miércoles, 21 de febrero de 2018

Mayra, debut trasero


Pasado un tiempo de aquel fogoso primer encuentro sexual entre Mayra y Carlos, ambos se habían evitado durante días, incómodos ante el cariz que habían tomado las cosas. Pero al cabo de unas semanas habían tenido un nuevo encuentro en el cual Carlos había hecho las delicias de la preciosa mujer haciéndola gritar de placer, penetrándola en varias posiciones, eyaculando sobre ella en cada orgasmo, dándole de beber su semen, algo que según había descubierto, ella adoraba, la maravillaba ver fluir caudaloso el semen de su gran verga, pero aún quedaba algo que comenzaba a obsesionar a ambos.

La pija de Carlos y el hermoso culo de Mayra eran como polos magnéticos opuestos, su atracción era evidente, y el encuentro entre ambos inevitable mal que le pese a la pudorosa Mayra, que se resistía a cualquier tipo de insinuación de Carlos acerca de la sodomía. Estaban hechos el uno para el otro, las blancas redondeces de Mayra eran la meca, el paraíso para el potente pene del muchacho, y el ardiente deseo carnal de ambos vería su cumbre en el encuentro anal. Mismo que se dio en forma casual, en una tranquila noche porteña.

Mayra se encontraba ataviada de papeles, contratos y su casilla de correo atestada, daban las 8 pm y necesitaba un café, salió de su oficina con su taza corporativa en mano, y tomó el pasillo rumbo a la maquina de café, pero siguió hasta la cocina para lavar el recipiente, el piso entero se encontraba en silencio, como era costumbre a estas horas, los empleados más atrasados se retiraban 7:30. La puerta se encontraba abierta, entró y se dispuso a enjuagar su taza.

Carlos, cuyo escritorio se encontraba en el pasillo central junto a los ascensores, sabía que sólo quedaba su amante en todo el piso, por lo que había dejado su puesto y se dirigía sigilosamente hacia la oficina de Mayra con la esperanza de encontrarla dispuesta a tener un encuentro sexual, cuando oyó pasos en el pasillo de la cocina. Tomó ese rumbo silenciosamente, y al entrar descansó un minuto bajo el marco de la puerta admirándola sin que ella advierta su presencia.

Ver a la hermosa mujer de espaldas, semi recostada sobre el fregadero encendió nuevamente el deseo del chico por su abultado trasero, vestía un saquito de lana, por encima de una de sus blancas camisas que siempre delatan sus bellos pechos, una pollera no muy corta, por debajo de las rodillas, de tela suave, seda quizás, que contorneaba magníficamente sus piernas, se ajustaba bellamente a su cintura y cadera, dibujando finamente su figura esbelta e insinuando moderadamente la tanga que ocultaba a medias sus preciosas nalgas. Extasiado por sus bellas redondeces, no titubeó al acercarse, tomándola decididamente por detrás, aferrando sus caderas y apoyando su ya abultada pelvis en medio de sus cándidas redondeces, reprimiendo el intento de Mayra de voltearse, sorprendida al encontrarse repentinamente manoseada.

Mayra no dudó siquiera un instante en saber quién era el osado que la tocaba, suprimió un leve acceso de furia al sentirse oprimida cuando intento voltearse, y asaltada prontamente por el deseo se dejó hacer, aflojando la tensión.

Las manos del muchacho pasaban de su cintura a sus piernas describiendo la muy pronunciada pero armoniosa curva que describían sus caderas, deslizándose suavemente por encima de la tela, su pene tomando progresivamente su acostumbrada consistencia, frotaba insistente en medio de las nalgas de Mayra haciendo que su vagina segregue los primeros flujos.

Prontamente Carlos agobiado por el deseo elevó la falda descubriendo los encantos de la mujer, hizo a un lado la delgada tanguita blanca, cuyos finos y ajustados bordes se hundían apenas en su cálida piel de su cadera, marcándola con una suave tonalidad rozagante, penetró la vagina ya perfectamente lubricada de Mayra, en intervalos cortos y regulares, ayudado por ella que curvó su espalda apoyando ambos brazos extendidos sobre la mesada y abriendo sus piernas en actitud relajada recibió el miembro con gran placer, albergando su objeto de devoción, dándole todo su calor. A poco Mayra con desenfreno sintiendo colmada su vagina se retorcía frenéticamente con gran velocidad por momentos, y luego golpeando con fuerza pero lentamente sus nalgas contra Carlos al alcanzar un orgasmo, que inundaba la pija del muchacho con sus jugos, haciendo que gotas de flujo blanco surcaran sus testículos llegando algunas a caer hasta el suelo, manchando la alfombra gris.

El muchacho veía no sin una cuota de recelo a su fiel amante como en trance, obteniendo placer de él en forma egoísta, ignorándolo, veía a su casi madura rubia autosatisfaciéndose, como masturbándose frenéticamente con su pene, haciéndolo sentir un gran consolador ambulante. Esto lo decidió a actuar. Repentinamente y tomando a Mayra por sus finos cabellos claros, comenzó a mover sus caderas con fiereza hacia ella, haciéndola soltar resoplidos forzados, irguiéndola un poco con cada embestida, y cuando la tuvo apoyando casi su pubis contra el frió mármol de la mesada, de una patadita acercó un banco hasta ellos y tomando la pierna izquierda de Mayra por debajo de la rodilla, sin abandonar la penetración, la elevó hasta apoyar su pie entre una de las patas del banco, con la intención de ver su verga venosa entrar y salir del elongado coño de su linda puta.

Carlos tomaba a Mayra por su estrecha cintura admirando la belleza de su desnudez, dominando la cadencia del acto sexual, cuando en determinado momento, habiendo suavizado sus movimientos de cadera hasta casi detenerse, retiró su pene de la vagina de su amante y sin miramientos, apuntó la punta de su escroto hacia el delicado esfínter de Mayra, oculto aún entre las inmaculadas paredes carnales que conformaban sus nalgas.

Mayra había temido este final, pero el éxtasis sexual en el que se encontraba le impedía reaccionar, dejando a Carlos proseguir, sintió el enajenado pene del muchacho abrirse paso en medio de sus nalgas, que sin ofrecer resistencia, se abrían suavemente ante el paso decidido del lubricado falo hasta su orificio anal, que reaccionaba en regulares periodos de contracción y relax, en una especie de latidos al primer contacto de la punta del glande. Sentía su culo en forma extraña, ahora no le producía rechazo, un calor abrasador agobiaba su zona anal y se acentuaba con cada uno de los involuntarios periodos de contracción y relajación que en su esfínter había dado lugar la situación.

Carlos una vez que se hubo acomodado y empalmando su verga cuya cabeza se hallaba oculta en medio de tan hermosas nalgas, ansiaba penetrarla y llenarla con su leche, pero se tomó unos instantes, esperando quizás una reacción que jamás llegó, y por el contrario, vio como Mayra tensó un poco su cuerpo, e inclinándose sobre la mesada, apoyando sus brazos detrás del lavabo, su rodilla izquierda sobre el banco y estirando su pierna derecha hasta ponerse en puntillas de pie, esperó plácidamente la penetración.

Desconcertada ante esta nueva sensación, Mayra se dejó llevar por el sentido de curiosidad que le proporcionaba la nueva experiencia que ahora viviría, acomodó su cuerpo para Carlos, poniéndole toda su atención y con todos sus sentidos enfocados en su canal rectal. Sentía de momentos su culo ardiente, un calor abrasador la obligaba a contraer su círculo anal, que luego involuntariamente se relajaba haciéndola sentir que se ensanchaba cada vez más, en espera incierta del contacto que no llegaba, para nuevamente sentir la irreprimible necesidad de contraer sus músculos rectales, por periodos cada vez más prolongados, casi temblorosamente, repitiéndolos aceleradamente hasta que ese incomprensible sentimiento la apoderaba, y su culo volvía a aflojarse lánguidamente ansiando ese contacto físico que Mayra inconscientemente asociaba cada vez más con un pene. Habida cuenta de su estado, Mayra tomó mayor conciencia de su predisposición, decidida a la penetración anal y sintiéndose algo extraña aunque dispuesta a ser sodomizada, exclamó:

-"No sé qué me has hecho, pero quiero ofrecerte mi culo. Tómalo."- Y presa del deseo que le provocaba la sensación en su ardiente trasero, agregó:

-"Quiero recibir tu virilidad, quiero que me sodomices y obtengas el máximo placer de mí, tómame y satisface tu deseo, descarga toda tu hombría en mi culo."- Finalizó casi en susurros, mirándolo a sus ojos de costado, como avergonzada.

Carlos perplejo por el discurso pero tremendamente excitado con aquellas palabras de su hembra, inesperados y bien recibidos símbolos de entrega absoluta, se encontraba en el más maravilloso clímax y con infinito placer volvió a detener la cabeza empalmada en medio de las grandes y deliciosas nalgas de la hermosa Mayra, tomando contacto con el dilatado y latente circulo de su esfínter anal; a punto de sumirse en el placer máximo, el que sólo se encuentra sodomizando a una bella dama dispuesta a serlo, en medio mismo de la clase de orgasmo más poderoso que hombre alguno pueda ofrecer, y que sólo una mujer al ofrecerse por primera vez puede recibir; empujó su gruesa verga hacia el fondo del ardiente culo de la preciosa doncella, sellando así para siempre el lazo que los unía desde su primer encuentro y que ya no podría romperse...

Aunque este relato es una nueva fantasía, se asemeja mucho a experiencias vividas, y por ello esta dedicado a aquellas damitas que tuve la suerte de amar, y a las que quizás aún estén en mi camino.

