dejaré de querer. Te protegeré y haré cuanto esté en mi mano para que cada vez estés mejor.

Acabado de decir esto, lentamente la penetró. Se oyó un leve gemido; fue el de Sonia que nunca nunca había disfrutado tanto del sexo como esa vez. También se oyó el de Jose, pero él lo disimuló un poco. En aquel descampado hicieron el amor, se tocaron, se excitaron y se besaron hasta el amanecer.

A la hora de regresar a sus tareas rutinarias, subieron al coche y fueron hablando. Lo llevarían en secreto para bien estar con todo el mundo. Se ven de cuando en cuando pero cada vez que se ven, disfrutan por lo pasado y por lo que pasará hasta la próxima vez que se vean.

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Haciéndolo frente a mi novio (10 min.)


Hola mi nombre es Lili y soy una mujer muy caliente de 31 años, cabellera oscura con bonita figura, tetas bien redondeadas y una cintura breve siguiendo con unas lindas nalgas carnosas, paradas y redondas, para que se hagan a la idea mis medidas son 93-59-93, y mido 1.60, imagínense las piernas que tengo, a diario en las mañanas me la paso en el club en aeróbic.

Todo sucedió cuando cierto día mi esposo me avisó telefónicamente que tendríamos que asistir a una cena con gente de la empresa donde trabaja y con algunos clientes, los cuales son personas muy adineradas pues se mueven en el mundo de las finanzas, yo como siempre tratando de sobresalir con mi cuerpo y con esto ayudar también a mi novio pues siempre se fijan en la esposa y la critican en esas fiestas, escogí un vestido que me regalo mi novio y que aun no usaba, que aunque se me hacia bastante provocativo me gustaba, pues tenía un escote muy pronunciado en la espalda llegando el inicio de las nalgas y no se diga al frente caía sobre mis pechos solamente sostenido por dos delgados tirantes, en la parte baja de un lado la falda caía hasta mi pantorilla y del otro una abierta en "V" invertida que iniciaba en el muslo dejando al desnudo casi en su totalidad mi pierna. Por lo tanto sólo me puse una diminuta tanga de hilo dental, el vestido delineaba perfectamente mi voluptuosa figura.

Mi novio paso por mí y llegamos a la fiesta, al entrar en la casa la cual es de su jefe el salón estaba lleno de personas más de lo que en otras ocasiones, entramos y nos dirigimos hacia donde estaba el jefe de mi novio con otros ejecutivos y clientes con sus esposas, saludamos y nos sentamos, aunque me percaté que al saludar los hombres no me quitaron la mirada de encima y algunos de reojo trataron de ver algo a través de mi escote, pues mis tetas invitaban a hacerlo.

Después de un rato de bailar, cenar y tomar los hombres comenzaron a formar sus grupos y a platicar de pie en el salón, las mujeres platicamos también y algunas seguían bailando, no era raro ver a algunas esposas bailando con personas diferentes a sus novios pues la mayoría se conocían.

Fui al tocador y al salí me topé con un grupo de 8 compañeros que trabajan con mi esposo, de los cuales 4 casi no me caen bien pero me detuve a saludar uno de ellos, Alex es siempre muy atento conmigo y conozco a su novia por lo tanto siempre me pide consejos y platicamos siempre muy agradablemente, sólo que en esta ocasión todo mundo metía su cuchara en la plática luego sin sentirlo fuimos a un salón a platicar todos, ahí había más gente nos sentamos en los sillones que se encontraban ahí, al lado mío se sentó Rolando el que peor me caía y estaba al mismo nivel ejecutivo que mi novio, para ese entonces Alex se disculpó para ir al baño y comenzó a hacerme la plática Rolando un tipo moreno alto, del estilo mulato, cosa que a mí no me llama la atención, como siempre su platica fue acerca de sexo y como siempre a decirme piropos e indirectas, siempre coqueteando, nunca le he dicho a mi novio pues no le doy importancia.

Me disculpé y dije que iba a buscar a mi novio, al levantarme volteé de reojo y miré cómo su mirada era directa a mi culo, al llegar con él se encontraba en una plática con su jefe y unos clientes importantes por lo que me dijo al oído que fuera a darme una vuelta, me retiré y fui a la barra a tomar algo fresco pues había tomado en la cena diferentes vinos aparte de mi bebida y la verdad me sentía medio mareada y con sed, pedí algo fresco al bar tender y le dije que mientras lo preparaban saldría al jardín y que me lo llevaran ahí a cada caminar mío observaba a los hombres posar sus miradas en mis nalgas y en mi pierna desnuda.

Al salir el aire me afectó más sintiéndome más mareada y recordé que en la parte de arriba hay un balcón que da al jardín con sillas y mesitas, al ir entrando me encontré a Rolando el cual se acercó a mí y me dijo aquí está lo que pediste, le dije cómo sabes qué es lo que pedí, me contestó que al retirarme de la barra él se iba acercando y escuchó y me llevó la bebida.

Le di las gracias y seguí caminando, él me dijo te puedo acompañar, definitivamente no quería su compañía, pero cómo me lo quitaba de encima, así que le dije qué te parece si bailamos, comenzamos a bailar y él pegaba fuertemente su cuerpo al mío sentí de pronto cómo su bulto estaba hinchado esto hizo que yo me retirara pero él seguía acercándose y me platicaba en el oído sólo que al hablar sentía su aliento entrar a mi oído y esto me comenzó a electrizar además de mover lentamente su mano muy sensualmente de arriba hacia abajo por mi espalda, esto hacía que me pusiera muy nerviosa y a la vez con el alcohol sintiera algo de excitación, pues desde casada ningún otro hombre me había tocado, y a aparte sólo tuve tres novios y con mi esposo consumé el acto sexual.

Llegó un momento que extrañamente mi vagina comenzó a palpitar y a sentirse húmeda, por lo que terminé diciéndole que gracias y me separé rápidamente y fui por mi bebida pero ahora me encontraba más mareada por lo que sin pensarlo tomé el vaso y subí.

La casa es muy grande y la conozco pues tengo buena relación con la esposa del jefe de mi esposo, llegué a la planta alta y me dirigí al balcón que está hasta el final del pasillo y se debe entrar a una recamara y luego entrar a un jacuzzi y salir al balcón.

Entré y me lavé la cara en el baño del jacuzzi para espabilarme y quitarme lo mareada, luego salí al balcón y me senté descansando un rato, pero la excitación seguía subiendo fuertemente y mi vagina se humedecía haciendo que mi corazón latiera fuertemente, me paré y me recargué en el balcón de piedra y puse mi vaso a un lado quedaba la mitad de bebida en el vaso, era jugo de frutas naturales y comúnmente con esto siempre se me calma lo mareado pero ahora no daba resultado así que de golpe me tomé todo el vaso, habrían pasado tres minutos y la calentura era insoportable, de pronto abajo del balcón salió el grupo de personas con las que estaba mi esposo y mi esposo.

Lo miré e instantáneamente bajé mi mano derecha y abrí mi vestido y toqué mi vagina, sentí que mi cuerpo se estremeció y mi vagina húmeda comenzó a recibir las caricias de mis dedos, primero encima de la tanga y luego deslicé mis dedos por debajo, me excitaba el estarme masturbando frente a ellos y no se daban cuenta, yo nunca había hecho esto y de pronto necesitaba más excitación así que hice totalmente a un lado la falda y la puse sobre el balcón quedando mis nalgas y piernas al desnudo mientras una de mis manos sobaba mis nalgas la otra introducía un dedo en mi vagina húmeda, comencé a moverme frenéticamente con mi dedo dentro y luego me llevé las manos a mi estomago hasta llegar a mi tetas acariciandolas y dándoles pequeños pellizcos a mis pezones, ya no aguantaba más al bajar mis manos nuevamente para acariciarme los tirante habían salido de lugar y el vestido cayó sobre mi cintura dejando mis tetas al aire con los pezones erectos, miré a los hombres debajo mío y la excitación me llevó levantar nuevamente mis brazos liberándolos de los tirantes y cayendo hasta el suelo, el sentirme desnuda fue sensacional, luego me recliné nuevamente sobre el balcón y comencé a acariciarme nuevamente ahora en el clítoris, me encontraba apoyada con una mano en el balcón con la otra en el clítoris y con las piernas abiertas mostrando mi redondo culo y mi panocha peluda en medio.

