
- Pues no te preocupes, ya le digo a Luis, mi marido, que suba y te hace un presupuesto – dijo maría con gran interés.
- si puede, que no me gustaría importunarle – respondió Teresa educadamente
La conversación termino rápido y Teresa se dirigió a su casa. Casi sin buscarlo la vecina del primero, con la que unicamente se cruzaba saludos de compromiso, le había ofrecido los servicios de su marido, albañil para mas señas, para hacer una pequeña reforma en su casa, la cual nunca se hacia el animo de acometer.
Cuando por fin apareció Luis, al día siguiente, no tardaron en quedar de acuerdo, no era caro, y según dijo en dos o tres días estaría terminado, el único problema era el tiempo, ya que andaba en varias reformas, pero si podía, a la semana siguiente vería de hacerla. La verdad es que teresa se alegro bastante del interés y durante los siguientes días su marido y ella dejaron la habitación despejada y preparada.
Teresa era una mujer de 45 años de buen ver, y aunque los años no pasan en balde, su cuerpo seguía luciendo con bastante sensualidad. Su 1,65 era jalonado por suaves curvas por doquier, y, aunque no era propensa a mostrarlo gratuitamente, en bodas y actos sociales no pasaba desapercibida y algunas miradas no eran precisamente de cortesía.
Por fin llego el lunes, y después que su marido se marchara se quedo sola esperando. Rabian organizado la semana para que su marido se quedara en el trabajo a comer . Así no cocinarían, y ella comería una ensalada, un lio menos en la casa.
Cuando llego Luis, sobre las 9, vino acompañado de un joven. Lo presento como juan, y seria el que haría la gran parte del arreglo, que era un figura en lo suyo. Así que esa mañana entre los dos hicieron todo el trabajo de derribo, quitando los escombros y dejando las paredes lisas y limpias para empezar.
Durante todo el tiempo, teresa fue consciente de las miradas de juan, y aunque luis también le dedico alguna mirada descarada sobre todo a sus pechos, las del joven eran mas descaradas. Y eso que esa mañana lucia un vestido sin escote, y que le llegaba a las rodillas, y lo único que mostraba era un poco el sujetados por la espada ya que por detrás era muy abierto.
Tampoco ayudo el calor, ya que a mitad de mañana los dos se habían descubierto el torso pidiendo antes permiso, al cual ella dio una aprobación si mas.
Luis era bajito y barrigón y andaba con los vaqueros, nada excitante, pero juan, pese a ser solo un poco mas alto, lucia un cuerpo musculado y bronceado, y se paseaba con un pantalón de deporte.
No era ni la una cuando Luis se marcho, tenia que ir a otras reformas a dar un vistazo, pero el trabajo ya estaba en marcha.
- No se preocupe señora, ya vera como juan es una artista.
Teresa andaba en la cocina cuando entro juan con una botella de agua vaciá
- Señora, ¿me puede dar agua?
- Por favor, no me trates de usted, me puede llamas teresa, que me haces parecer mayor – le dijo teresa, cogiéndole la botella
- Como quieras teresa, pero mayor no eres, estas muy bien – dijo acercándose a su lado mientras llenaba la botella de agua.
- No exageres
- No exagero, seguro que levas locos a los hombres
- oye que estoy casada – dijo con dignidad
- bueno, entonces seguro que llevas loco a tu marido, porque si yo fuera tu marido no te dejaba en paz ni un día
- venga dejalo – dijo azorada sin apartar la vista de la botella
- ¿que tu marido no te da todos los días?
Teresa no podía decir nada, estaba tensa, no sabia que decir, el cuerpo de juan estaba a unos centímetros del suyo , notaba su olor y aquello la estaba poniendo muy nerviosa
- hasta a luis le gustaban tus tetas, son espectaculares
- el sujetador hace milagros – dijo para salir del paso
- ¿de verdad?
Quizás esa frase fue un recurso fácil, pero, lo que vino después, como consecuencia de ella la puso en una situación limite.
- a lo mejor si lo quitamos podemos comprobarlo.