Edificio en construcción


En mi adolescencia no tuve un grupo de amigos muy calmo que digamos. Éramos un grupito de seis chicos, de los cuales ninguno pasaba los 18 años excepto Oski, que tenía 26, un físico enorme y un carácter dominante. De más está decir quién era el que mandaba. Si bien jamás habíamos hecho nada ilegal, ni Oski nos pedía cosas imposibles de hacer, la mezcla de respeto, admiración y miedo que todos sentíamos por él, a mí me hacía pensar que algún día nos arrastraría a cometer alguna locura.

Y eso ocurrió. Cierta noche fuimos a bailar. Uno de los chicos, Javier, conoció a una deliciosa jovencita. No había llegado a los 18 y su corta remera destacaban tanto sus pechos, que no eran grandes pero si muy sexy, y su vientre blanco, plano y apretado, como toda su cintura. Llevaba una falda larga hasta los tobillos, que se las arreglaba para destacar un culito más que prometedor. Era de estatura baja y su cara era raramente sexy, dominada por una nariz de tabique irregular y unos ojos enormes.

La vi bailar junto a Javier y, si bien yo estaba bailando con una adolescente muy bonita también, no podía quitarle los ojos de encima. Su nombre era Oriana y bailaba con las manos de Javier en la cintura, moviéndose con una sensualidad que le nacía de las mismísimas entrañas.

Al salir del boliche, el único que terminó la noche acompañado fue Javier. Noté cómo Oski dejaba que su mirada se perdiera en la casi etérea figura de Oriana. Javier nos pidió que acompañemos todos juntos a Oriana a su casa, que no vivía lejos, pero que en el camino tenía zonas no muy seguras que atravesar. Estábamos, además de Javier, Oski, Dani y yo.

El que dominó la escena durante la caminata fue Oski, que nos iba relatando a todos algunas de sus hazañas. Al pasar por una obra en construcción que tenía un precario cerramiento de madera, asegurado con un simple candado, Oski nos desafió a que él podía abrir ese candado con un pedazo de alambre. Curiosamente Oriana aceptó el desafío y se dispuso a probar que esa maña de Oski era cierta. Y lo era. Oski encontró un trozo de alambre y en poco tiempo destrabó el candado como con su propia llave.

"Ahora cerralo", le dijo Oriana.

"No, ahora que está abierto entramos" dijo Oski y con una mirada nos ordenó a Dani y a mí a hacerlo. Javier y Oriana, a su pesar, entraron al quedarse sin compañía para seguir el camino. Pero Oriana insistía constantemente en que nos vayamos. El lugar estaba oscuro, apenas iluminado por las luces de la calle y por una poderosísima luna que gobernaba una noche despejada y cálida.

El ambiente se fue poniendo pesado. Oski le insinuaba cosas a Oriana y ésta que se quería ir. La cosa se puso fea cuando Oski le pidió a Oriana que haga un strip-tease, a lo que Oriana respondió enfurecida, pidiéndole a Javier que la lleve a su casa, pero Oski le ordenó a Javier que se quedara quieto, lo amenazó y enseguida, se paró frente a Oriana y le dijo que comience a desnudarse. Oriana quiso huir, pero Oski la tomó de un brazo. Luego nos pidió a Dani y a mí que la tomemos de los brazos. Él se paró frente a Oriana y le dijo: "así se hace un strip-tease", tomó su remera con ambas manos y la rasgó dejando las hermosas tetas de la chica a la vista de todos. A pesar de su llanto, el cuerpo de Oriana me excitó sobremanera. Miré su espalda y vi cómo esta terminaba en su fabuloso culo que temblaba bajo la falda. Hacia allí fue mi mano.

Era increíblemente firme y carnoso. Tomé con toda mi mano uno de sus glúteos y lo amasé con deleite, mientras Oski le manoseaba las tetas.

Ahora Oski la tomó de los pelos y la obligó a arrodillarse. Se bajó el cierre de sus pantalones y sacó un enorme instrumento en vías de erección. Yo me apresuré a arrodillarme tras ella y a apoyar mi excitado sexo en su cola, mientras Oski y Dani la obligaban a que se lleve a la boca la pija de Oski.

Miré a un costado y Javier estaba paralizado por lo que veía. Oski lo alentaba a unirse a la fiesta, pero él estaba paralizado.

En medio de forcejeos, amenazas y llantos de Oriana, Oski logró que su pija descanse en la boca de la chica un par de veces. Luego volvió a obligarla a que se ponga de pie y la llevó hasta una pared. La puso de cara contra los ladrillos y levantó su falda, tomó su bombacha y se la sacó de un tirón, rompiéndola. En ese instante pude ver su preciosa cola que tan obsesionado me tenía hasta ese momento. Oski la tomó de las caderas, Oriana quedó apoyada con sus manos contra la pared y así, medio doblada hacia adelante, recibió el embate de Oski en su concha, que tomándola de la cintura se la empezó a coger como un demente. En un momento, los quejidos de dolor de Oriana ya no parecían ser tales y se iban mezclando con jadeos y suspiros.

Dani y yo teníamos unos bultos enormes a esa altura y mirábamos la escena con apetito.

Oski le dijo a Dani que se acueste en el piso. Dani se bajó los pantalones y se acostó con la pija en pie de guerra. Oski obligó a Oriana a que se monte sobre ese aparato, cosa que logró en medio de más forcejeos. Al lograrlo, Dani comenzó a moverse como loco dentro de Oriana. Pero Oski no había terminado su tarea: apuntó su lanza a la preciosísima cola de la chica que respondió a la primer embestida con un grito.

Ver a mis amigos ocupando los agujeros de esa hermosa mujer, me terminó de enloquecer. Saqué mi pija y empecé a masturbarme. Sobre todo porque noté que Oriana seguía insultándolos, pero ya no había mucha resistencia que digamos. Ver a Oski entrando y saliendo de ese tremendo culo era lo máximo. Javier seguía estupefacto, mirando la escena. Luego Oski sacó su pija de la cola de Oriana y se paró frente a su rostro, la tomó de los pelos y empujó su aparato dentro de su boca, donde derramó el final de su faena, a la vez que me ordenaba que me hiciera cargo de la cola de la chica. Yo no necesitaba que me obliguen, me abalancé hacia ese culo soñado al instante. Sólo en películas porno, había visto un culo tan escultural al desnudo y disponible. Acomodé mi pija en la entrada y empecé a hundirla, sintiéndola apretada por aquel monumento. Cuando sentí el roce de la piel de sus cachetes en mis huevos creí que iba a morir de placer. Empecé a sacudirme rogando que aquello no terminara jamás. Pero terminó mientras me hundía en ella por enésima vez y descargaba toda mi leche con un torrente violento. La saqué y acomodé mi ropa. Dani estaba terminando lo suyo. "Llego" gritó. Pero Oriana se zafó y fue a buscar esa pija que se ocupó de su concha mientras Oski y yo le destrozábamos el culo, se la llevó a la boca y se tragó hasta la última gota que le sacó con una paja gloriosa.

Oski le dijo a Javier "Bueno querido, toda tuya. Después de todo, te la merecés, ya que fuiste vos quién se la levantó". Oriana se acercó a Javier, se paró delante de él dándole la espalda y comenzó una especie de baile cuya coreografía tenía el atractivo centrado en su cola que se movía sobre el bulto de Javier que empezaba a reaccionar. Nosotros tres nos fuimos. "Dejémoslos solos" fue la orden de Oski.

Caminamos hacia nuestras casas comentando aquella experiencia. Llegamos a una esquina y nos separamos, cada uno en dirección a su casa. Pero yo no pude reprimirme. Y volví sobre mis pasos hacia aquella construcción. Entré sigilosamente, sin hacer ruido, y me escondí tras una pila de ladrillos desde donde podía ver a Javier y a Oriana. Llegué en el momento en que ella se acomodaba en cuatro patas, pero con la cara y el pecho contra el suelo, dejando su delicioso culo, entregado y generoso, hacia arriba. En el preciso momento en que Javier enterraba su pija en la cola de la ronroneante Oriana, yo empezaba a masturbarme.

Veteranos Cazadores


Comenzare con describirme, 42, años, Casado con 3 hijos, 1.82m, 90kg, blanco, no me creo un adonis, por lo que me considero una persona común y corriente como los demás, profesionista, Ing. Agrónomo y dedicado a la Agricultura, toda mi vida me he considerado heterosexual, pero con lo que les narrare, ahora me considero 98% heterosexual, y 2% bisexual, ya que ese porcentaje menor, es ahora el tema de este relato.

Mi compañero del relato se llama "PANCHO", tiene 58 años, Casado con 4 hijos, también, 175m, 110kg, blanco, con una panza de gordito, (por comer, no por cervecero), y cubierto de bellos por todos lados, desde el bigote, hasta los dedos de los pies, todo esto ya con el pelo entrecano, porque, por lo general, los que tienen mucho vello, en el cuerpo, están faltos en la cabeza, jajajajajaja, la de arriba, mal pensados.

Bueno vayamos al grano, mi "Pareja", como nos decimos entre los amigos, cuando salimos a la cacería, por lo general, casi siempre salimos en pareja, en estos menesteres de la cacería, para ir a los cotos de caza, se tiene que ir en vehículos, y por lo general salimos él y yo, casi siempre lo hacemos, desde hace unos 15 años que tenemos de cazadores.

En una de nuestra más reciente salida a cazar, fuimos invitados por un compadre de mi pareja, a un coto de caza, o mejor dicho un rancho particular, en este, que es muy grande, y por lo general hemos ido a cazar palomas huilotas, palomas alas blancas, conejos, y hasta hay pesca en una presa que tiene el mismo rancho.

En cuanto llegamos al rancho, del compadre, este nos recibió con agrado, y nos invito a hospedarnos en un cuarto, bastante grande, ya que el mismo rancho, es muy antiguo, y todavía se mantiene como estilo hacienda, de hecho es una hacienda muy bien conservada, después de esto, nos dimos a la tarea de reconocer el área donde habríamos de cazar, las palomas, y una vez ubicada nos despedimos de su compadre, y nos fuimos a pie, de la hacienda, diciéndole que regresábamos por la tarde, ya que como siempre acostumbramos, en una maleta traemos de todo, agua, víveres, linterna, cuchillo, tiros, etc etc, bueno en lo personal siempre cargo con una caja de condones, por si de aquello, no?.