Sentía cómo mi cuerpo ardía y los líquidos corrían por mi vagina, comencé a mover el culo de manera que mis nalgas rebotaban hacia mí haciéndome sentir más caliente y mirando cómo los hombres abajo se perdían del show, de pronto en el punto más alto de mi calentura sentí cómo algo tibio se acomodó en medio de mis nalgas, me quedé quieta y luego sentí cómo unas manos se apoderaban de mi culo sobándolo en ese momento volteé y era Rolando totalmente desnudo, me quedé totalmente sorprendida y le dije qué crees que haces, él me contestó haciéndose para atrás un poco asustado, quería hacerte compañía y ayudarte con lo que hacías pero al hacerse hacia atrás lo miré desnudo aquel moreno tenía un físico atlético y lo sorprendente una verga enorme que al verla prieta, gruesa y erecta, me hizo sentir algo extraño no podía quitarle la mirada de encima a tremendo rollo de carne y dio unos pasos y sin pensar nada más me puse de rodillas frente a él y tomé la larga y gruesa verga entre mis manos, la encontré tibia y al tocarla sentí cómo dio un brinquito como queriendo escapar, la tomé con mis dos manos y para mi sorpresa todavía sobraba poco menos de medio rollo de carne lo que hizo que la calentura reventara en mí y ante los ojos atónitos de Rolando acerqué la verga a mi boca la cual tuve que abrir grande para dar cabida a su verga y al entrar mi lengua comenzó enloquecida a hacer su trabajo mientras a la vez la metía y la sacaba en repetidas ocasiones dando pequeños giros de un lado a otro a mi cabeza lo que hacía que Rolando se estremeciera y apretara mi cabeza contra él, en ocasiones tenía que hacer fuerza en contra pues pareciera que él quería que me la tragara completa pero sentía que me ahogaba, lentamente se fue hacia atrás y se dejó caer en una silla, mientras yo mamaba su prieta verga él alcanzó con sus manos mis tetas las cuales pedían a gritos que les dieran una chupada y sentía cada vez más reventar mi vagina, de pronto oí la voz de Rolando diciéndome que de seguir así iba a reventar y se vendría en mi boca, obviamente yo no quería eso, no porque no se me antojara sino porque necesitaba sentir esa verga dentro de mí, así que me levanté y me dirigí al balcón y tomé la postura del inicio mostrándole mis nalgas y mi peluda vagina en medio, mientras miraba hacia abajo viendo a mi novio con las otras personas, esto me excitó todavía más, ahí estaba yo sobre mi novio cogiendo con otro y él ni cuenta se daba, de pronto sentí cómo las manos de Rolando tocaban mi espalda y se resbalaron hasta mi culo apretando las nalgas y acomodándose su cálida verga en el medio, yo bajé mi mano y busqué mi vagina tomando mis labios y separándolos, para esto él ya estaba con una mano tratando de meterme la verga en mi orificio fue entonces que logró acomodar la cabeza de su glande y yo sentí que mi cuerpo se electrizó de pronto el tremendo pene comenzó a resbalar dentro de mí lentamente abriendo mi cueva carnosa, mientras que yo daba unos movimientos leves de nalgas gozando tremenda penetración pensando solamente en el placer y en tratar de dar entrada a todo eso, quería todo dentro de mí sentía cómo él tomaba mi culo y abría mis nalgas y la prieta verga seguía entrando pareciera que no tenía fin, hasta que comencé a sentir un poco de dolor y le dije que tratara de meterlo más despacio pues me dolía, él sólo comenzó en ese momento a resbalar su larga verga en mi húmeda vagina hacia adentro y hacia fuera una y otra vez yo sentía que las piernas no me responderían y me contorsionaba de placer moviendo todo mi cuerpo a cada metida, movía yo las nalgas de forma de sentir más y más hasta que sin darme cuenta sentí cómo chocaban contra mí el abdomen y los huevos de Rolando en mis nalgas y mi vagina, qué delicia lo tenía todo adentro, la sensación era enorme, yo no acostumbro decir nada cuando lo hago pero en esta ocasión la calentura era extrema y me salió del corazón decirle métemela toda, es la verga más deliciosa que he tenido, cógeme como una puta, goza mi culo, acábatelo es todo tuyo y como resultado él también comenzó a hablar y me decía así quería tenerte culona, siempre había querido meterte toda la verga y disfrutar tus ricas nalguitas, coges como una soberana puta, te mueves delicioso, estas palabras en vez de ofenderme me hicieron estallar en un tremendo orgasmo a lo que en ese momento tuve que girarme con todo y verga dentro ya que deje escapar un fuerte gemido de placer y mi novio y los de abajo voltearon hacia arriba, afortunadamente logre quitarme a tiempo pero mis piernas ya no me respondieron y Rolando logró mantenerme de pie, sentí cómo la verga resbaló hacia afuera y me llevó hacia un asiento, yo reventaba de placer mi abdomen seguía convulsionándose y en ese momento abrió mis piernas y vio cómo su verga húmeda por mi orgasmo se enfilo hacia mi peluda panocha y de un golpe comenzó a entrar, yo sorprendida miré cómo mi cuerpo se tragaba tremendo pene hasta llegar al tope, tal fue mi excitación al ver esto que nuevamente sentí otro orgasmo y me abracé a él, para luego caer en el asiento, miré su atlético cuerpo y cómo terminaba uniéndose dentro de mí por su verga, el comenzó nuevamente el mete y saca e instintivamente comenzó la calentura y me movía frenéticamente contra él mientras él con su boca se apoderó de mis tetas y comenzó a chuparlas que sentía que me las quería arrancar mientras con sus manos se apoyaba de mis caderas atrayéndome hacia él metiendo y sacando su verga de mí, luego bajé mis manos y rodeé sus huevos y comencé a acariciarlo mientras entraba y salía de mí hasta que al sentir con mis manos el movimiento rítmico y su rostro con una expresión de calentura total nuevamente comencé con un orgasmo que se unió con la venida de él que en ese momento comenzó a soltar chorrazos de semen dentro de mí los cuales sentí con una fuerza extraordinaria y me abracé a él su verga estaba hasta adentro y no cesaba de venirse sentía cómo su semen caliente me llenaba cada vez más mi vagina, los dos terminamos y me recliné en el asiento y él sobre mí sin sacármela, descansó un rato y luego se retiró de mí y yo aún un poco excitada quería ver cómo salía tremenda cosa de mí, y así fue lentamente se fue saliendo y aun con que ya estaba flácido era de tamaño considerable, salía húmedo por los líquidos de ambos y al salir la cabeza mi vagina comenzó a escupir borbotones de semen, lo cual en vez de darme asco me excitó y dejé que se escurrieran hasta mis nalgas dejándome húmeda, Rolando amablemente me dijo quieres que vaya por papel, yo le dije no déjame sentir toda esta lechita tuya calientita sobre mí, él estaba de pie frente a mí y comenzó a decirme que había sido extraordinaria que había sido una de las mejores cogidas de su vida y sobre todo con una mujer tan buena, para esto él camina a lo largo del balcón y yo sólo miraba su verga colgando y meneándose a cada paso, hasta que no aguanté más y le dije ven aquí, él se acercó y lo tomé de las caderas acomodándolo de manera que tomé su verga flácida y me la metí en la boca y comencé a darle una mamada como nunca lo había hecho, al introducirla de inmediato sentí el olor y sabor de semen lo que hizo que me calentara y en ese momento le dije quiero que me llenes la boca de tu lechita como me llenaste la vagina, ¿crees que puedas otra vez?, él me dijo por ti lo que quieras ricura, me la metí nuevamente y él sobaba mis tetas luego como el sillón era para dos personas se sentó y yo me acosté sobre sus muslos mamando su verga, así el podía sobarme por donde quisiera tocándome el estomago, las caderas, las nalgas y luego me sobaba el clítoris jalándome los pelitos de mi panocha.