Teresa estaba paralizada, juan se pudo muy despacio detrás de ella y con su dedo muy sutilmente desplazo las tiras del sujetador hacia sus hombros dejándolas sueltas , después noto como lentamente desabrochaba uno a uno los tres corchetes, y mientras que sin descaro apoyaba su cuero contra el de ella saco cada una de las tiras por los brazos de ella.
- venga, termina de sacártelo
- por favor
- estoy esperando
teresa no quiso contradecirle, y sin mucha espera termino la tarea dejando su pechos libres dentro de su recatado vestido
- ves no ha sido tan difícil – dijo juan, que ahora ya apoyaba sin disimulo su duro miembro en el trasero de la inmóvil dueña de la casa.
Teresa sintió como las manos del joven se apoyaban en su cintura y se encaminaron hacia adelante. Ella puso resistencia pero acabaron por entrar entre sus brazos y en nada se había apoderado de sus pechos.
- Joder que tetas tienes, zorra
Aquellas palabras terminaron de hundir la resistencia de teresa. En vez de sentirse ofendida, fue consciente de la humedad en sus bragas, y pese a seguir de forma pasiva admitiendo aquella invasión de su persona, tenia que admitir que estaba disfrutando, a su pesar.
Pronto el manoseo de las tetas no fue suficiente para juan, así que girando a teresa la puso cara a el, y de un tirón le saco el vestido por la cabeza. Teresa en shock se tapo los pechos y vio como juan se apartaba para desprenderse de su pantalóndejando al aire una polla totalmente tiesa que casi doblaba la de su marido.
Juan se percato de la mirada de ella a su aparato, y no tardo en volver a acercarse, para hacer jirones las recatadas bragas que vestían el cuerpo que quería poseer. Entonces la cogió de la mano y la arrastro sin mas hacia la mesa de la cocina.
Teresa se vio postrada boca abajo, totalmente desnuda, y noto como aquel monstruo que acababa de ver se acomodaba en la entrada de su sexo y sin ninguna delicadeza invadía su intimidad.
- Joder que estrecha estas, puta
- sacala, dios, es muy grande – dijo teresa, y como única respuesta recibió varios envites mas que lo único que hicieron fue enterrar por completo el miembro en su interior.
- ves como si entra – dijo manteniéndola entera dentro – que coño mas calentito tienes – y si mas comenzó a martillearla salvajemente. Teresa se quejaba con cada envite, pero con las manos en su espalda y fuertemente cogidas poco podía hacer, y para su total vergüenza, sintió como el placer la invadía con cada embestida, y sus quejidos comenzaron a ser gemidos de placer.
- te gusta eh, pues te voy a dar hasta que te hartes.
El orgasmo le llego tan de improviso que la destrozo, acostumbrada a un orgasmo lento y suave. Un latigazo recorrió su cuerpo y mas cuando juan se detuvo con el rabo insertado en su interior, y noto como las contracciones de su vagina atrapaban con fuerza al invasor.
- me encanta sentir como un coño se corre en mi polla, que gusto
Juan saco su polla y aprovechando en momento le dio la vuelta y la tumbo sobre la mesa boca arriba, se situó entre sus piernas y se la volvió a clavar de un golpe de cadera. Cada envite hacia que sus tetas temblaran como flanes y teresa se tapaba la cara pero sin dejar de gemir.
- mirame puta mientras te follo – le dijo mientras le apretó un pezón con saña
teresa quedo con los ojos muy abiertos asimilando el dolor y el tremendo placer que aquel acto le produjo, y no apartaba la mirada de juan, que seguía con su infernal ritmo.
No tardo teresa en volver a hundirse en el placer, acompañando con sus caderas los envites y volvió a sentir como juan deteníasu martirio para disfrutar de su victoria.
- venga, trabajo tu un poco, dijo juan desenfundando su polla, y levantando a teresa de la mesa la llevo a una silla, se sentó he hizo que ella se sentara sobre su polla.
Teresa sintió de nuevo esa sensación de sentirse llena, y en esta ocasión ella llevaba un ritmo pausado pero el movimiento de cadera hacia que el pene no saliera de su interior y con cada movimiento sus entrañas se encendían. Su cuerpo no dejaba de temblar, mientras juan la encendía mas si cabe comiéndole los pechos, devorándole el cuello y besándola de forma salvaje.