Después de una mañana muy dinámica, cazando palomas, llego el rato donde no pasan las palomas, es decir, también se retiran a descansar un poco, bueno nosotros aprovechamos, la oportunidad de almorzar y a su vez comer las dos cosas al mismo tiempo, y por supuesto buscar un sombra de algún árbol, donde estirar los pies, y acostarse un rato a dormir, que de hecho, así fue, porque estando yo dormido, sentí, un piquete muy fuerte de algo, no sabia que había sido pero, que me dolía mucho, rápido le dije a mi pareja;

----Pancho, ayúdame rápido a desvestirme que algo me pico, en la pierna derecha, y me duele bastante.

----El se sorprendió, ya que también él estaba dormido, y como pudo se levanto, ya que como dije anteriormente, es bastante corpulento, pero ágil, no es de esos gordos, obesos, sin agilidad.

----En eso me desabrocho el pantalón, y con la desesperación del piquete que me dolía, no tuve la precaución, y se vino con todo y calzones, uso de esos bóxer, siempre blancos de algodón, por lo que Siempre suda uno de esas partes, y si efectivamente, ahí estaba en la pierna derecha una roncha bastante roja, y vaya que me dolía, en eso estaba yo desesperado, cuando observo que el se me quedo viendo muy detenidamente en mi, "garrote", pene o pito, como acostumbren llamarlo en diferentes partes, pero es lo mismo que tenemos todos los hombres allí, como estaba adolorido, de mi pierna no le di importancia al incidente, pero le dije que me prestara su cinturón, por si había sido algún alacrán o araña, mientras investigábamos, para esto rápido se quito el cinturón y me ayudo, a ponérmelo, yo me apretaba con ambas manos la pierna, y el cómo que no se animaba, ya que quedaba muy cerca de mi pito, sus manos, a lo que le dije:

----Pareja, ya pónmelo, porque sino, puede que corra el veneno, mientras averiguamos que es,

----Pero con la desesperación que teníamos ambos, él me llego a tocar sin querer el pene, y los testículos, así que lo meneaba para un lado y otro, y cuando por fin, lo abrocho, le digo, ahora záfame o quítame las botas rápido para ver que es, y buscando por un rato dimos en era una hormiga de esas grandes, que cuando pican duelen hasta los huevos, en MEXICO, les decimos hormigas arrieras, así que en cuanto me paso el susto de que no fuera algún alacrán o araña, descanse un poco, ya que son peligrosos estos bichos, por mi zona donde vivimos.

Una vez que nos calmamos, le digo en son de broma, pareja que tal si me pica en el mero pito, te habías animado, hacerme un torniquete con tu fundillo?, jajajajaja, pero el ni se inmuto, les comento que nos llevamos muy fuerte, con el, tenemos tanta amistad y confianza que, en algunas ocasiones, nos llevamos de mentada de madre, picon de ano, agarron de huevos, bueno es algo fuerte, y por esta razón le dije esta broma, bueno, me dice, ojala nunca se ofrezca porque a lo mejor te lo arranco pero con los dientes, jejejejejeje, nos reímos los dos, como quien dice ya paso la tempestad.

Por la tarde, llegamos al rancho, para esto su compadre, nos había hecho una carne asada, muy rica, por cierto, ya que eran de corte sirlon, y sobre todo los tequilas que nos echamos después, brindamos por nuestra llegada, y salud, que porque habíamos cazado muchas palomas, y salud, que por esto salud, que por aquello, salud, bueno con decirles que nos dieron las 2 de la mañana brindando los 3, hasta que, yo, me sentí, ya muy mareado, y por el piquete de la hormiga me había hecho como anestesia, por el momento, pero ya me molestaba al caminar, y entonces fui a dar al cuarto donde nos hospedamos, y me empiezo a desnudar, para acostarme, y fue ahí Cuando me vi, la pierna, ya estaba bastante roja, e hinchada, pero no le di importancia y me acosté, al rato llego mi pareja, y también hizo lo mismo, le comente que compadre tan a toda madre tenia, como nos había recibido.

En eso estaba cuando me dice mi pareja, oye ya no te ha dolido la pierna, por el piquete?,

----Si, fíjate que cuando me desnude al entrar, traigo la pierna muy caliente e inflamada.

----Me dice---- Pareja, yo traigo una pomada, para lo inflamado, no es para piquetes pero ahí esta.

----De acuerdo, pásamela por favor.

Y comencé a ponérmela, pero me dolía mucho, así que me dice mi pareja

----Haber préstamela, y tu con tus manos has como un torniquete con ambas manos para que no te duela mucho y yo te unto la pomada,

----Fue ahí cuando comprendí, que algo ya no estaba bien, ya que se me quedaba viendo en mi bulto con mucho cuidado, y al sentir sus manos sobre mi pierna, y lo que estaba viendo, me empecé a excitar y como todo ser humano, cuando la cabeza de abajo no piensa, la de arriba ya se te olvido, que si estas casado, que esta prohibido, que no soy "mayate" como les decimos en forma despectiva a los que tienen relaciones con "GAYS", de pronto se me olvido, todo, el empezó a notar que crecía mi garrote, y se dio cuenta ya que yo me recosté hacia atrás quedando boca arriba, y el sentado en un costado de la cama, cerré los ojos por lo que Estaba sintiendo, y cada vez el subía mas las manos sobre mi muslo, llegando hasta la entre pierna, por lo que mi bóxer se mancho de la crema, a lo cual me dijo, pareja ya te manche el calzón, bájatelo para que no se te eche a perder con la crema, a lo que de inmediato hice, ya que mi calentura, había subido hasta ambas cabezas, y así como estaba acostado, solamente levante, las piernas y el me lo quito, con cuidado, pero cuando salió éste, yo estaba con mi pito, al 100%, dura como tronco, pero no dije nada, nuevamente me recosté hacia atrás, y volví a cerrar los ojos, obviamente que ambos sabíamos lo que se avecinaba, cuando de pronto, Comenzó, a darme masajes mas arriba y más arriba, hasta que llegaban sus dedos junto a mi ano, y por ende mis testículos no los dejaba en paz, yo al darme cuenta de todo esto, abro las piernas para que pueda meter mano con mas facilidad, y con la crema, ya me tenía todo lubricado, por lo que comenzó a meter un dedo en mi ano, y yo a delirar del gusto que sentía, lo metía con tanta delicadeza, que no sentí cuando metió el dedo gordo de la mano, y me masajeaba mi orto, fue ahí cuando el de pronto, metió su boca en mi pene, hahahahahaha, pareja, no pares sigue asiiiiiiiiii, y comenzó con el sube y baja con su caliente boca que casi, me Quemaba mi pito, de pronto, se para, y se desnuda completamente, cuando lo vi en pelotas, que no era nuevo para mi, ya que no hemos visto con frecuencia desnudos, veo que él también lo tenia a 1000, y se fue agachando poco a poco hasta que de nuevo lo metió en su boca, por lo que me quedaba a un lado de mi, y ya decididos ambos, lo agarre de la cintura y lo trepe a la cama, yo boca arriba y el en cuatro patas, así que me quedaba también su pito cerca de mi boca, por lo que decidí también, hacer lo mismo que me estaba haciendo.

Apague la luz, y todo quedo en penumbras, solamente, la luz que entraba de la luna por una ventana del cuarto, fue ahí cuando por fin me deje llevar por mi pareja al otro mundo que no había conocido, antes, y que delicia, el que no lo ha probado, no puede decir que ya conoce todo sobre sexo, pruébenlo, amigos lectores, no se arrepentirán.

Bueno empezamos la lucha, entre ambos, o mejor dicho, a chaparnos todo, el no dejaba de acariciarme el ano, y los testículos, me los apretaba, un poco, y con la boca no se diga, me succionaba con fuerza, desde el tronco hasta sacarlo por completo de la boca, y al oír el sonido característico cuando sale una herramienta de cualquier orificio, flop flop, esto mas me excitaba, y con mas razón también yo le entraba a todo su paquete, y sus huevos me quedaban exactamente en mi frente, ya que, lo demás lo tenia en la boca, olía su ano, ese olor era diferente al sexo, de las mujeres, era olor a macho, a hombre, a macho maduro, así que comencé a darle con la lengua a su ano, a lo que cuando le metía la lengua o el dedo, él a su vez, me apretaba mas con su boca, para cuando estaba por venirme, porque se lo dije, se bajo de la cama, y me dice.

----pareja, soy todo tuyo penétrame, hazlo despacio. De inmediato obedecí sus ordenes, que para entonces yo con el solo hecho de verme así, ya la tenia como un palo de béisbol.

Comienzo, poco a poco, apuntar sobre su ano, que estaba muy cerrado, y peludo a mas no poder, así que en cuanto me ensalive, y después de poner algo de crema, empuje, y entra la cabeza, sentí como fue abriendo los pliegues del ano, lo sentía tan caliente, que me quemaba, era muy caliente, cuando él comenzó a decirme,

----pareja, mas despacio, me duele

----si, tu me dices si le doy mas, (señalo, que no me mide mas que 16-17cm), normal diría yo, y también la de él, son casi del mismo tamaño, solamente que la de el es mas gruesa que la mía, ambas sin circundar. Pero eso si gordas por tantas batallas libradas por la vida, creo que a todos no sucede lo mismo con el tiempo, como que engordan.

Bueno, en cuanto entro, toda, yo sentí que al comenzar el mete y saca, él pujaba porque me decía que le dolía, así que estuve un rato, despacio, metiendola como en cámara lenta, disfrutando, ambos.

----Pareja, le digo, ya no aguanto mas, me voy a venir.