Después de un rato me apretó fuertemente las tetas y su verga se convulsionó expulsando chorrazos de semen que chocaban nuevamente con gran fuerza en mi boca, yo trataba de retener lo mayor posible pues nunca había hecho algo parecido pero me pareció demasiado cachondo tragar todo aquel esperma que recibía, pero dado el tamaño del miembro no pude más y lo saqué de la boca, por lo que lo último salpicó mi cara dejándola húmeda y pegajosa.

Luego lamí y chupé el largo miembro hasta retirar todo residuo de liquido seminal, me quedé recostada sobre aquel monumento de pene, acariciándole el pecho a aquel amante que antes yo repudiaba y ahora me había hecho sentir los mayores orgasmos de mi vida, él me miró a los ojos y me dijo algo que en realidad me sorprendió, de verdad dio resultado la bebida, yo me quedé confundida y le dije cuál bebida y me dijo un compañero que estaba en el grupo saliendo del baño me dio un liquido el cual provoca una gran excitación y al comentarle yo que quería cogerte desde hace mucho me dijo que intentara dártelo y resultó, yo lo miré recordando el placer que había recibido y le dije pues habrá que volverlo a tomar en otra ocasión y me reí, a él se le dibujó una gran sonrisa y luego nos vestimos nos dimos un gran beso y le dije que él bajara primero que luego bajaría yo, yo en ningún momento me limpié el semen que había escurrido por mis piernas y nalgas, quise dejarlos como un grato recuerdo y que si lo recordé pues al bajar las escaleras al movimiento de mis piernas sentí que mi tanga se humedecía y más liquido escurría, en ese momento suspiré y expresé una gran sonrisa al momento que me unía a un grupo de señoras para platicar.

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Impensado (5 min.)


Hace un año me encontraba muy sola y triste después de haber pasado por la experiencia traumática de una separación. Con mi ex nos divorciamos después que empezamos a tener problemas sin solución en nuestro matrimonio. La situación se estaba volviendo más que intolerante por lo que decidimos ponerle un fin lo menos traumático posible.

Una íntima amiga, Roxana, siempre fue mi cable a tierra y me apoyó en todo momento para que pudiera superar el trance. Empezamos a salir juntas, íbamos a bailar, al cine, en fin, nos divertíamos. Ella me aconsejaba para que comenzara a salir con hombres, pero yo no tenía muchas ganas de tener relaciones ocasionales y mucho menos meterme en compromisos.

Me contó que estaba saliendo con un tipo, Gabriel con el que solo se veían cuando tenían ganas. Lo había conocido a través de un chat y la pasaba mas que espectacular. Con él hacía todo lo que tenía ganas sin tener que pedir permiso. Ella me describía con lujo de detalles dónde, cómo y cuándo lo hacía. Es más, él la inició en el sexo anal, cosa que antes ella siempre había evitado. Se encontraban en sus departamentos o si no en algún hotel.

Él estaba bastante bien agraciado por la naturaleza y lo que es mejor, tenía una excelente capacidad de erección, cosa que a Roxy la volvía loca porque podía disfrutar de largas sesiones de sexo. Además él era muy cariñoso y siempre se preocupaba por que ella la pasara bien. A mí me alegraba que ella pudiera vivir esa experiencia, sobre todo porque se la veía muy contenta y radiante.

Un sábado a la nochecita, nos fuimos las dos a tomar algo a un barcito. No podía quedarse mucho porque tenía que visitarlo a Gabriel. Cuando se estaba por ir me preguntó si quería que la acompañara. Obviamente me negué, pero ante su insistencia, decidí que lo iba a hacer, con la condición de que me avisara cuándo era el momento de retirarme.

Llegamos, tocamos el timbre y apareció él. Morocho, ojos verdes, buena figura y no muy simpático al comienzo. Tal cual como me había sido descrito. Puso cara de sorpresa cuando me vio, ya que no me esperaba, nos invitó a subir y enseguida nos pusimos todos a charlar.

En todo momento me hicieron sentir muy cómoda. Pusimos música, comimos algo, bebimos champán, nos reíamos de los casos y cosas que comentábamos y consideré que ya era el momento de huir. Ya era casi medianoche y ellos ya había empezado a intercambiar caricias más que sugerentes.

Cuando se los dije, él me dijo que no hacía falta que me fuera, ya que tenía una habitación libre y que ellos se iban a encerrar en otra sin hacer mucho ruido. Trabé la puerta, me saqué la ropa y me acosté con la esperanza de dormirme porque algunas burbujitas estaban haciendo efecto.

Al rato se escuchaban algunos ruiditos. Evidentemente había comenzado la función. A medida que pasaban los minutos yo me había empezado a calentar por lo que escuchaba. Me desnudé por completo y mis manos empezaron a hacer su trabajo con mi cuerpo, algo de lo que me había acostumbrado, después de tanta sequía amatoria. Estaba realmente excitada y toda mojada, me mordía los labios para no gemir muy fuerte, pero necesitaba más, quería algo más. Tuve un buen orgasmo, me chupé los deditos y me levanté. Abrí la puerta despacio.

Nunca fui voyeur, pero sentía muchas ganas de ver que ocurría en la otra habitación. Por suerte la puerta no estaba del todo cerrada. Cuando me arrimé vi a Roxy en cuatro patas y a Gabriel metiéndosela en la concha, le besaba la espalda y le franeleaba las tetas. Mi cabeza iba a mil por lo que veía y ahora sí estaba llegando al límite del éxtasis. Podía divisar los gestos de ella y la lujuria reflejada en su cara. En un movimiento quedaron de frente a la puerta. Ahí fue cuando ella me vio. Tuve una sensación de terror terrible, pero me tranquilicé inmediatamente cuando Roxy me sonrió y me hizo saber que estaba todo bien. Ahora ya más suelta me manoseé nuevamente y sentí mi nuevo orgasmo cuando ella también lo alcanzó.

Tenía los ojos cerrados cuando una mano me hizo salir del letargo. Cuando los abrí, estaba él parado delante de mí, mirándome y sonriendo, observando mi desnudez. Cuando quise hacerme a un lado, me topé con Roxy que me abrazaba por las espalda. No sabía si correr, reírme, pedir perdón. Estaba muy confundida. Eran demasiadas cosas juntas, yo ahí cuando no lo había planeado y la situación, porque era algo impensado.

Ella abrió el juego.

-Mmmm traviesa, me parece que te voy a tener que prestar mi macho.

No pude responder nada. No podía pensar nada. Él me abrazó y me hundió la lengua hasta la garganta. Parecía que no quería terminar nunca ese beso. Inmediatamente se lo devolví y lo rodeé con mis brazos.

Ella nos fue empujando despacio hasta que caímos los tres en la cama. Gabriel se ubicó encima mío y seguía con su catarata de besos. Bajaba lentamente para situarse en mis tetas. Las chupaba, las mordía y yo ya estaba fuera de mí. Luego siguió su camino, me abrió totalmente las piernas y hundió su cara en mi ávida conchita. Me recorría toda con su lengua, me la metía, me daba unas estocadas que me hacían revolver sobre las sábanas. Roxy me miraba a los ojos, estaba muy excitada y ella fue quien se ocupaba ahora de mis tetas. Yo no lo podía creer. Nunca había estado con una mujer y tampoco sabía que ella hubiera tenido ese tipo de vivencias. Estaba experimentado un placer total y ya me animaba a todo, hasta para decir:

-¡¡¡Macho!!!. ¡¡¡Por favor cógeme que no doy más!!!.

