- ¡Pero dijiste que íbamos a vernos mañana! No puedes hacerme esto, no sabes cuánto te necesito aquí, Cata por Dios ven rápido, haz todo lo que puedas, ¡estos meses han sido años sin ti! - Sí Andrea, veré si mis padres no molestan, se calman y puedo ir rápido, para mí también ha sido mucho tiempo, pero por favor comprende, mi papá está furioso conmigo... además Pablo está insoportable...
Un silencio profundo era lo único que había entre ambos auriculares.
- ¿Qué? ¿Cómo que Pablo está insoportable? ¿Es que acaso debes pedirle permiso a él? - Andrea, por favor, allá te explicaré todo... si puedo ir claro. - Seguro que podrás venir, te esperaré en donde dijimos, tengo que colgar. - Está bien -dijo comprensiva Cata- Te quiero... - Yo también te quiero.
Después de esa charla quedé pensativa, habían pasado cinco meses eternos para las dos donde sólo nos habíamos hablado por teléfono y donde la había extrañado más que a nadie, después de vivir con ella todos esos momentos tan intensos en mis pasadas vacaciones su recuerdo se había hecho presente día tras día, esperando para este fin de semana, en que Cata había logrado conseguir el permiso de sus padres para acompañar a una tía que tenía que hacer una diligencia en esta pequeña ciudad y donde habíamos concertado vernos la mayoría del tiempo; me molestó el comentario de su novio Pablo, ella no tenía por qué darle explicaciones, a veces pensaba en la posibilidad de que Cata quisiera más a Pablo que a mí o que su líbido se elevara más con él que conmigo, pero lo consideré demasiado improbable. Pablo era su pasatiempo, lo quería, pero según lo que me ha confesado prefería media hora conmigo que un fin de semana con él, a veces era insoportable.
Escuché el segundo llamado de mamá para bajar a cenar y lo hice, la comida era deliciosa pero ni eso hacía que pudiera concentrarme en algo, todas mis energías eran para Cata, nuestro pronto encuentro, que ahora era una simple probabilidad, me aterraba la idea de tenerla que esperar por más tiempo:
- - Mamá, Cata de pronto viene con una tía, todo el fin de semana lo pasaré con ella. - Ah, qué bien, -dijo mamá- y eso ¿por qué? - La tía tiene que hacer una diligencia aquí y aprovechando que no está muy acosada en el colegio vendrá estos dos días.
- - Mi mamá asintió, ninguno de mis padres (y supongo que los de Cata tampoco) sospechaban algo de nuestra profunda relación, terminé de comer y me dirigí de nuevo arriba, miré el teléfono y tuve la fuerte tentación de tomarlo y llamar a Cata para preguntarle si vendría o no de una vez por todas pero recordé la amenaza de papá el mes anterior: "Si la cuenta del teléfono vuelve a llegar así de cara te corto las llamadas de larga distancia" yo no podía arriesgarme a eso, más vale pájaro en mano que cien volando, prendí el televisor tratando de despejar la mente y de matar el tiempo, necesitaba que fuera mañana para ir al lugar acordado con Cata y esperarla, ojalá pudiera llegar, ojalá la pudiera ver. Me quedé dormida con el TV prendido.
- - Me levanté al día siguiente y vi que se me había hecho tarde, al menos no tendría que esperar tanto, me arreglé apresurada y ansiosamente, llegué al centro comercial donde había quedado de encontrarme con Cata y vi que estaba especialmente más lleno que de costumbre, tal vez habían descuentos o para todo el mundo este día tenía un significado tan especial como para mí; no importaba, di vueltas desesperadamente tratando de ubicar la salida este pero estaba tal vez más llena de gente que el resto del centro comercial:
- - - Esto era lo único que me faltaba, -pensé- para completar hoy estoy más ciega que nunca, todo el mundo se me parece a Cata. ¿Cuándo diablos vas a llegar?