----Espérame un poco, y se dio la vuelta, el se recostó sobre el filo de la cama con los pies un poco en el suelo, y me abre sus piernas, cuando las levanta puedo apreciarlo de frente, un oso gordito, fornido y con pelos entrecanos, en todo su pecho, que con la luz, que entraba, brillaban como plata, fue cuando me pone los pies sobre mis hombros, y me dice, que así, puede que duela menos.

Yo no dejaba de verlo a los ojos, fue cuando yo comencé, poco a poco a penetrarlo, y él hacia el esfuerzo, por aguantarme la embestida, que le estaba dando, y yo podía agarrar ese pedazo de carne que tenia de frente, la veía enorme, mas grande que la mía, pero también caliente, y ya lubricada por el liquido pre-eyaculatorio, así que comencé a subir y a bajar también su pene, con la mano, no pasaron mas que unos cuantos minutos, cuando, yo no podía mas, así que le avise que me corría.

----Pareja me vengo, hahahahahahaha.

----Me dice, salte y échamelos en el pecho,

En cuanto lo hice, me salieron, los primeros, hasta su cara, cayeron justo en la barba, y los demás en todo su pecho, yo veía estrellas, por todos lados, y caí de frente a el, fue cuando me abrazo, y me dio un beso, por primera vez en mi vida, recibía un beso, de un hombre, era algo disto, a todo, nunca lo voy a olvidar.

Así nos quedamos por un rato, en cuanto pudimos recobramos, las fuerzas, nos separamos, me quede yo por un lado de el, y me dice.

----Pareja, esto que acabamos de hacer, quiero repetirlo, y que por favor esto nunca se comente, sobre lo ocurrido ok?.

----Pareja cuenta conmigo para todo, y sobre todo lo último, que quede entre "hombres".

Fue así, la primera vez que tuvimos contacto con mi pareja de cacería.

La pastillita


Cuando trabajaba en una oficina de una imprenta, yo era el encargado del Dpto. de Computación. Tenía una secretaria de nombre Lili, que tenía en esa época, hace unos 10 años atrás, 19 años de edad y yo 28 años. Era una hermosa chica de pelo negro largo y enrulados, de piel blanca, con unas nalgas redondas y bien levantadas y con unos grandes pechos un poco más de lo normal. En síntesis, una muñeca, y que hacía suspirar a todos los compañeros incluyéndome a mí.

La cosa estaba en que ella tenía novio y los padres de ella no le aceptaban porque tenía un hijo con otra mujer. Él tenía la misma edad de ella.

Ella siempre me comentaba su situación por la que atravesaba y yo aprovechaba para preguntarle cosas más íntimas de ella, como por ejemplo si tenía relación sexual con su novio o si cuales eran sus zonas más erógenas, etc., a lo que me los contaba sin dudar y con mucha confianza.

Tal es así que esa confianza le dio valor para comentarme que en la noche anterior tuvo sexo con su novio en fecha peligrosa y que temía quedar embarazada, por lo que me preguntó si yo conocía algo o alguien que le pudiera ayudar.

Mi mente maquinó miles de cosas, pues yo veía en esta la oportunidad de aprovecharme de la situación y echarle un polvo a como sea, porque la verdad que hacía tiempo que me tenía recaliente.

Le dije: mirá yo conozco a una obstetra que vive cerca de mi casa, por qué no nos vamos a la salida junto a ella para que pueda ayudarte.

En un principio ella aceptó, pero luego a la salida, me dijo que su novio pasaría a buscarla y que no podría acompañarme y que me vaya yo a preguntarle la posible solución. Eso hice, me fui al consultorio y me atendió la hija de la Doctora, que es muy amiga mía, y ella me dijo que debía tomar una pastillita a la que ella llamaba "El día después", ésta la conseguiría en cualquier farmacia y me dio el nombre.

Al día siguiente, ya en la oficina y cuando tuve la oportunidad, le pregunté si cómo se sentía porque no la veía del todo bien. Me dijo que no pasó bien la noche debido a la preocupación que le envolvía y que su novio le dijo que tomara unos remedios yuyos el cual no le cayeron del todo bien.

Unas horas después ella ya estaba realmente mal, lloraba, no se concentraba en su trabajo y se volvió realmente insostenible. Le dije que la llevaría al médico y me dijo que ya se le va pasar. Entonces le sugerí que se vaya para su casa, a lo que me contestó que si iba para su casa su madre se daría cuenta de su situación y tal cosa no le gustaba para nada. Al oír esto, le propuse que vaya a mi casa, allí le recibiría mi madre y que podría quedarse a descansar hasta la hora de entrada de la tarde y como yo voy a almorzar allí, vendríamos juntos.

Ella aceptó y se fue para mi casa luego de darle la dirección. Llamé a mi madre por teléfono avisándola y que la haga descansar hasta que me vaya.

Al mediodía, cuando me fui a casa, la encontré mucho más calmada y bien relajada; almorzamos con toda mi familia y como nos quedaban todavía 3 horas para entrar en el trabajo le dije que debíamos de hablar sobre su tema. La llevé a la sala y allí le dije: anoche la doctora me aconsejó que te comprara unas pastillitas de los cuales 2 de ellas debes de colocarte inmediatamente en tu vagina y otra en la noche a fin de que te ayude; ella asintió con la cabeza y me preguntó: ¿cómo lo hago?, aquí en tu casa no lo voy a poder hacer.

Es verdad, le dije, porque la condición es que tu tienes que estar bien lubricada para que la pastillita se pueda meter con facilidad y que se derrita adentro lo más rápido posible.

Pero ¿dónde?, replicó. A lo que le contesté: yo conozco un lugar aquí cerca donde podemos irnos. Bien, dijo ella, vayámonos ya nomás.

Así nos pusimos en camino. Durante el trayecto yo estaba temblando de nerviosismo, la idea de estar con ella a solas me entusiasmaba y me excitaba aceleradamente. Al llegar al lugar (un reservado, por supuesto) la hice pasar y cerré la puerta, me miró y me dijo: no pensé que me traerías aquí. Solamente me sonreí y le dije que se tranquilizará que no le haría nada malo ni nada en contra de su voluntad. La veía bastante nerviosa y esas palabras le dieron más confianza y tranquilidad.

Bueno, empecemos, le dije, acuéstate ahora y trata de pensar en algo erótico para que te puedas mojar allí abajo.

Se acostó en la cama boca para arriba con la ropa puesta y yo me senté en el borde de la misma, la miraba de vez en cuando esperando alguna reacción de parte de ella o al menos que me diga algo.

Después de unos minutos ella habló: no puedo concentrarme, me es difícil hacerlo sola, creo que no lo lograré. Vamos, cálmate y trata de concentrarte mejor, para esto debes estar completamente relajada, le dije. Mientras, yo sentía que mi pija se agrandaba dentro de mi calzoncillo.

No puedo, volvió a decirme. Entonces voy a ayudarte, le susurré en el oído. Me miró y lanzó una sonrisa medio forzada.

Me acosté al lado de ella y le pregunté "¿en qué parte de tu cuerpo te excita más?; "en el pecho...", me aclaró. Sin dudar, la empecé a sobar su enormes y hermosas tetas por encima de la tricota. ¿Te gusta?, le pregunté. No me dijo nada, tenía los ojos cerrados y se la veía muy concentrada en las caricias que le daba.

Al rato metí mi mano bajo su polera y le agarré de su pecho por encima de su brazier. Todo esto lo hacía con mi mano derecha. Mientras que con la otra mano empezaba a levantarle toda la ropa por encima de la cabeza.

Vamos a ver que tienes aquí, le dije, mientras ya le iba desprendiendo el portasenos. Allí nomás, apareció ante mí esos hermosos pechos de color blanquito y con unos pezones rosaditos y con la puntita bien paradita, evidenciando el arduo trabajo que ya le había dado su novio y que eran el motivo de varios sueños húmedos que tuve desde que la conocí. Sin dudar un segundo, me abalancé sobre ellos, quería comérselos todo de un solo bocado, le chupaba con furia, porque sabía que era la única y la última que tendría para hacerlo.

Ella empezó a suspirar, jadeaba y me decía: "siiii, así me gusta, chupame todo, los dos, por favor, los dos. No pares. Ya sabés que esta es la parte que más me calienta. Seguí". Mientras le chupaba, también le apretaba los 2 mamones con las manos y era de no creer, no cabían en mis manos. 

Luego empecé a bajar mis manos buscando su entrepiernas. Primero, le agarré de sus muslos y como tenía puestas las medías, le empecé a levantar la pollerita, hasta alcanzar su entrepierna, allí donde se juntan sus muslos. Entonces ella me detuvo y me dijo, "espera que voy a sacarte la ropa", y comenzó con mi camisa, besándome por todo el pecho mientras lo hacía. 

Al rato la volteé, le bajé el cierre de la pollerita y acto seguido se la saqué por completo incluyendo las medias. Ella seguía tendida en la cama boca arriba, me miraba con lujuria presagiando lo que iba a pasar, lo inevitable.

Me miró y me dijo: "Acordate que solamente la pastillita me tenés que introducir", "por supuesto", le contesté. "Ahora debemos asegurar que te pongas bien caliente para meterte lo más profundo posible", añadí.

Cerró nuevamente los ojos entregándose por completo a mis deseosas manos, ávidas de masajear aquel manjar delicioso que estaba tendido delante de mí. Me lancé de nuevo contra sus pechos, la mordisqueaba y ella se revolcaba de un lado para otro. Ya no lo soportaba y parecía que enloquecía, me agarró de la cabeza y, estirándome del cabello me apretó contra su cuerpo con una fuerza impresionante. Fue en ese momento que le pregunté: "¿y a ti que gusta hacerle a tu pareja?". 