Él no se hizo rogar. Agarró su pija durísima y me la metió toda de una vez. A mí se me dieron vuelta los ojos porque estaba un poco estrecha, pero me encantó. Me retorcía como loca. Los tres nos besábamos en la boca y nos decíamos de todo. Alcancé un potente orgasmo que me dejó casi sin sentido y tirada.

Gabriel salió de mí, todavía estaba empalmadísimo y como a mí, también se la puso a Roxy de una vez, cuando ella solícitamente se había puesto nuevamente en cuatro patas. No me había alcanzado a recuperar cuando sentí la lengua de mi amiga en la concha. Era algo increíble, me sentía morir, pero feliz de la vida. Acabamos las dos juntas, ella por los pijazos de Gaby y yo por sus lamidas. El salió de ella y todavía seguía al palo. Me agarró la cabeza y me hizo chuparle la pija. La recorría toda con mi lengua y la hacía aparecer y desaparecer en mi boca. Probé el sabor de ella y eso me animó a tomar mi primer iniciativa.

La tumbé nuevamente en la cama y me dispuse a comerla toda. Estaba hecha toda una golosa y jugueteaba con mi lengua, tragándome todos su juguitos. Gaby no perdió el tiempo y me la metió nuevamente hasta el fondo. Era un concierto de gemidos. Estábamos todos bañados en sudor y en nuestros propios fluidos. Él estaba ya dando muestras de que quería acabar porque aumentaba sus movimientos, por lo que también yo la azotaba con mi lengua a Roxy.

Sentí su leche cuando me inundaba, sentía también mi quinto orgasmo y pude beberme el de mi amiga cuando me tiraba de pelo gritando como una posesa. Caímos los tres rendidos, pero pletóricos por la noche vivida. No hubo muchas palabras. No hacían falta. Nos estábamos quedando dormidos, cuando dije.

-Muchas gracias a los dos.

Les di un beso a cada uno y nos quedamos abrazados fundiéndonos en un solo ser.

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El amargo sabor de la venganza (12 min.)


Son las siete de la mañana y el teléfono no ha parado de sonar desde las 6:30. Es sábado y a pesar de la almohada en mi cabeza alcanzo a escuchar los mensajes que me deja esta insistente persona en la máquina contestadora…

…Marcela, si estás ahí contesta… es urgente… llamo mas tarde… soy Fernando…

Nada que hacer… se me ha ido el sueño por completo y ni modo desconectar los teléfonos pues podrían hacer alguna llamada verdaderamente importante. Me levanto y constato que este hombre ha dejado ocho mensajes con su voz desesperada y tono insistente. Los escucho uno por uno bajando el volumen para no despertar a nadie.

Decido preparar café mientras pienso en Fernando con preocupación. Fernando es un hombre que ya bordea los 60 años, ingeniero civil muy rico y poderoso en la época de bonanza de la profesión pero que hoy en día vive prácticamente de la caridad en una pieza alquilada en un barrio central de Bogotá. De su pinta de hombre elegante ya no queda nada, con decir que anda con los zapatos rotos, ya ni dientes tiene… Cualquiera podría pensar que a este hombre solitario le pasó algo muy grave y así fue… cayó en las garras de una mujer y digo las garras porque esta bruja acabó con el, con su dignidad y con su dinero. Si por lo menos fuera una mujer que lo amara, que valiera la pena…

El saludo de buenos días de mi esposo me saca de mis pensamientos por un instante…

Andrés: Buenos días, madrugaste hoy…

Marcela: Escucha los mensajes en la contestadora y sabrás el motivo…

Mi esposo escuchó uno a uno los mensajes con preocupación y casi con irritación pues Fernando llamaba casi a diario, ya fuera a pedir plata prestada o para auto invitarse a almorzar pues su inanición llegaba a tal punto que la mayoría de los días se alimentaba solo de pan y agua.

Andrés: Qué hacemos?. Le decimos que venga?

Marcela: No, no te preocupes, yo me voy para su casa, lo invito a comer algo y de paso averiguo todo sobre esta famosa mujer que lo tiene así.

Andrés: O.K. como quieras…

Otro fin de semana arruinado por esta causa pero en fin… primero los amigos.

Una hora después salí a encontrarme con mi amigo, después de llamarlo para avisarle que llegaría. Nos encontramos en un restaurante central y después de desayunar algo Fernando comenzó a relatarme con detalles su triste historia de la cual yo solo conocía una parte. No lo interrumpí ni una vez mientras duró su narración.

Fernando: Todo comenzó hace 9 años. Me había salido un contrato para la estabilización del cauce de un río por ser un experto en hidráulica fluvial del MIT (Instituto Tecnológico de Massachussets). Dicha estabilización era en una lejana vereda de un municipio cuyo nombre no viene al caso.

Contaba yo en esa época con 50 años, llevaba 7 divorciado, sin hijos, sin responsabilidades salvo las que el trabajo demandara. El trabajo era corto pero arduo, a lo sumo tres meses durante los cuales tendría que estar allí de residente, disponible las 24 horas del día para lo que se ofreciera.

En esta vereda como cosa lógica, los únicos lugares para hospedarse eran las casitas aledañas, sin embargo yo me iba todas las tardes a las 5 en mi camioneta hasta la cabecera municipal para quedarme en el hotel pues por esa época no podía dormir en cualquier catre.

Un día en el cual llovió durante toda la mañana se nos atrasó bastante el trabajo. Envié a los obreros al pueblo en la volqueta para que se devolvieran al día siguiente con unos materiales y yo me quede tomando unas medidas de la corona de la protección del estribo del puente a eso de las 6 de la tarde. En esas estaba cuando ví a una muchacha cerca al río. Estaba en la flor de su juventud, de aproximadamente 18 años, una completa sirena que parecía de otro planeta… tan hermosa era…

Aunque toda mi vida me había codeado con gente de "alta sociedad" en este momento todos mis escrúpulos se fueron al piso. En la vida había visto muchas mujeres hermosas, pero ninguna como ella, su sencillez y naturalidad me impactaron.

Me senté en el piso tras una roca, oculto entre los matorrales para que no me viera y poder contemplarla a mis anchas. Justo antes de llegar a la orilla y completamente ajena a mis miradas se despojó de un pequeño vestido de flores que tenía, algo roto por cierto, y de unas braguitas percudidas por el uso y que en una época fueron blancas. A pesar de su pobreza y su facha la muchacha se veía muy limpia. Liberada de la ropa dejó ver su escultural cuerpo, moreno y delgado. Entró en el agua y al contacto de esta con su piel su rostro tomo una expresión deliciosa, de deleite total y frescura. La lozanía de su piel me tenía embelesado… podía ser mi hija, pero en ese momento todas esas consideraciones poco o nada me importaron, solo deseaba embriagarme con la vista de su cuerpo mojado, de su cabello enredado, de su sonrisa. La luna hizo su aparición iluminando aún más su ya iluminado rostro.

En esas estaba cuando escuché un ruido entre los arbustos, a pocos metros de donde yo me encontraba. Por lo visto no era el único que observaba tan bello espectáculo; un fulano entrado en los veinte, de mirada lasciva observaba a la muchacha, y no contento simplemente con observar se la estaba meneando allí mismo sin el menor pudor. Tan concentrado estaba aquel en tan importantes menesteres que ni cuenta se dio que yo me encontraba casi a su lado increpándolo a que me dijera que diablos estaba haciendo. El tipo brincó como si hubiera visto un espanto y solo atinó a guardarse la verga entre el pantalón rápidamente. Al vernos ambos descubiertos decidimos hacer un trato; ninguno de los dos diría nada de lo ocurrido y el me presentaría a la muchacha esa misma noche. Ella resultó ser una de las primas del desvergonzado pajuelo, cosa que no me sorprendió del todo pues al ser una vereda pequeña casi todos tenían algún grado de parentesco.

Una hora después estaba en casa del pajuelo, cuyo nombre es Sixto, el cual me presentó con sus padres quienes estuvieron de acuerdo con que yo pasara allí la noche pues ya eran casi las 8, algo tarde para coger camino.