Juan se dejó llevar, el nivel de excitación de teresa la llevo a buscar mas placer sin control y aquello le deleito tanto que exploto sin control en el interior de una derrotada teresa, la cual se vio inundada de ardiente leche sin poder evitarlo.
Juan gimió mientras apretaba contra el a teresa, sin dejarle opción a poder evitar su triunfo.
- así puta, todo dentro -
- dios, que hemos hecho, no tomo nada – dijo teresa derrotada
- ves a ducharte
teresa se levanto y el semen comenzó a resbalarle entre las piernas, así que las junto como pudo y se dirigió a la ducha de su cuarto. Juan mientras tantos se aseo un poco en el bidé del otro cuarto de baño y encendiendo un cigarro se dirigió a la habitación matrimonial. Contemplo con sonrisa la cama que tanto le gustaba profanar y degusto el humo sentado en ella.
Teresa bajo el chorro de la ducha era un manojo de nervios se limpio como pudo, pero tenia su sexo tan sensible, que casi tiene un nuevo orgasmo, y no siguió por que no lo deseara, si no porque no quería hacer algo tan horrible como lo que acababa de hacer. Y el problema era que acababa de descubrir un verdadero orgasmo, algo salvaje que comparado con la suavidad de lo que había sentido hasta ese día, sabia que la iba a cambiar para siempre.
Andaba en esas tribulaciones cuando con temor vio la puerta abrirse, y juan entro sin ningún tipo de reparo, abriendo la mampara de la ducha y entrando en ella.
- No por favor, lo hecho hecho esta, dejalo ya
Juan no dijo nada, se arrodillo entre las piernas de teresa y abriéndolas le atrapo el sexo con su boca. Ella intento zafarse pero las manos se aferraron a su culo con fuerza y las oleadas de placer que recibía pudieron con ella, comenzó a gemir bajo el tratamiento que recibía, y mas aun cuando dos dedos se incrustaron en su interior, y aquello fue el final, notaba como los dedos recorrían su interior y encontraron algo que la disolvió, y cuando lo hicieron se cebaron.
Juan escuchaba como teresa clamaba sin vergüenza, casi a gritos, algo ahogados por el ruido de la ducha, pero no cejo hasta que sus piernas flojearon en una ultima y terrible oleada de placer, quedando sentada en la ducha.
- ven, le dijo válidamente juan
teresa se levanto como pudo, y como en una película se vio dirigida a la cama, en la que solo quedaba una sabana. Se tumbo de lado, y noto como juan se ponía detrás de ella, pasado una mano por debajo de su cabeza. No tardo en sentir de nuevo la penetración en su sexo, esta vez lenta y suave.
- Ves zorra, ya le estas poniendo los cuernos oficiales a tu marido, aquí estas gimiendo como una loca con una polla de verdad en tu cama de matrimonio.
Teresa gemía sin control, aquella barra candente que la atravesaba con delicadeza recorría despacio y con suavidad todo su interior, y aquello la superaba. Y si aquello no bastaba mientras una de las manos martirizaba sus pechos, con especial atencióna sus pezones, la otra se recreaba en su ya excitado clítoris. Y ademas estaba la boca que la besaba, lamia o mordía a discreción en la espalda o el cuello.
Perdió la cuenta de las veces que su cuerpo exploto, y solo el arreón de embestidas que culminaron en el grito de juan mientras se vaciaba por segunda vez en su interior la saco de su nube.
- no – dijo sin fuerza – otra vez no
- si perra, ya te he dejado otra ración de leche, follate a tu marido esta noche con ganas no sea que te haya dejado un regalito.
Teresa quedo derrotada en la cama y juan desapareció. Cuando se despertó noto que la luz había disminuido, y le entro el pánico, era tarde y su marido podía llegar. Cuando se centro vio que eran casi las 7, así que tenia una hora para arreglarlo todo, aunque sabia que había cosas que no podría arreglar.
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