Me separó y me levantó la cabeza, me miró a los ojos y me dijo "ahora lo sabrás y verás lo mucho que te gustará". Me agarró del cinturón del pantalón y lo desprendió lentamente, luego me bajó el cierre y metió su mano dentro de mi anatómico. Me apretó mi pija de una forma suave. Esta ya estaba por reventar. La detuve y me desnudé por completo. 

Ella me pidió: "acuéstate en posición 69. Así lo hice e introduje mi cara entre sus piernas y comencé a pasar mi lengua por sus labios vaginales. Mientras sentía como me succionaba el glande de mi pija. ¡¡¡Aaah!!!, esos labios eran calentitos, su lengua jugueteaba con la cabeza de mi mástil. Era sabroso. Pero yo trataba de no distraerme tanto y le metía mi lengua en su vagina, que dicho sea de paso ya estaba híper mojada. De la forma que se movía y por los balbuceos que lanzaba me di cuenta que ella ya había conseguido más de un orgasmo. Yo tenía la cara todo empavonado con sus jugos. 

Después de estar así, metiéndole el dedo hasta en el culo y al cabo de unos minutos ya sentía que acabaría en su boca. Ambos nos detuvimos en el mismo instante y me dijo: "ya es el momento de introducirme la pastillita". Me arrodillé en la cama y le abrí las piernas, me coloqué en el medio y suavemente le metí dos dedos en su concha y luego otro más. Ella se retorcía de placer y me preguntó: "¿ya está?". Le dije: "cálmate, hay que hacerlo despacito y con buena letra, no te apures". 

Agarré la supuesta pastillita, que no era otra cosa que una aspirina, se la metí y la volví a sacar. Le miré a sus ojos y le dije: "¡¡¡ya está!!!, bueno, la primera ya está colocada y para asegurar de que se vaya bien al fondo, voy a tener que empujarlo con mi pija, porque mis dedos son muy cortos". Le levanté un poco las caderas y le metí mi pija con todo. Como estaba bien lubricada su concha, entró hasta el fondo. 

Me acosté encima de ella y le besaba en la boca y luego en los pechos, mientras continuaba con el frenético mete y saca. Al sentir que me venía saqué rápidamente mi pija le apunté directamente a la cara, saliéndose unos chorros bien largos por sus ojos, su nariz, sus labios y sus pechos, al mismo tiempo que ella jadeaba de placer ayudándose con sus dedos y evidenciando uno de sus mejores orgasmos, según me lo hizo saber. Se levantó ella y me limpió con su boca y su lengua, chupando y tragando todos los restitos de semen que tenía.

Luego descansamos un poco, mientras ella me seguía sobando la pija. Tanta maravilla al lado mío me produjo otra levantada instantánea y allí estaba firme nuevamente mientras nos besábamos brutalmente.

"Ahora, nos vamos por la segunda pastillita", le dije. Se sonrío y al mirarme me susurró: "pero comencemos de cero, ok?". Asentí con la cabeza y nuevamente le masajeé las tetas y le chupaba sus pezones. 

Descendí hasta su vello púbico y le abrí las piernas, procediendo luego a jugar con mi lengua su clítoris, lamiendo toda su vulva, entreabrí sus labios vaginales con ambas manos y metí dos dedos dentro de su concha que ya la tenía remojada nuevamente. Al sacar mis dedos se lo metí en el culo, que era mi destino en este instante, y al no escuchar queja alguna, ya estaba seguro que mi pija pasaría por ese agujerito marrón.

Ella pasó a sentarse en la cama y me recostó boca para arriba, se subió encima de mí y primero empezó por sobarme la pija con la mano. Luego se fue introduciendo lentamente en la boca dándome una chupada de la san. Era magnífica. Todo lo que me hacía era espectacular. Con razón el cornudo (ahora) de su novio era receloso.

Y como yo sabía que esta era la única vez que la emputecería, no perdí ni un minuto más de tiempo y procedí a hacerla sentar sobre mi pija. Ella empezó a cabalgar y yo le agarraba de su pecho, apretándola y dándole pequeños pinchazos en las puntitas.

Al ratito nomás, le detuve y le hice acostar boca para bajo, le levanté las nalgas y le puse en la posición perrito. Le empecé a lengüetear su preciado culito, siendo ésta el beso negro más rico que haya dado. Ensalivé mis dedos y le introduje uno suavemente en su ano y luego otro y al intentar meter el tercero se quejó un poco.

Levantó su cabeza y me preguntó: "no me digas que la pastillita me lo vas a meter en el culo". "¡¡¡Nooo!!! Mi perrita", le dije, "primero voy a entubarte el culo con esto" Me fui metiendo primero la cabeza, a lo que escuchaba un ¡¡¡aaah!!! de parte de ella, era el famoso quejido melancólico que te hace saber que la quiere toda. 

Continué metiendo lentamente hasta el fondo y parece ser que el amigo ya fue visitado en esta parte. La hice acostar con la cosa dentro y estando sobre su espalda le calzaba en el culo cada vez con más ímpetu. Ella continuaba con su quejido de placer y me decía: "dale duro, más duro, que me vuelve loca". 

La besaba en la boca de esa posición y al chuparme los labios con fuerza sentí que le llegó otro orgasmo. Yo paraba y continuaba moviéndome furiosamente hasta que al fin le llené su intestino con mi leche que salía como una explosión de lujuria. Fue lo máximo. Estábamos sudados. Yo no me levantaba y me quedé en esa posición hasta el descanso total del pájaro jubiloso.

Después de bajarme, me pregunta: "¿y la pastillita? ¿No me lo vas a poner?.

Te voy a decir algo, le contesté, lo de la pastillita es puro bola. Mirá, fíjate que es solamente aspirina y yo te lo metí y lo saqué nuevamente. La verdad es que hace tiempo que quería hacer esto contigo y no sabía cómo, así que inventé lo de la pastilla. Me miró y me dijo: "eres un imbécil, yo que confié en vos y haces esto. No te voy a perdonar nunca". Fue así que nos aseamos y nos vestimos para venir al trabajo. 

Llegamos sin decirnos una sola palabra. Estuvimos sin hablarnos durante una semana y al poco tiempo renunció y ya no nos volvimos a ver.

Espero que les haya gustado.

Noche de Bar


Buenos días, otra vez los saluda Laura de Estrada trayéndoles una nueva aventura sexual junto a mi esposo Kike. Ya se enteraron cómo fue que iniciamos los intercambios homosexuales en nuestra relación y nuestras primeras experiencias. Y si no, pues los invito a leerlos, los nombres de los relatos los voy a apuntar al final de esta historia.

Pues bien, luego de probar la miel, el problema era conseguir los panales. No sabíamos bien en dónde buscar ni qué hacer para conseguir algo. Comenzamos a salir en pareja, nos íbamos a meter a bares, en donde yo era el foco de atención siempre. Lo malo es que yo no quería serlo, yo quería verlo a el siendo cogido por otros.

Entonces, cierto día, tuvimos una buena idea que estuvo en nuestras narices desde hacía mucho. Estábamos en la cama, después de hacer el amor, el aun tenía el consolador metido entre el culo, yo estaba agotada, me provocó 3 orgasmos deliciosos ese hombre. Empezamos a platicar, y el tema nos llevó a que lo quería ver enculado por otro nuevamente.

¿Y si nos vamos a meter a aquel bar gay?

¿Cuál? – me preguntó.

Aquel, en el que conocimos a Baldo y a Omar.

¡Mmmmmm!… ¡cierto, buena idea!

¡Qué tontos somos! Si queríamos que cogieras con un hombre, ese era el sitio para ir a buscarlos…

¡Por supuesto!

Aquello fue como descubrir el agua azucarada, pero igual nos emocionamos. Lo planeamos todo para el sábado siguiente, mis suegros se quedarían con los nenes, a ellos les encanta que se los dejemos, mientras nosotros nos iríamos a la capital con la excusa de tratar un negocio que le salió a mi esposo, el plan era perfecto.

Encontramos un hotel muy bonito, 4 estrellas, con habitaciones amplias y muy cómodas y con un lujo suficiente, sin llegar a ser excesivo. No lo sabíamos pero ese sería nuestro cuartel en futuras experiencias.

Nos arreglamos meticulosamente, no queríamos dar la impresión de ser los rancheros que éramos, más que todo para no ser reconocidos por algún conocido. Y nos fuimos al bar… (a propósito, se llamaba "Brocca").

Desde que entramos empezamos a buscar a nuestro antiguos amigos, Baldo y Omar, pero no los veíamos por ningún lado, aparentemente no habían llegado. Tomamos una mesa y pedimos bebidas, y desde el principio mi marido fue bombardeado por las miradas lascivas de todos los hombres circundantes, nos calentamos. Por mi parte también era observada por las mujeres presentes, me ponía nerviosa la posibilidad de que Bianca estuviera allí.

El ambiente estaba muy bueno, el lugar estaba bastante concurrido y todos parecía estar de cacería, la noche prometía. Entonces, un tipo guapísimo se acercó a mi esposo y lo sacó a bailar. Nos impresionó mucho, se trataba de un extranjero, un árabe que venía por negocios, muy, muy guapo. Moreno y colocho, con el cabello perfectamente recortado. Ojos muy oscuros y grandes, nariz delgada y un poquito larga, y una boca fina, muy sensual.

Se puso a bailar música electrónica con mi Kike, preguntándole cosas y sacándole conversación. Luego, sentí una mano detrás de mi, era una mujer, morena y muy hermosa, que me invitaba a salir a la pista. Bueno, no estaba allí para quedarme haciendo guardia en la mesa.

Bailamos un par de canciones y luego pusieron salsa, vi que mi esposo regresaba a la mesa con su pareja, mientras Alma (la mía) me tomaba de la cintura. Era muy buena bailarina y tenía una conversación bastante interesante, la verdad me estaba gustando. Pero no se vayan a hacer ilusiones, que en ese momento lo menos que yo estaba pensando era en tener relaciones con ella… al que quería ver era a mi esposo.