A las 8 en punto nos fuimos con Sixto a la única fonda del lugar a tomar un par de cervezas, y lógicamente a presentarme a su prima de nombre Sara pues la fonda era propiedad de su familia.

Sixto: Ven Sarita te presento… el ingeniero Fernando… mi prima Sara.

Sara: Mucho gusto señor.

Fernando: El gusto es mío y por favor llámame Fernando a secas.

Conocí después a sus padres y a sus hermanos, una partida de vagos y flojos que no hacían mas que beber cerveza todo el día y rascarse las pelotas sentados en aquella sencilla fonda… y a ver que lograban con las escasas ventas de alcohol y cigarrillos.

Quien lo diría, a mis años y enamorado de nuevo como un muchachito, a primera vista y de una mujer que apenas había dejado la adolescencia. Enseguida la invité a tomar algo y hablamos hasta muy tarde, no se como pero encontramos temas de conversación en común.

Ya entrados en copas Sara me dijo que le gustaba leer el futuro inmediato en la mano así que sin cohibirse ni un poco tomó la mía con la palma hacia arriba y pasó sus dedos por ella provocando en mi sensaciones que creía olvidadas. No le creí ni un poco lo de leer el futuro pero dejé que fuera con su picardía hasta donde quisiera.

Sara: Harás el amor y llegarás al clímax, sentirás una especie de embriaguez que te invadirá por completo. Irás más allá de tu cuerpo, tu energía y la de tu pareja se fundirán en el infinito y los dos alcanzarán el éxtasis...

Sus palabras me dejaron mas que excitado, esta mujer sin duda me estaba seduciendo y a mi me gustaba que tomara la iniciativa.

Luego miró la palma de su mano…

Sara: Mira lo que dice mi mano… Vas a demostrarle que la boca sirve para muchas cosas y que se adapta a todo cuando la ocasión lo requiere... Eres capaz de hacer virguerías con la lengua y él te lo agradecerá. Puedes ir variando el ritmo, así le pillarás por sorpresa y las sensaciones serán mucho más fuertes. Deja que se derrita de placer...

Si lo que había "visto en mi mano" me había gustado, lo que vio en la suya mucho mas, mi excitación era tan grande que tuve una erección. Me sentía como un cohete a punto de despegar. Presentí que esa noche tendría que hacer algo que no hacía hace rato: pajearme.

Por suerte no tuve que recurrir a esos menesteres, esa misma noche tenía a esa hembra en mi cama, no se en que momento al despedirnos su boca buscó la mía y yo ni corto ni perezoso le entregué mis labios, mis besos, mi cuerpo y mi vida entera.

No se por qué pero sentí como si fuera mi primera vez, a pesar de tener 50. Le llevaba 32 años, eso me parecía increíble y al principio mi mente trató de resistirse pero después simplemente me dejé llevar por la pasión.

Con su cuerpo fue llevándome, empujándome lentamente hacia el interior de la habitación que los dueños de casa me habían prestado amablemente por esa noche. A la vez iba despojándome de la ropa lentamente, como una verdadera experta, botón por botón hasta que llegamos a la cama donde caí de espaldas y ella encima de mí. Se separó un poco y ví su rostro iluminado únicamente por la luz de una vela.

No podía ni moverme, solo me dejé hacer… ella se sentó sobre mi a horcadas y me bajó el cierre del pantalón; mi verga salió disparada, prácticamente saltó de su escondite y ella se lanzó a besarla empleando manos, lengua, labios... Fue delicioso, hacía tiempo no me atendían de esa manera y menos una mujer tan bella y joven. Crucé los brazos bajo mi cabeza y me dediqué a disfrutar, mi cuerpo era suyo a partir de ese momento y podía hacer conmigo lo que quisiera.

Era rápida para todo, estaba desesperada por "hacerme suyo". Se desnudo en un santiamén y se sentó sobre mi verga que suplicaba sentir su cuerpo, el calor de su vagina, sus movimientos acompasados sobre mí. Todo era como un hermoso sueño del que no quería despertar, pero era real, una diosa de carne y hueso, en la flor de su juventud y todita para mí.

No me preocupaba derramarme en su interior, no temía un embarazo no deseado pues desde recién casado descubrí que soy estéril, nunca tuve hijos en mi matrimonio y me habían hecho todos los exámenes de rigor. Así pues me derramé en un orgasmo deliciosamente largo y violento que me hizo atraer su cuerpo hacia el mío para abrazarla en señal de agradecimiento y devoción.

Le retribuí los favores recibidos devorándome su chochito juvenil, lamiendo palmo a palmo la hermosa rajita, mordisqueando su clítoris hasta que apretó mi cabeza entre sus piernas. La penetré de nuevo sin esperar que se repusiera y así estuvimos toda la noche probando todas las posiciones habidas y por haber.

Desde ese día me volví un adicto a sus caricias, como otros al alcohol o a las drogas. No había nada que yo le negara… y nuestras vidas cambiaron…

Literalmente me enloquecí por ella, estaba encoñado, enamorado, tragado… no lo sabía…. A partir del día siguiente me mudé a esa casa, pagando el hospedaje claro está, y por supuesto la llevé a vivir conmigo casi sin conocerla, cautivado por todo lo vivido la primera noche.

Sentí que era una nueva oportunidad que la vida me brindaba, para amar y ser amado, para vibrar de emoción con el calor de unos brazos y recordar cosas que no sentía hace años. Era prematuro para hablar de amor pero que puedo decir… fue un flechazo.

No se si ella alguna vez me quiso o no pero preferí pensar que sí en ese momento y hasta ahora. Me aferro a este sentimiento como un náufrago a su última posibilidad de sobrevivir.

Una semana después compré dos casas en el pueblo, una para nosotros y otra para sus padres y hermanos. Dos semanas después le compré carro, computador, ropa, joyas, viajamos (con familia incluida) y además le dije que buscara la manera de terminar el bachillerato y luego una carrera profesional que fuera de su agrado, que yo cubriría todos los gastos.

Así estuvimos, de luna de miel como un año, hasta que comenzó a hablar mas de la cuenta con un amigo, pelirrojo él, de su edad. Yo herví en cólera y le prohibí verse tanto con él; el demonio de los celos me estaba carcomiendo el corazón.

Esto coincidió con mi regreso temporal a la capital durante dos meses. Separarme de ella fue como si me quitaran parte de mi vida, esos meses se me hicieron eternos, un infierno; pero nada comparable con lo que me esperaba en casa. Al llegar, mi mujercita me recibió con la noticia que estaba embarazada pues no sabía de mi esterilidad. Yo solo callé pero ese día mi corazón se rompió en mil pedazos. Ni aún así abrí los ojos, decidí seguir con la farsa y todo por amor o por estupidez o una mezcla de los dos.

Comencé a perder dinero, ya no tenía casi trabajo por mi falta de seriedad pues no quería separarme de ella ni un día para impedir que se viera con el otro. Era una obsesión para mí. A veces quería echarle en cara su traición pero la miraba a la cara y todas mis intenciones se desvanecían como por arte de magia.

Pasaron los meses, largos y lentos hasta que el niño nació y como me lo esperaba era pelirrojo como su verdadero padre. El verlo me recordaba su traición, cada vez que lo miraba sentía como si me pincharan el corazón y lo peor era que no me atrevía a decir nada. Durante los meses de su embarazo y después de el no permitió que la tocara.

Cuando el niño tenía tres meses me salió un trabajo en Bogotá el cual no podía desaprovechar, ya me había ido a menos y el dinero escaseaba pues sus padres y hermanos, e incluso ella no perdían oportunidad de sacarme dinero con cualquier pretexto. Antes de irme me senté a hablar con ella seriamente en nuestra habitación y bajo llave.

Fernando: Sara, me voy a vivir a Bogotá indefinidamente pero te estaré enviando cada mes una cantidad de dinero suficiente para cubrir los gastos que puedas tener.

Sara: Me parece bien que te vayas, con eso nos damos un respiro.