- - De repente vi entrar a una señora que observaba detenidamente todo a su alrededor y tras de ella a mi ansiada amiga, también confundida por el gentío, la bulla y el calor. - - Cata venía hermosa, traía un jean y una blusa que dejaba ver su abdomen perfecto, un atuendo bastante sencillo pero que destacaba muy perfectamente sus formas femeninas, un maletín en la espalda, se había hecho un corte de cabello que le lucía demasiado y que traía adornado con unas delicadas pincitas que le daban, junto con su poco maquillaje facial, una apariencia de niña tierna que a mi parecer la hacía especialmente más atractiva al mezclarse con el atuendo de adolescente decidida.
- - No pude evitar una sonrisa de oreja a oreja, tenía a mi amiga en frente, después de cinco largos meses la estaba viendo otra vez, pensé en todo lo que podríamos hacer en el presente y el siguiente día, era poco tiempo pero al menos era algo, no podíamos desaprovechar ni un minuto así que aceleré el paso y llegué de frente sorprendiéndola, acto seguido la abracé y le di un beso en la mejilla (frente a su tía debíamos actuar naturalmente) nos separamos y aún sonriendo nos miramos a los ojos, mi mente volvió a recordar los momentos más intensos de mi vida que obviamente habían sido a su lado, como dicen por ahí "recordar es vivir" así que deseé darle un besote en la boca para luego fundirme con ella en las delicias del sexo lésbico.
- - Saludé amablemente a su tía que me preguntó por un hotel en donde pasar los dos siguientes días, le recomendé el mejor de la ciudad y nos dirigimos hacia allá, una vez dentro, mientras la tía hacía las reservaciones atraje a Cata hacia mí y le dije: - - - Pensé que no ibas a venir, casi me muero cuando te veo. Estás hermosísima. - No podía dejar pasar esta oportunidad, tenía que verte de nuevo, Pablo está furioso porque no fui a la fiesta de grado de su madre, mi papá tampoco está de muy buen genio porque necesitaba mi ayuda con unas tareas eternas para mi hermano, no importa, ya estoy aquí. Junto a ti todo está bien. - Cata, -le dije con una mirada de deseo que apenas dejaba contenerme- ¡me muero por besarte! - ¡Yo también!
- - La tía nos hizo señas de seguirla, entramos a la habitación y dejamos el equipaje, la tía de Cata, doña Clara, dijo que la diligencia podía tomar más tiempo del disponible si no se apresuraba, así que se cambió de ropa y se dispuso a salir: - - - Cata, aquí te dejo con tu amiga, trataré de no demorarme, si tienes hambre pide algo, debo irme rápido. - Está bien tía, no te preocupes.
- - Cerró la puerta y escuchamos el ruido de sus zapatos alejándose constantemente hasta desaparecer, era increíble, en menos de un minuto me estaría revolcando violentamente sobre mi amiga, había esperado eso por cinco meses eternos; volví mi mirada a Cata, una vez más la encontré hermosa, se sonrojó cuando se lo recordé, mirándola por otros segundos la tomé de la mano y la atraje hacia mí dispuesta a besarla, pero ella me apartó diciendo con su habitual terror a ser descubiertas:
- - - Espera unos minutos, ¿qué tal que se devuelva y nos encuentre en pleno ajetreo? - No, eso no va a pasar -le dije mientras lamía suavemente su oreja- vamos a pasarla genial en este fin de semana.
- - Luego besándola en la boca y tomando sus delicadas pinzas para desabrocharlas le escuché decir: - - - Andrea... mmmfff, tengo miedo, mmmff... mejor aquí no... mmmfff.
- - Pero yo no le presté atención, le quité las pinzas, el reloj y algunas joyas, para luego acostarme sobre ella hasta sentir cómo me embriagaban sus besos, quería besarla como tanto quise en este tiempo, besarla lo suficiente como para soportar al menos media hora sin su compañía; me recosté cómodamente sobre ella acariciándole lo que me pusiera a disposición, entrelazando sus piernas con las mías y excitándome cada vez más al escuchar sus ruegos de parar todo porque nos podían pillar.