Después de un rato pedimos unas bebidas y ella me mostró las llaves de su cuarto de hotel, obviamente decliné la invitación sintiéndome muy halagada. Ella todavía insistió, tomándome de la cintura y apretándome contra ella, que apenas era un poco más altas que yo…

Venite conmigo… te la vas a pasar muy bien… – comenzó a acercar lentamente sus labios a los míos. – nos la vamos a pasar muy bien…

Si… me imagino… pero no puedo… que quede solo aquí…

¿Así, nada más? – y entonces pegó sus labios con los míos en un tímido beso de pajarito.

Ese beso lo sentí como si fuese el primero de mi vida, acto seguido Alma me insistió un poco más, hasta que decidió irse, no sin rozarme las manos con las suyas.

Estaba excitada y muy emocionada, la mujer me dejó su número de teléfono y la sensación de sus labios sobre los míos, ¡increíble! Y en la mesa, Kike ya estaba en pleno agarre con su amigo, besándose de lengua hasta el fondo. De repente, el tipo se percató de que los estaba mirando y se molestó mucho, increpándome con una seña grosera, actuando como si fuese el dueño de mi marido. Me molestó mucho, y a Kike también, que ni bien pasaban 2 minutos se deshizo de el.

¡Agradable tu amiguito! – le dijo con sarcasmo.

Si… mucho… la verdad desde que me habló por primera vez lo vi bastante pesado.

Lástima lo guapo… de nada le sirve…

Es que es muy presumido y arrogante… está bien bueno pero presumido y arrogante. Se llamaba Yussuf y era egipcio, tiene una empresa en Guatemala.

Era árabe… ¡qué raro! Los 3 árabes que conocemos son muy amables Kike.

Si… pero de seguro nos tocó un partidario de Osama Bin Laden.

Yussuf nos siguió viendo de lejos, con miradas de odio que nos molestaron mucho. Temía que fuera a querer pegarle a mi marido, hay hombres muy estúpidos que no aceptan la derrota. Le pedí que por favor nos fuéramos, otro dia podíamos regresar a buscar algo, en realidad no había prisa.

El estuvo de acuerdo conmigo, así que salimos, pero pronto vimos que ese tipo nos seguía. Afortunadamente un viejo conocido se nos apareció.

¡Kike, Laura! ¡Qué sorpresa!

¡Omar! ¡Qué gusto de verte! – si, que gusto, porque Yussuf se quedó atrás cuando lo vio.

¡No pensé encontrármelos hoy, la verdad!

Nosotros tampoco, te buscamos a vos y a Omar pero no aparecieron por ningún lado…

Omar está de viaje, y yo andaba en unos compromisos. Pensé que mi noche iba a ser aburrida… pero ya veo que va a ser llena de acción… si tu señora está de acuerdo Kike…

De acción… ¡y de mucho sudar! – le dije pícara.

Nos dirigimos a nuestro carro y subimos, yo manejaba, a mi lado iba Kike y atrás Omar, estábamos muy calientes. Ellos 2 no se contuvieron y comenzaron a besarse y a tocarse. Me calenté más de ver a mi marido siendo manoseado por ese hombre.

Llegamos al hotel y subimos a la habitación, ellos no paraban de agarrarse y manosearse. Y al nomás entrar, Omar me dijo "con tu permiso Laurita" y tiró a mi marido sobre la cama. Inmediatamente lo comenzó a desnudar, el lo veía con los ojos encendidos, excitadísimo, y yo me senté en una silla frente a ellos, igual de caliente.

¿No quéres participar? – me preguntó Omar.

No, no… hoy solo quiero ver…

Nunca he tenido público. – pero la inmensa sonrisota que puso me indicó que no le molestaba en absoluto.

Despojó por completo a Kike de su ropa y lo hizo arrodillarse frente a el, mientras a su vez se desnudaba, dejando su nervudo cuerpo moreno de 182 cm de altura totalmente visible a mis ojos. Kike se estaba engullendo su verga, metiéndoselo hasta la garganta y sacándolo lentamente, asegurándose de brindarle Omar el mayor placer posible. Este lo tomaba del pelo y manejaba su cabeza como si fuera… algo con lo que pudiera pajearse la verga. Me daban ganas de estar en su lugar, pero decidí no moverme, quería quedarme al margen ese día.

Kike le mamó la verga como por 10 minutos, estuvo a punto de hacer acabar varias veces, pero el se la sacaba para evitarlo, aun no le quería regalar su semen. Luego lo puso de pié y lo besó con pasión y furia, le gusta mi marido a rabiar.

De un empujón lo tiró sobre la cama, comenzando a meterle los dedos entre el ano, lo que le encantaba a mi esposo. Me volteó a ver, no sé bien en realidad que expresión tenía, pero tal parecía que era de locura, de extrema excitación. Estaba tan caliente que no me di ni cuenta de cuando abrí mis piernas y me puse a acariciar mi clítoris y mis senos sobre le vestido. Estaba sentada justo a la orilla de la silla, así que la visión de mi sexo tenía que ser más que clara.

¡Oooohhhh!… ¡Omar!… ¡¡OMAR!!… ¡matémela ya… rompeme el culo! – le decía mi esposo como una puta embramada.

Omar apuntó su pene parado y duro (de 19 respetables cm), previo ponerse un condón, y se lo enterró de un solo empellón. La sorpresa le arrancó un gritito a mi esposo, y luego gemidos cuando se lo comenzó a meter y a sacar. Kike abría sus piernas y las separaba en el aire, mientras se aferraba a los fuertes brazos de su amante, que estaba parado frente a la cama, sosteniéndose a los lados del cuerpo de mi amado.

Ya había visto a Tito coger antes, pero siempre de lejos. Y la única vez que yo estuve cerca, fue participando junto a el, por lo que estar allí, inmóvil, masturbándome, mientras Kike berreaba como un desesperado, me provocó un calor anormal que subió desde mis genitales hasta mi vientre, me aceleraba el corazón y me ponía duros los pezones, casi me dolían.

Kike volteó a verme, y al notar la tremenda excitación que cargaba, ofreció sus labios a Omar, que los tomó con los suyos en un profundo beso. De reojo me continuaba viendo, y yo no me perdía detalle alguno. Los embates del hombre Sus embates se iban haciendo cada vez más fuertes y bruscos, y Kike gemía, Omar también… ¡este último bufaba como un toro en brama, montado sobre su sumisa e indefensa baquita! Podía ver con toda claridad el grueso de su cabeza taladrándole sin piedad. Y yo lo disfrutaba como una loca, como una sucia y asquerosa puta que se divertía mirando como otro hombre partía en pedazos a su esposo, que era la más corriente y barata ramera.

Cansado, aparentemente, de esa posición, el moreno tomó de los pelos a Kike y lo subió hasta la cabecera de la cama, le dio vuelta y lo puso en 4. Colocó su verga sobreexcitada en la entrada del dilatado hoyo de mi amado y empujó con violencia. Nuevamente entró sin ningún problema.

Kike se olvidó por completo de mi presencia y se entregó por completo a las embestidas de Omar, recibiéndolo y gritando a viva voz.

¡¡¡AAAHHH!!! ¡¡¡AAAHHH!!! ¡¡¡AAAHHH!!!… ¡¡¡OOOMAAARRR!!!… ¡¡¡OOOMAAARRR!!!…

¡¡¡PERRA, AGUANTAME QUE TE VOY A PARTIR EN DOS!!!

¡¡¡OOOMAAARRR!!!… ¡¡¡OOOMAAARRR!!!… ¡¡¡¡AAAAAGGGGGHHHHH!!!!

Baldó lo montó como un loco, lo penetraba con muchísima fuerza aferrándose a su cabello como si se tratases de riendas, jalándoselo hacia su cara, susurrándole al oído lo puto y perro que era.

Perdimos la noción del tiempo, no se por cuanto tiempo lo apaleó, pero si que fue una cogida larga y dura. Pero no podía durar por siempre, cuando estaba a punto de terminar, Omar jaló con muchísima violencia del cabello a mi Kike, levantándolo de la cama y dándole la vuelta, acercó su pene a su cara y explotó sobre el. Los gruesos chorros de su espeso esperma se estrellaron contra su cara, tomándolo desprevenido. El primero dio contra su frente, el segundo en su mejilla izquierda, el tercero sobre su boca ávidamente abierta.

Terminada su faena, se puso de pié al pié de la cama y se quedó observándolo, triunfal y victorioso, sabedor de que esa noche había sido el dueño total y absoluto de la persona de mi amado compañero, de su dignidad y su feminidad. Había hecho de el lo que quiso. Solo mis gemidos orgásmicos le recordaron que yo seguía presente.

¡¡¡AAAHHH!!!… ¡¡¡AAAHHH!!!… ¡¡¡AAAHHH!!!… ¡¡¡AAAHHH!!!…

¡Laurita, perdoname!, ya se me había olvidado que estabas aquí…

Me dijo que le había encantado coger con mi esposo, que era el culo más gordito y dulce que se había comido, un culito caliente y goloso.

Me dan jalón al bar, tengo que ir por mi carro. – nos dijo.

Como obviamente no dejó en condiciones de manejar a mi marido, me ofrecí a llevarlo, no son antes darle un beso profundo a Kike, que aun jadeaba con el culo bien abierto. Nos fuimos platicando con Omar de todo un poco, le conté de mi afición a ver a mi esposo siendo empalado por otros, y le comenté de la primera vez, aquella ocasión en la finca de Javier. Se sintió sorprendido por mi abertura y dijo que le daba gusto por mi y por Kike… pero especialmente por el, je, je, je…

Antes de bajar metió su manota entre mis piernas y me arrancó un fuerte orgasmo a base de un constante e intenso frote. Traté de sacarla de allí, pero al final me dejé, a esas alturas, ¿para qué negarme?