Fernando: Sabes? Ha llegado el momento de confesarte algo. Soy estéril.

Ella se quedó muda, no podía esperar que un niño idéntico al vecino pasara por hijo mío indefinidamente pero lo que si esperaba era que yo viviera idiotizado por ella toda mi vida. El verla con esa cara solo me dio rabia.

Fernando: No me vas a decir nada? Llevo un año sin tocarte mientras otro disfruta de tus favores. No te imaginas la rabia que tengo acumulada. Callé hasta este momento, me aguanté y me mordí la lengua para no decirte en la cara lo desvergonzada que eres por respeto a tu embarazo… pero ya no aguanto más.

Sara continuó sin decir palabra aunque su expresión temerosa se tornó en una mucho mas desafiante haciendo que mi ira aumentara. No se que pasó, me cegué y le atravesé la cara con un golpe tumbándola en la cama. De inmediato comencé a desnudarme haciendo caso omiso a sus gritos y llanto.

Me volví loco, si me hubiera visto de seguro no me reconozco, parecía otro, un completo animal que solo se guiaba por sus instintos. Fue como si de repente toda la ira y los celos contenidos durante meses hubieran aflorado convirtiéndome en una especie de "Hulk" no porque se me hubiera vuelto la verga color verde o algo así sino por el ser en el que me había transformado.

Con una corbata ahogué sus gritos amordazándola fuertemente y con cinta sintética la aferré a los cuatro pilares de la que hasta ese día fue nuestra cama. Yo estaba desnudo, sudoroso y con la cara descompuesta, pasando mis manos por su cuerpo indefenso mientras ella trataba inútilmente de rechazarme y de soltarse.

Con las manos temblorosas le desapunté el vestido dejando a la vista su pecho que no olvidaba y luego bajé sus bragas hasta las rodillas. Comencé entonces a acariciarla torpemente, con rudeza, no de la cariñosa manera que siempre lo había hecho cuando era mi mujer. Ahora simplemente la veía como una cualquiera, como la mujer que le había dado un hijo a otro hombre. Todo el tiempo había estado durmiendo con el enemigo sin saberlo además de ser el hazmerreír de todo un pueblo que por delante me saludaba y por detrás se burlaba de los tremendos cuernos que me habían salido. Pero estaba dispuesto a cobrármelas todas ese día, una por una y con intereses.

Le metí la verga sin importarme si estaba lubricada o no y comencé a bombearla frenéticamente y a toda velocidad. Su resistencia solo aumentaba mi placer, me hacía sentir superior, un hombre de nuevo después de haber sido su títere.

Me derramé en su interior unas tres veces seguidas y mi verga continuaba parada. Fue entonces cuando se me ocurrió utilizar su entrada trasera, golpear por la puerta de atrás, sodomizarla, invadir su culito que seguramente otro ya había estrenado… la muy puta…. Para esto si usé condón no fuera que aparte de todo me infectara. Comencé a meterla despacio para que ella fuera conciente de lo que iba a hacer, para que se resistiera y por consiguiente le doliera más, y así fue pues las lágrimas escurrían por sus mejillas, especialmente cuando de un empujón logró entrar todo el glande. A partir de ese momento metí la verga lentamente de nuevo hasta que entró toda. No fue la primera vez que penetré un culito pero si fue la que más disfruté porque el placer era doble, por un lado la resistencia que ofrecía este apretado canal oprimiendo increíblemente mi verga y por otro lado el hecho de humillar a la causante de mis lágrimas y desvelos.

Para rematar derramé el contenido del condón en su cara. Empaqué mis cosas y me fui dejándola allí.

Por ella perdí hasta mis amigos, robé, mentí y ahora no me queda nada. Han pasado 7 años y no la he vuelto a ver pero cada mes le envío el dinero que consiga a pesar de no tener a veces ni para comer… tal vez por remordimiento o porque aún la amo.

Solo podemos odiar de corazón a quien con el mismo hemos amado.

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Silvia, la novia de mi mejor amigo (4 min.)


Esto me sucedió hace algunos días, y es algo que no me lo esperaba y nunca imagine que pudiese suceder. Todo comenzó una tarde en la que me encontraba trabajando en la oficina, estaba a punto de marcharme, cuando escuché a un compañero que discutía con su novia, lo cual ya se había vuelto casi costumbre en los últimos días, su relación al parecer no andaba muy bien; por lo que no le di mucha importancia, cuando me acerqué a la puerta para salir, escuché un portazo muy fuerte y al abrir la puerta de mi oficina me encontré con Silvia hecha un mar de lagrimas.

A ellos los conozco desde hace varios años, compartiendo estudio, trabajo y fiestas, por lo que al verme se arrojó a mis brazos, buscando algún consuelo, el cual como buen amigo traté de brindarle, estuvimos hablando por un buen rato (bueno yo hablaba mientras ella lloraba y trataba de explicarme lo ocurrido); cuando se sintió mejor , más calmada, me pidió que por favor la llevara a su casa, a lo cual accedí.

Cuando llegamos, nos dimos cuenta, que la casa estaba sola, ella me pidió que la acompañara un rato mientras llegaban sus compañeras de casa, pasé y nos acomodamos en el sofá, y continuamos hablando, y volvió a llorar, yo me acerqué y la abracé. Ella me dijo:

¿Por qué sos tan bueno conmigo? Porque eres mi amiga y te aprecio mucho -le dije, no soy un galán y tampoco quería aprovecharme de la situación - no me gusta verte tan triste.

Me sonrió y me abrazó con fuerza...

Me hubiera gustado enamorarme de alguien como tú - dijo y me estampó un gran beso en la boca que me dejó atónito, tomó una de mis manos y la llevó hasta uno de sus pechos, me tomó un momento reaccionar ya que a pesar de que muchas veces soñé con tenerla nunca pensé que pasara.

Por cierto todavía no la he descrito, ella es bajita como de 1,60 m, cabello lacio castaño hasta el cuello, una cara linda aunque un poco pecosa, piel blanca, unos pechos pequeños pero redonditos y bien duros, delgadita de cintura y lo que más me gusta unas caderas anchas con un cúlo grande y redondo y unas piernas rellenitas y bien torneadas.

Pudo más la calentura, que la razón y comenzamos a acariciarnos, ella se enderezó se quitó la blusa y el sostén, esto terminó por minar los últimos indicios de cordura que me quedaban, la atraje hacia mí y comencé a saborear aquellos manjares coronados por un pezón rozadito y duro, jugando con mi lengua, ella comenzaba a emitir pequeños jadeos mientras mis manos acariciaban el resto de su cuerpo.

Pronto me encontraba quitándole su pantalón mientras ella hacía lo propio con mi ropa, hasta quedar los dos con una única prenda, yo tenía una erección descomunal, no es que sea un superdotado, pero dadas las circunstancias estaba a más no poder, sin decirle nada ella comenzó a lamer la punta de mi pene y luego se lo introdujo poco a poco en su caliente y sabrosa boca, era un poco torpe pero era más el gusto, según me comentó después fue su primera vez.

Antes de correrme le dije que era mi turno, ella se mostró un poco asustada, pero me permitió quitarle su braguita, poco a poco fui separando sus piernas y besándolas llegué hasta esa dulce cuevita, envuelta por unos labios rosaditos ya bastante mojados y coronados por un triangulito de vellos castaños bien cuidados, con mi lengua comencé a explorar la grata separando sus labios, cuando alcancé el clítoris ella dio un gran suspiro y arqueó la espalda, luego comencé a introducir uno de mis dedos hasta hacerla venirse como tres veces, lentamente deslicé mi dedo húmedo por sus jugos hasta la entrada de su ano y empecé a jugar con él, mientras ella se retorcía de gusto, así estuvimos por algunos minutos luego me levanté y tomé posición para penetrarla, pero ella me detuvo, dijo que aun era virgen y que quería seguir siéndolo, esto me dejó bastante frustrado, le dije que lo entendía pero que no podía dejarme a medias, ella se levantó y se fue al baño, yo pensé que la cosa se había terminado y que ella tubo remordimientos, pero regresó con algo en la mano, se acercó con una sonrisa y me dijo:

-Mi coñito lo quiero seguir teniendo virgen, pero te compensare entregándote mi cúlo que también es virgen...