- - En media hora seguíamos besándonos, sentíamos nuestras bocas mojadas y nuestros cuerpos ansiosos, a veces nos movíamos rítmicamente, nos arrancábamos débiles gemidos al pronunciar más nuestros profundos besos, en medio de las caricias que nos dábamos se encontraban nuestras manos y se entrelazaban, era en esos momentos cuando regresaba un poco a la cordura y le echaba un vistazo a mi conciencia, analizando las cosas, sentir sus dedos mezclados con los míos apretándome me hacía más que desearla, amarla y sobre todo querer llegar con ella a los límites del placer y más allá si era posible. - - Entre estos pensamientos, la estimulación física que estaba recibiendo y los casi mudos gemidos que se desprendían de Cata deseé sentir otra vez el puro éxtasis en brazos de mi amiga y hacerla gozar a ella de forma inolvidable, así que presa de una excitación incontenible me separé y la levanté como pude quitándole la ropa y desnudándome posteriormente, una vez desnudas la acosté en la cama y le abrí las piernas, le di suaves besos al rededor de su entrepierna sin pasar nunca por su clítoris o su cocoy (tarea bastante difícil, pues el clítoris de mi amiga invitaba a ser comido sin descanso) hasta hacerla mover violentamente, deseando ser mía otra vez, después de un tiempo tan largo: - - - Vamos Andrea, ahhh... hazme tuya otra vez, mmmm, qué placer que me das, pero, mmmm, saboreamela, ahhhhhggg, por favor saboreamela. - - Sin hacerme rogar ataqué el clítoris y la introduje con dos dedos, lo hacía lentamente para luego sorprenderla acelerando copiosamente el ritmo, su cuerpo trataba a duras penas de contenerse pero al final se convulsionaba sin control y emitía sonoros gemidos que la parte consciente de mi amiga trataba de contener por temor a ser descubiertas, posibilidad muy real ya que las señoras del aseo pasaban constantemente y seguramente no dudarían en notificar cualquier anormalidad, sin importarme seguí con mi muy conveniente estimulación hasta hacerla llegar a la esperada explosión.
- - Tomando unos segundos Cata se recuperó, se sentó en la cama y me miró, me atrajo hacia ella y sin besarme aún dijo:
- - - Es increíble la forma en que llego al orgasmo contigo, entre lo que más extrañé es esa forma en que me desgastas, cuando estoy a punto de llegar no me dejas respirar ni un instante, siento que exploto y que nadie mejor para compartirlo que tú.
- - Me sorprendió el arrebato de mi amiga, no pensé que los orgasmos que sentía gracias a mí eran los que ansiaba día tras día, me alegró saberlo, me senté en la cama he hice que se sentara sobre una de mis piernas, la derecha, para luego masajear los melones y con suavidad, con ternura; pude admirar de nuevo esos melones que me parecían perfectas, me sentí afortunada de tener a alguien así conmigo, Cata de verdad era muy linda, en ocasiones había llegado a creer que Pablo estaba con ella sólo por exhibirla, probabilidad de la que estaba comenzando a convencerme.
- - Pasados unos minutos de tener aquel pezón en mi boca escuché a Cata decir:
- - - Ahora es mi turno!
- - Me acostó de la misma forma cómo yo lo había hecho con ella y me empezó a besar el clítoris aumentando obviamente mi excitación de una manera rápida y constante, en medio de mi creciente líbido pregunté:
- - - Oye Cata, ¿qué pasaría si entrara tu tía en este momento?
- - Separándose de mi cocoy, se le perdió la mirada por unos instantes y luego me miró para agregar:
- - - No quiero ni imaginármelo, ¡me matarían en casa! -
- Automáticamente tomé su cabeza y la llevé de nuevo a donde estaba, olvidé el comentario y me entregué a las sensaciones, mi amiga no tuvo que prolongar mucho su trabajo, me corrí entre gemidos y movimientos, pidiéndole después que subiera a besarme.
- - Así lo hizo, nos pusimos la ropa y le dije que fuéramos a un centro comercial, a pesar de mantenerme comunicada con ella por teléfono nunca hablábamos del resto de nuestras vidas, casi siempre el tema era nuestra relación, así que me pareció oportuno sugerir compartir un café o cualquier cosa mientras hablábamos como dos amigas "normales".