A ver qué día vuelven a venir y los invito a mi casa… no a dormir, je, je, je, je…

Bueno… te avisamos…

Se bajó, se fue a su carro y yo regresé con Kike.

Bueno mis amigos, hasta aquí llega mi historia, espero que les haya gustado. Como siempre, me gustaría leer los comentarios que tengan sobre esta historia a mi correo electrónico, garganta_de_cuero@latinmail.com. Gracias y besos. ¡Ah!, y a continuación les pongo la lista de las historias que he publicado y que pueden leer para comprender mejor nuestra vida, besos…

"Mi Esposo se Entregó", "Nos Dejamos Llevar" y "Las Playas de Monterrico".

Fin.

La Ambulancia


Soy un hombre de mediana edad, bien parecido y con algunas canas que según dicen me favorecen bastante, hace casi un año tuve un amago de infarto y el médico me recomendó que estuviera siempre alerta y si notaba molestias no dudara en acudir al centro médico, los asuntos cardiacos pueden llegar a ser muy serios.

Circulaba por una carretera secundaria de mi provincia, soy viajante de comercio y acostumbro a visitar a muchos clientes en pequeños pueblos a los cuales se accede por carreteras secundarias y poco transitadas. Hacía mucho calor y después de circular un rato noté un ligero atolondramiento, paré en el arcén, a la sombra de unos árboles abrí las puertas del coche y dejé que me diera el aire, al cabo de un rato seguía mareado igual que antes por lo que pensé en pedir ayuda, por la carretera no pasaba nadie y me decidí a llamar por el móvil a la cruz roja de carretera, expliqué mi situación y me dijeron que llegarían en media hora.

Al cabo de veinticinco minutos la ambulancia llegó, los esperaba sentado fuera del coche, me había quitado la camisa para estar más fresco. Paró junto a mi coche, bajaron dos chicos y una mujer, ella era la doctora, se me acercaron y después de preguntarme cómo me encontraba me hicieron un pequeño examen, no era más que el efecto de el calor.

Me di cuenta que los dos chicos eran muy jóvenes, pregunté a la doctora y me dijo que eran voluntarios, Jorge tenía 19 años y era el conductor y Pedro tenía 17 y hacía practicas. Eran guapos los condenados, desde hace muchos años no me importa hacérmelo con chicos o chicas, me gusta lo bueno de los dos sexos. La doctora también estaba muy bien, sólo llevaba una corta bata blanca, el calor hacía que sólo llevara unas braguitas y dejaba que sus pezones se marcaban en la bata.

No parecían tener prisa, mientras Ana terminaba de tomarme la presión, me explicó que eran de un pequeño ambulatorio del pueblo cercano y que no solían tener muchos servicios, miraba su escote y mi polla comenzó a tomar forma, ella misma me desabrochó el pantalón para que estuviera mas cómodo, estaba estirado en la camilla dentro de la ambulancia y casi inevitablemente su mano rozó mi paquete, mi polla dio un brinco y estando allí estirado no podía ocultar mi erección de ninguna manera, observé cómo ella miraba el bulto que se había formado debajo del pantalón con disimulo, pero sus pezones la estaban delatando, noté cómo se endurecían debajo de la bata. 

Mi mano colgaba al lado de la camilla, a escasos centímetros de sus muslos, la estiré hasta que los rocé distraídamente y esperé la reacción, no apartó las piernas, incluso me dio la sensación que se acercaba para que la mano llegara hasta su entrepierna, casi imperceptiblemente en unos segundos mis dedos ya rozaban sus braguitas. 

Nos miramos sin decir nada, acariciaba su coñito sobre el pequeño tanga que lo cubría sin ningún recato, Ana se incorporó y bajando la cremallera de mi pantalón empezó a acariciar mi polla sobre el calzoncillo, mi mano ya acariciaba su cuerpo descaradamente mientras que con la otra ya estaba desabrochando la bata y dejando al aire sus hermosas tetas, liberó mi polla y comenzó a masturbarme y a acariciarme el pecho, por fin se agachó y se introdujo mi polla en la boca, comenzó a chupar y lamer con frenesí, no cabe duda que mis dedos causaban estragos entre sus piernas, sus gemidos aunque ahogados por mi polla alarmaron a los dos muchachos que estaban fuera, entraron en la ambulancia a la vez y vieron el espectáculo de Ana chupándome la polla y mis manos entre sus piernas y tetas, con el tanga en las rodillas y aquel magnifico culo en pompa de cara a ellos, no les costó mucho reaccionar. 

En un momento estaban los dos con los pantalones en los tobillos y dándose un masaje en la polla para participar en la fiesta, Jorge, el mayor, comenzó a pasar la polla por el culito de Ana que aún no se había percatado de la presencia de los muchachos, levantó la cabeza sorprendida, por un momento parecía que no le gustaba la participación de mas machos, me di cuenta y enseguida la cogí por la cabeza y volví a amorrarla a la polla momento que aprovechó Jorge para meter su polla en la concha de ella de un solo empujón, entró fácil por lo mojada que estaba, y comenzó a follarla con fuerza, la cogía por las caderas y clavaba el rabo hasta el fondo haciendo que la chica diera gritos de placer a la vez que levantaba una pierna y la apoyaba en la camilla para notar mejor el trozo de carne de Jorge. 

Mientras Pedro se había acercado por el otro lado de la camilla y sobaba y besaba las tetas de Ana que ahora ya desnuda del todo se había cogido al techo de la ambulancia mientras yo le frotaba el clítoris a la vez que la polla de Jorge entraba y salía, a cada embestida del chico mi mano tocaba sus huevos sin que a él le molestara, más bien al contrario, Pedro que para poder llegar a las tetas de Ana se había puesto de rodillas sobre la camilla y ahora estando yo semi incorporado tenía a pocos centímetros de mi cara su preciosa polla, no pude resistirme a cogérsela con la mano y comenzar a pajearlo, por la cara que hacía le estaba gustando, por lo que me decidí y me la puse en la boca y comencé una mamada de campeonato, él con la boca en los pezones de Ana y moviendo las caderas frenéticamente no tardo en correrse y llenarme la boca con su caliente y joven leche, la que no pude tragar y al salir de mis labios enseguida fue recogida por Ana que la tomó entre suspiros provocados por la polla de Jorge, me senté al borde de la camilla y la acerqué a mí, liberándola de la polla que la tomaba la levanté y manteniéndole la pierna levantada se la clavé hasta el fondo, enseguida notó la diferencia de tamaño pues la mía era más gruesa y algo más larga que la de Jorge, lanzó un agudo grito al notar mis huevos indicándole que había entrado toda, daba saltos ensartada en mí mientras la polla de Jorge comenzaba a intentar abrirse paso por el estrecho orifico anal, parecía que no entraba así que comencé a trabajarle el orificio con mis dedos, metí primero uno luego otro hasta cuatro llegó a tener dentro mientras se movía clavada en mi polla, gritaba y pedía que la folláramos todos, cuando consideré cogí la polla de Jorge y después de acariciarla un poco la guié hasta la entrada, él se dejaba hacer y cuando se lo indiqué comenzó empujar, notaba cómo iba entrando dentro de ella mientras le acariciaba las huevos, se la metió toda, Ana gritaba que la íbamos partir en dos y que no paráramos. Ana había tenido ya varios orgasmos y por sus piernas resbalaban sus flujos, Pedro se puso debajo y los fue lamiendo pasando su lengua por todos los rincones de la entrepierna, incluidos los huevos de los dos que la estábamos follando, su lengua recorría incluso el tronco de la polla que en los movimientos de entrada y salida quedaba fuera. 

De repente a la vez los dos aceleramos el ritmo y nos corrimos, inundamos los orificios y el interior de Ana con nuestras leches, Ana se salió agotada y se recostó en la camilla mientras Pedro que seguía de rodillas en el suelo, con la boca abierta y repleta de flujos y semen resultante de la follada, le cogí por la cabeza y lo empujé hasta la polla de Jorge y se la metí en la boca, comenzó a chuparla y me di cuenta que no era la primera vez, por la cara de Jorge lo estaba haciendo muy bien, mi polla se estaba recuperando, lo levanté y comencé a pasar mis dedos y me lengua por su culito virgen, lo oía gemir, estaba disfrutando con locura de mis masajes y se empleaba a fondo con la polla de Jorge que con la cabeza hacía atrás estaba disfrutando muchísimo de la boca de Pedro. Me incorporé y sin pensarlo dos veces comencé a meter mi polla en aquel precioso culo, costó al principio, Pedro se abría las nalgas hasta que entró la cabeza de mi polla, se apoyó en la camilla con el cipote de Jorge en la boca y se dispuso a recibir dentro de él toda la carne de mi polla, fui entrando con suavidad, parando, volviendo atrás, empujando otra vez hasta que entró toda, yo ni me movía, él solo se empalaba notando cómo su interior se tragaba mi polla completamente. 

Ana, a nuestro lado, pasaba sus manos por los tres cuerpos, se sentó en el suelo y comenzó a chupar la polla de Pedro mientras este le acariciaba el clítoris con la mano, por fin fue una explosión general. Me corrí dentro del culo de Pedro mientras éste soltaba su leche en la boca de Ana y recibía la de Jorge en la suya, sin parar de masturbar a Ana y haciendo que se corriera también en aquel momento.

Quedamos los cuatro sentados en el suelo, como adormilados, durante unos minutos el silencio se hizo dueño del lugar, contrastaba con el escándalo de hacía unos minutos. De repente nos sobresaltó la radio de la ambulancia, un aviso de urgencia los reclamaba, bajamos todos y nos vestimos. Jorge y Ana irían para atender la urgencia, Pedro me pidió que lo acercara al pueblo pues hacía rato que tenía que estar en casa, su turno finalizó hacía más de media hora, por supuesto le dije que sí.