Esto me ocasionó gran alegría, por fin iba a gozar de algo que me haba desvelado por mucho tiempo; ella se puso de rodillas en el sillón, dejando su culote en pompa, me acerqué y la acaricié, luego me puse de rodillas y le lamí el coño y su ano introduciendo mi lengua cuando me pareció que ya estaba lista tomé posición no sin antes aprovechar y deslizar la punta de garrote entre sus labios vaginales, lo cual le causo un gran estremecimiento, luego lo ubiqué en su entrada trasera y comencé a empujar, ella se quejaba pero me pedía que no me detuviera; cuando ya tenía más de la mitad de mi verga adentro la dejé un momento para que se acostumbrara para luego iniciar un movimiento de mete-saca cada vez más rápido y fuerte, ella gemía de gusto y yo no daba para más, seguí dándole y acariciándole las tetas, hasta que llegamos juntos a un increíble orgasmo, del cual tardamos varios minutos en recuperarnos, mientras nos abrazábamos y besábamos.

Luego tomamos una ducha juntos donde me mamó nuevamente la verga, pero esta vez si dejé que se tragara todo mi semen, lo cual le fascinó y también la volví a penetrar por ese sabroso cúlo, nos vestimos y esperamos a llegaran sus compañeras, para después irnos a cenar.

No sé si ella se lo habrá contado a alguien y no sé si lo volveremos a repetir, ella ya se arregló con su novio, aunque aún en algunas ocasiones y muy disimuladamente me laza unas miradas cómplices mientras desliza una mano por su exquisito trasero...

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Corrida Inesperada (9 min.)

Esta historia ocurrió hace más de siete meses cuando yo aun creía estar enamorada de mi ex-novio. Era miércoles y había quedado con el para ir a ver la ultima de Almodóvar, que a mi me chifla. Generalmente el cine español, me llama bastante más la atención que el americano y afortunadamente tenia un novio. Porque ahora ya no lo tengo (al menos no el mismo) que le gustaba el mismo tipo de cine que a mi o casi.

Se que pueden pensar que soy un poco cerda por acordarme de un antiguo novio, saliendo actualmente con otro chico. Pero bueno, solo llevamos tres semanas y en principio, no se como terminara la cosa. Además esto lo hago para que mi Ex se acuerde de aquella vez y no olvide que tampoco era tan estrecha como decía. En realidad nunca lo he sido.

Bueno, el caso es que estábamos los dos en la cola para comprar las entradas y para variar Marcos (mi antiguo novio) ya me estaba tocando el culo y arrimándose por detrás más de la cuenta. Rozándose todo el rato conmigo.

Reconozco que no era mal chico pero a veces se ponía muy sobón cuando se calentaba. Y debo decir que se calentaba muy, pero que muy fácilmente. A mi que quieran que les diga, a veces me agotaba. Sobre todo porque creía que solo me quería para eso, para follar. Lo siento, pero eso es lo que creo, y el ultimo mes que estuvimos saliendo. Ese tipo de discusiones fueron como el pan de cada día, hasta que me harte y le mande a freír monas.



Debo reconocer que no me considero una chica físicamente mal. Mas bien creo que soy guapa, pero no exagerando. Mido un metro sesenta y siete y aunque no tengo mucho pecho, mi cuerpo en conjunto forma lo que los tíos suelen decir un "tipazo". Mis ojos son marrones claros, mi pelo es castaño oscuro y liso, un poco largo y mis labios son sensuales pero no muy grandes. Mi antiguo novio siempre decía que tenía una boca perfecta para comer pollas. Era así de gracioso, ya ven.

No me tomen por una creída, que no lo soy aunque si sé vestir bien y provocar a un chico me es bastante fácil. Y con Marcos, no hacia falta mucha dedicación para que comiera en la palma de mi mano.



Ese día debo decir que iba bastante discretita para mi gusto. Solo llevaba puesto un sencillo suéter negro ceñido, donde se me transparentaba un poco el sujetador blanco que llevaba debajo y unos vaqueros azules desgastados que me hacían un bonito culo. Esto al menos era la opinión que tenia mi antiguo novio de esos pantalones. Bueno la verdad es que me dejan un trasero redondo y bastante llamativo.

También estaba con la regla, y llevaba con ella solo dos días. Y es asqueroso ir con un trozo de plástico entre las piernas todo el santo día sin desesperarse o volverse loca.

Debo añadir, que hacia más de tres semanas que no lo hacíamos, me refiero a practicar el sexo y Marcos claro, estaba que saltaba y mordía, con sus zarpas palpándolo todo. Sobre todo si lo que palpaba era mi cuerpo.

Joder tía, que guapa te has puesto hoy ¡dios!.

Basta ya Marcos, por favor. Hay gente mirando.

Bueno, joder. Te molesta también que te toque el culo...

No, pero es que me estas moviendo la compresa... ¡jodeer! Con tanto manoseo..

Los chicos que venían detrás nuestro en la fila se empezaron a reír y Marcos se cruzo de brazos mirándoles de refilón con cara de pocos amigos. Gracias a esta pequeña discusión no volvió a intentar nada hasta que estuvimos dentro de la sala.

Para variar no había entradas para la película que queríamos ver (que yo había venido a ver) y al final mi ex, eligió una de acción a la americana. Que decía que había leído que la critica no la ponía mal del todo. Vamos horrorosa, que no se porque al final le deje elegir a él. Claro, que luego paso lo que paso.

Pedimos antes de entrar a la sala, un Kas naranja y un Sprite para mí, que extrañamente pago mi ex. No tenia fama de ser muy desprendido que digamos y nos metimos dentro. El sitio donde nos ubicamos no estaba mal, era centrado y no había gente detrás nuestro ni delante, salvo una pareja en un lateral que no paraban de besarse. El resto estaban al fondo del todo ya que nosotros nos habíamos colocado cerca de la pantalla. Mi ex me señalo la parejita con el dedo, con una sonrisa de pervertido en la cara.

Mira esos... Seguro que a mitad de la película ya están jodiendo...

Yo le mire fijamente a los ojos, negando con la cabeza.

Pero que bestia eres. Siempre pensando en lo mismo. No eres capaz de pensar en otra cosa. Vamos, es que esta obsesionado.

Venga mujer... No he dicho nada. Tampoco es para tanto.

Es que solo piensas con la polla.. ¿No te das cuenta?

Quizás.. Teniendo en cuenta que hace más de tres semanas que no lo hacemos.

¡Lo ves!... Es en lo único en lo que piensas... ¡joder!

Vale, vale olvídalo. Por favor, veamos la película.

Ya me había enfadado con él y eso que ese día pensaba ser caritativa, pero desde luego iba de puñetero cráneo si seguía haciendo insinuaciones de ese tipo.

La película comenzó y empezamos a verla como si nada. La historia era de un policía bueno al que unos mafiosos asesinan a su familia y luego el policía los mata a todos, se lía con una chica mala que luego se hace buena y fin. Bueno lo último no me acuerdo, pero me imagino que debería ser así, ya que la dichosa peliculita era difícil de ver con los ojos abiertos.

Quedarme Dormida con Marcos al lado era imposible ya que en cuanto vio que a los cinco minutos de proyección empezaba a bostezar. Se arrimo a mí, invadiendo mi sitio en la butaca, comenzando una ataque constante y despiadado.

Cari.. Te aburres mi amor.

Y ¡zas! Ya me había plantado la mano en la rodilla y colocado sus labios detrás de mi oreja.

Si te aburres... y quieres que haga algo por ti.

¡Zas! Ya me estaba besando el cuello, dulcemente eso sí, y mordiéndome ligeramente la oreja mientras su mano ascendía por mi tripa, acariciándome despacio.