- - - Me alegra que estés aquí -le dije tomando un deliciosos Amaretto helado- cinco meses fue mucho tiempo para pensar bien en lo que pasó y sobretodo para aceptar mi nueva personalidad de bisexual.
- - - Conmigo igual, ¿te dije que Pablo está insoportable? A veces considero la idea de terminar con él del todo, me está celando demasiado y nuestros encuentros sexuales están más monótonos que nunca, me hizo mil preguntas cuando le comenté que viajaría dos días a otra ciudad. Realmente es un descanso estar aquí y sobre todo contigo.
- - Hablamos por casi dos horas, le pedí que volviéramos al hotel para ver si doña Clara había regresado y luego a mi casa para saludar a mis padres; tomando el café me puse a jugar con el vaso, me eché un poco en las manos y debía ir a lavarlas así que fui al baño, una vez tuve las manos limpias miré a Cata que estaba lavándoselas también y le dije con tono insinuante y ojos de deseo:
- - - ¿Sabías que una de mis fantasías es hacerlo en un lugar público? Como por ejemplo este baño... -
- Ella inmediatamente entendió, miró a la puerta y luego hacia uno de los baños diciéndome:
- - - Andrea, pero eso es pequeñísimo, no imagino cómo podríamos hacer alg... - - Le interrumpí la frase jalándola rápidamente adentro, callándola con un beso y sorprendiéndola con un rápido toqueteo a todo su cuerpo. De esa no se iba a escapar, ya veía realizada una de mis fantasías sexuales con la chica que me electrizaba. - - En menos de tres minutos Cata estaba tanto o más excitada que yo, la incomodidad y la estrechez del baño hacía que por momentos perdiéramos el equilibrio y cayéramos pesadamente en las paredes y en la puerta del lugar, para luego incorporarnos y besarnos apasionadamente. - - Me enloquece la manera en que en medio de mis profundos besos escuchamos cualquier ruido y Cata se separa con sus ojos desorbitados tratando de prestar atención, creyendo que nos van a encontrar y esforzándose por contener sus gemidos y hasta sus movimientos, tarea que obviamente es imposible, el sexo entre nosotras era tan incontenible como placentero, tan peligroso como excitante.
- - En medio de la calentura le dije a Cata que se sentara sobre el sanitario y yo en la taza, bajándole rápidamente su jean y saboreandole fuerte y constante su clítoris (forma efectiva y preferida de Cata para llegar al orgasmo) me mantuve así por unos minutos, esta vez quise variar, suspendí mis lamidos a esa zona y la estimulé únicamente con los dedos, introduciéndolos profundamente y luego sacándolos para estrujarle el clítoris hasta sentir los inevitables gemidos, mientras le lamía los pezones y con la otra mano le empujaba el trasero hacia mí. - - La escena era realmente excitante, morbosa y electrizante: mi amiga estrujada contra el sanitario y la pared, yo frente a ella apretándole el cocoy, atrayéndola desde el trasero a empujones, sintiendo cómo entraba y salía su pezón de mi boca, la presión de sus manos desesperadas en mi cabeza y escuchando los jadeos y gemidos que trataba de calmar sin mucho éxito; seguramente alguien nos escuchó, pero a mí era la última persona a la que le importaba. - - La corrida no se hizo esperar, entre fuertes movimientos y extraños sonidos supe que ya había acabado, pensé que se tomaría algunos segundos para recuperarse pero de repente me tomó por sorpresa y me jaló hasta recostarme pesadamente en una de las paredes del estrecho baño y sin saber cómo (ella estaba muy "amarrada" por su ropa) me besó y no me dejó ver el resto de la acción, sentí sus dedos en mi clítoris apretándolo, aplastándolo con toda su fuerza, oía sus gemidos de chica mala apagarse al besarme tan pesadamente, sentía cómo me pellizcaba el trasero y me decía frases sueltas que también se encargaban de ponerme mucho más a trote:
continuara....
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