Se fue la ambulancia, nos quedamos solos, montamos en el coche y salí a la carretera, Pedro me dijo:

- ¿Me invitas a comer?

- Claro, pero no tenías que ir a casa?

- - - Sí, pero si me invitas no tengo que volver hasta las nueve de la noche, y si no tienes prisa me gustaría repetir, en el pueblo no tengo muchas oportunidades.

- - - Vamos a comer pues, de todas formas a Jorge no creo que le importe hacerlo contigo cuando yo me haya ido.

- - - Espero que no... - - Aquella tarde fue perfecta, pero será otra historia.

- - FIN

Y eso que según yo, no quería


Antes de comenzar a platicarles quiero decirles que yo nunca pensé en hacer algo parecido y bueno es algo que quiero comentarles, actualmente tengo 31 años de edad muy bien puestos creo yo, pues si no soy una Venus tengo lo mío, simpática, piel blanca, bonitas piernas, la pompi bastante paradita y unos pechos talla 36 C, redonditos y con un pezón grande y rosado.

Resulta que en los últimos dos meses mi esposo por cuestiones de trabajo y de supervisión ha tenido que estar viajando constantemente al interior del país, por lo que nuestras relaciones íntimas se han visto afectadas de manera significativa pues los días que él está en la ciudad, o está cansado y sólo siento que lo hacemos por compromiso o está trabajando hasta ya altas horas de la noche preparando sus informes de los avances para la dirección de su empresa, por lo que me he sentido muy relegada, sucede que en mi trabajo decidieron hacer una posada, fiesta, parrillada o como se le pueda llamar y acordamos vernos en un fin de semana, yo al principio en verdad no tenía la intención de asistir pues me sentía un tanto deprimida, pero al final y a insistencia de mis compañeros e incluso de mi esposo que me decía que asistiera y me divirtiera un poco, pues para variar él tenía que salir por su trabajo y no podría acompañarme, por lo que finalmente llegó el día y pensé en tratar de verme bonita pues he leído que una se siente como se ve y olvidarme un poco de todo y divertirme, por lo que me puse una falda de color gris arriba de la rodilla con pequeñas aberturas en cada una de las piernas, sandalias de tacón y de tiritas, sin medias, una blusa de tirantes gris pegadita, el saco que es juego de la falda, mi ropa interior consistía en un Wonderbra que casi no acostumbro ponerme porque quien los conoce sabe que hace que se vean aún más grandes los pechos, un mini bikini de los que regularmente uso que casi siempre se me mete entre mis redonditas pompis, ambos de color blanco, poquita pintura y unas gotas de perfume

Bueno pues llegué a la fiesta y ahí estaba, comimos y después de eso empezaron a correr las cervezas y los tequilas, para esto en esa ocasión estaba en la reunión un amigo del anfitrión, de estatura pues como de 1.67 m, morenito y bastante simpático y de apariencia muy agradable, de nombre Edgar (de hecho no puedo negar que me gustó), aunque obviamente no pensé llegar a nada, empezamos a bailar y yo ya con la euforia de la bebida empecé a bailar más sensual, al principio inocentemente y después ya no tanto pues veía la cara que ponían mis compañeros y más cuando él en un momento estando bailando me dijo en voz baja que me movía riquísimo a lo que yo me sonreí, así pasamos un rato más en el que yo bailaba con él y él de vez en vez me siguió diciendo cosas, como que si así me movía siempre y yo coquetamente me reía o le hacía movimientos con la cabeza en señal de que era correcta su apreciación, finalmente decidí retirarme pues ya había caído la noche y comenzaba a enfriar más de la cuenta para seguir a la intemperie, Edgar se ofreció a llevarme y yo en verdad no quería pues no me atrevía a dar a notar que me salía con el, más en mi condición de casada, por lo que él insistió en que si yo lo deseaba podía dejarme sobre tlalpan en cualquier estación del metro, finalmente ya en el auto él siguió halagando el cómo me movía y en un momento empezó a ser más audaz pues me decía que si sería cierto el dicho de que si así como lo mueves lo bates qué sabroso chocolate, y yo bueno sólo me sonreía provocativamente, en un semáforo Edgar sin decirme nada se acercó a mí y me besó muy apasionadamente, y rápidamente bajó su mano a mis senos y los acarició por sobre mi blusa, inclusive pellizcándome los pezones por encima de la tela, esto inmediatamente me excitó y no paramos hasta que los coches de atrás comenzaron a tocarnos el claxon, así seguimos él me abrazó y yo me recosté en su hombro, él con una de sus manos conducía y con la otra la llevaba sobre mi hombro acariciando mi pecho, yo en verdad me sentía muy desinhibida por el alcohol y la excitación por lo que mi mano empezó a subir por su pierna y después encima de su pene. 

Ahí quedé agradablemente sorprendida, pues pude sentir las dimensiones de su pene, que a mi parecer inclusive consideré sorprendente que una persona no tan alta lo pudiera tener tan grande y gordo, como podía sentir en mi mano, después de esto ya sin decirme nada condujo el auto a un hotel de los muchos que hay por ahí, pagó la habitación y pidió condones y unas latas de cerveza y entramos a la habitación.

En donde una vez adentro inmediatamente nos devoramos a besos, me bajó la blusa por los hombros y sacó mis pechos por encima de mi sostén y me dio una chupada de pechos exquisita, mientras yo desabotoné su camisa y mis manos acariciaban su espalda, después zafé su cinturón y saqué su pene de su molesta prisión y lo acariciaba muy excitada él me bajó la falda y me recostó en la orilla de la cama y fue besando mis pechos, mi abdomen, mis piernas y después haciendo a un lado mi bikini comenzó a meterme la lengua en mi vagina, chupando mi clítoris o metiéndome la lengua en el ano, mientras yo sentía como un calorcito muy agradable e intenso me llegaba a mi cara y la sentía enrojecerse, mientras yo lo tomaba de la cabeza y lo restregaba más contra mi entrepierna, entonces él se subió y me dejó a la altura de mi boca su rico pene, el que inmediatamente me lo llevé a la boca y se lo chupé lo más que pude pues no me cabía todo, le chupé los testículos uno por uno y el inicio de su ano regresándole el favor mientras ambos emitíamos gemiditos de placer.

Después de esto él se incorporó y me levantó las piernas por sobre sus hombros y me dijo "ahora sí mamasita te la vas a comer todita", me colocó la punta de su pene en la entrada de mi vagina y comenzó a restregármela en mis labios vaginales y en mi clítoris lo que aumentó aún más el fluido de mi lubricación y me hizo también sentir más ansiedad por sentirlo dentro de mí por lo que yo le pedía que ya me lo metiera, él no me hizo esperar más y me la empezó a meter poco a poco hasta que puede sentir el final de su grueso pene dentro de mí, me tomó de los costados de mis caderas y empezó a entrar y salir dentro de mí, mientras me ayudaba con sus manos a que yo me moviera hacia los lados suavemente de un extremo a otro, y así tuve mi primer orgasmo, después sin sacármelo me hizo pasar mis dos piernas hacia un lado y siguió entrando y saliendo, mientras trataba de chuparme los pechos, después yo me giré y quedé completamente boca abajo y él acercó una almohada y me la colocó debajo de mi vientre con lo que dejaba más paradita mi pompi y dejaba expuesta mi vagina para seguirme penetrando, mientras pasaba una de sus manos por debajo de mi vientre y me acariciaba el clítoris y la otra de sus manos la subió a mi pecho y me pellizcaba suavemente los pezones, todo esto sin dejar de penetrarme, entonces llegué a otro orgasmo y él me inundo mi vagina la cual podía sentir cada uno de los manguerazos que él descargaba dentro de mí... mmmmmm, mientras yo le movía melosamente mis caderas en su pene, así nos quedamos unos momentos sin que él se saliera de mí besándome la espalda y acariciándome las caderas desde atrás.

Pasado unos momentos, él acercó las bebidas y nos recostamos, mientras comentábamos que no nos dio tiempo ni de pensar en los condones, y nos besábamos y acariciábamos, no pasó mucho tiempo en esas circunstancias cuando sentí que él ya estaba listo de nuevo pues podía sentir su pene ya muy dispuesto, por lo que entonces tomándole el pene me subí en él y poco a poco me lo fui metiendo hasta desaparecerlo por completo estuve unos momentos en mi ir y venir mientras él me chupaba deliciosamente los senos y después me incorporé en cuclillas y seguí dándome de sentonsitos de lo lindo, mientras una de mis manos la pasé por atrás de mi pierna y le acariciaba los testículos hasta que caí en otro orgasmo más, él se incorporó de manera que quedamos de frente, él besándome los pechos y yo encima de su pene moviéndome de un lado a otro, me tomó de los hombros y sin sacármela se colocó de tal manera que ahora era él, el que estaba encima de mí metiéndomelo frenéticamente, muy rápido, mientras yo me juntaba los pechos ofeciéndoselos para que él me los chupara, cuando él sintió que estaba por terminar me la sacó y puso su pene entre mis pechos y comenzó a masturbarse con ellos mientras yo trataba de meter en mi boca todo el pedazo que sobresalía de mis senos y así pude sentir cómo empezó a venirse en mi boca, por lo que yo seguí chupándoselo hasta que se lo dejé completamente limpiesito y veía como él se retorcía de placer... mmmmm

Después de un rato más de besarnos y acariciarnos le pedí que nos fuéramos, no sin antes intercambiar teléfonos y hacerle prometer que no le contaría a mi compañero del trabajo de lo de nosotros, me fue a dejar cerca de la casa y ahí nos despedimos, acordamos volver a vernos más adelante, al día siguiente llegó mi esposo y me dijo que le daba mucha pena tenerme tan olvidada y que trataría de hacerlo con menos frecuencia, por lo que yo le dije que por mí en verdad no se preocupara y que sabía que él lo hacía por nuestro bien, entonces me besó y me dijo que por eso me quería por comprensiva.