Cari.. Tu sabes que estoy loquito por ti.. ¿verdad?.. Es que me muero por tus labios...

Su mano ya había alcanzado uno de mis senos, concretamente el izquierdo y yo aunque al principio me resistí interponiendo mi codo. Al final desistí bajando la guardia. Me estaba empezando a excitar el muy canalla.

Cari, te quiero.... amor mío.. Te deseo... ¡Dios! Si es que me tienes a dos velas.. amor..

Su mano agarraba firmemente mi pecho y ahora apretaba con dos dedos mi pezón, el cual estaba duro y punzante como una chincheta mientras seguía lamiendo mi cuello por detrás de la oreja. Para que negarlo me estaba calentando y sentía como se hinchaba mi sexo y Marcos, el muy sin vergüenza lo sabia.

Amor.. te desseo... te amoooo...

Ya no pude resistir más y le bese en los labios. Juntando nuestras lenguas. Deje que me introdujera su lengua dentro de mi boca y empecé a succionarla con ganas haciéndole daño. Algo que se que le encantaba mientras su mano derecha se colaba debajo del suéter sobandome los pechos por encima del sujetador.

Nuestras respiraciones eran entrecortadas y bastante excesivas, sabia que si no tenia cuidado Marcos podría perder el control, pero el problema no era él sino yo, que me estaba poniendo cachondísima. Después de tres semanas, una no es de piedra, lo quieran o no y yo me dejaba hacer lamiendo su boca y abriéndome de piernas sobre la butaca.

Marcos me subió el suéter hasta los hombros y me bajo ligeramente el sujetador asomando uno de mis pezones duro y firme. Por supuesto no tardo en introducírselo en la boca para lamérmelo con ganas pero muy lentamente. Me estaba excitando más de lo normal y yo le agarraba de la cabeza acariciándole el pelo, introduciendo mis dedos entre sus cabellos. Dejando que siguiera chupando y lamiendo mis tetas sin ningún complejo. Estaba ardiendo de deseo.

Pero le tuve que parar en seco porque escuche un ruido, el que provoco la cremallera de mis pantalones cuando su mano se dirigía hacia el interior de mis braguitas. Me tenia empapada y tuve que sujertale la mano para que no hurgara en mi sexo hinchado y chorreando.

¡Para Marcos!.. Quieto. Estamos en el cine... ¡Por favor!... Además, estoy con la regla..

¡Quee!... Pero amor mío, si me tienes con la entrepierna a reventar.. no me hagas esto joderrr..

Era cierto, le mire el bulto que tenia en el pantalón del chándal y le puse la mano encima para palparlo. La tenia enorme y dura como un mazo. El pobrecito estaba necesitado desde luego, y yo también. Se la acaricie un rato sabiendo que si seguía así debería acabar lo que estaba empezando y Marcos cada vez estaba más y más excitado.

Chupamela.

Al escucharle, me quede alucinada. No porque me importara metermela en la boca sino porque estábamos en una sala de cine, con gente. Vamos, un escándalo.

- ¿¡QUE!?.... Estas loco.. ¡Nos pueden ver!

Marcos estaba desatado, se había bajado el pantalón del chándal y los calzoncillos, mostrándome su polla dura y curvada ligeramente hacia la derecha. Yo la miraba y la tapaba con la mano agarrandola. Estaba dura como nunca y palpitaba en la palma de mi mano. Pero era una locura lo que me estaba insinuando. Una locura.

Vamonos fuera. Guárdatela. Venga.... Sé donde podemos ir...

Salimos de la sala y nos dirigimos a los servicios. Afortunadamente no había acomodadores ni nadie en el exterior de los mismos. Marcos entro dentro para mirar si había alguien. Lamentablemente había dos chicos orinando, con lo que Marcos salió dando un pisotón en el suelo, lleno de rabia.

- ¡Joder...! ¡Perra suerte!

Yo le tranquilice y le señale con la barbilla las puertas de emergencia, tirandole del brazo para que me siguiera.

Abrí las puertas y nos encontramos dentro de un largo y ancho pasillo donde al final del mismo había otras dos puertas atrancadas por dentro. Marcos no espero, cerro las puertas que acababa yo de abrir y apoyando su espalda en ellas me beso en los labios, introduciéndome la lengua.

Me aparte de él enseguida y le sonreí. No podíamos perder el tiempo en más precalentamientos.

¿Quieres que te coma la polla? Verdad...

Marcos con una sonrisa de autentico maniaco, asintió muy despacio con la cabeza.

Entonces.. Tendrás que pedírmelo como dios manda.

Marcos se abalanzo sobre mí sosteniéndome la cara entre sus dos manos.

Marta por dios, te lo ruego.. CHUPAMELAAAA....

Yo sonreí de oreja a oreja y le solté una carcajada en la cara. Me gustaba torturarle, me encantaba verle así, tan excitado y sin consuelo. No se, supongo que me excitaba.

Le empuje contra las puertas y me arrodille delante de él. El bulto que tenía en el pantalón del chándal había bajado un poco. Me sentí ligeramente decepcionada. Pero aun así me relamí los labios mirándole a los ojos y le baje los pantalones y los calzoncillos de un tirón seco. Quedando estos a la altura de las rodillas.

Su polla estaba a media asta y goteaba ya el liquido preseminal. Se la agarre de la base y me la metí en la boca. En cuanto la tuve dentro unos segundos se puso dura como un mástil.

Su piel era suave y estaba caliente. La verdad es que me encantaba comérsela. Era un trabajo bastante fácil, en el cual por cierto tengo mucha maña. La succione con ganas lamiendo y chupando. Cebándome especialmente en el glande. Eso le volvía loco. Al menos eso reflejaba su cara cuando le miraba.

Sabia un poquito amarga, debía ser por el liquido que ya había expulsado. Cosa que me excito aún más. Y seguí chupandosela.

Marcos me cogió el pelo con la mano haciéndome una coleta y empezó a usar mi garganta como si fuera un coño. Imponiéndome el ritmo. Yo me dejaba hacer, limitándome a humedecerle la polla con la lengua, cubriéndosela de saliva. Mirándole a los ojos sabia que se correría antes.

Dios estaba tan cachonda. Seguimos con el mete saca durante un par de minutos hasta que me harte y le quite la mano.

¿Me dejas a mí cariño?

Marcos sonrió, tenia las pupilas dilatadas. Se que estaba a punto y se lo advertí.

Avísame antes de que te corras... eh..

Pero no lo hizo. Al volvérmela otra vez a meter dentro de la boca. Al mirarle a los ojos fijamente. A la segunda engullida. El muy desgraciado me lo echo. Sentí un chorro espeso en mi garganta mientras escuchaba el grito de "..Yaaaaa.." Otro más me mancho la cara cuando me la saque de la boca y después las cataratas del Niagara.

Se la menee con todas mis ganas apretando fuerte y su capullo no paraba de expulsar leche hacia todos lados. Estaba cargado, estaba lleno, y me estaba poniendo perdida el muy bastardo.

Le pajee su polla hasta que esta perdió la dureza y quedo flácida pero grande. Se la estruje con la mano hasta que cayeron las ultimas gotas, viéndole en la comisura de sus labios un hilillo pequeño de saliva culebrear hacia abajo en dirección al cuello. Estaba feliz, el muy cerdo.

Me levante y le bese en la boca, diciéndole que se tragara lo que me había echado y lo hizo sin ningún recato. Me lamió los labios, la cara y también los dedos de la mano. Desde luego le había gustado.

Luego nos fuimos del cine y me invito a cenar en un Italiano. Tengo que admitir que ese día estaba muy generoso porque luego me invito también a un helado. Más tarde cuando me llevo a casa le dije que parara el coche en el sitio donde siempre nos metíamos mano antes de despedirnos y se la volví a chupar. Se lo había ganado, que narices.

Se que eso nunca lo olvidara. Yo reconozco que tampoco lo he olvidado.

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