domingo, 11 de marzo de 2018

Viaje de fin de curso


Hola, en primer lugar me voy a presentar, mi nombre es Sara, ya he escrito algunos relatos antes en estas mismas paginas, ahora escribo una experiencia la cual tuvo lugar cuando contaba con 16 años, y los protagonistas fuimos mi profesor de matemáticas y yo.

No se si es costumbre en todas partes, pero en mi colegio en el ultimo año de secundaria siempre se realiza un viaje de fin de curso, ya que algunos alumnos se van ya del colegio y así el viaje nos sirve un poco para despedirnos.

Este viaje en mi colegio lo realizamos a una zona costera catalana, muy bonita y turística, en la cual ni que decir tiene que nos lo pasamos muy bien, bueno, alguna mejor que los demás.

Yo no estudiaba mal, no era una estudiante modelo ni lo soy ahora, pero logre sacar los estudios adelante a la primera, bueno, me habéis pillado, esto no es del todo cierto, ya que en el ultimo examen de matemáticas tuve varios errores que me llevaron al suspenso, suspenso que no me preocupo demasiado, ya que aun me quedaba el examen de recuperación y no había dejado ninguna otra asignatura.

Cual seria mi sorpresa cuando me di cuenta de que en examen de recuperación también fallé en algún que otro calculo, cosa que me condenaba a ir al examen de septiembre, y con toda la asignatura, dándose también la circunstancia de que si no la lograba aprobar tendría que repetir curso, ya que al ser el ultimo año de secundaria para pasar a bachiller nos exigían haber aprobado todas las asignaturas.

Así que fui al viaje pensando en ello, y sabiendo que aunque aun el profesor no había hecho públicas las notas yo tenía una asignatura pendiente.

Tengo que decir que este profesor tenia alrededor de 35 años, pero que se conservaba muy bien, tanto es así que varias veces me había sorprendido a mi misma mirando donde no debería de estar mirando mientras él daba clase, además de haber comentado con mis amigas que el profe de matemáticas no estaba nada mal.

Se daba también la circunstancia de que este profesor era uno de los monitores que nos acompañaba en el viaje, cosa que me lo complicaba un poco, porque cada vez que lo veía me acordaba de mi asignatura pendiente.

Una tarde, ya casi oscureciendo ya que serian las ocho mas o menos yo estaba con mis compañeros de clase, en una especie de fiesta en la playa, ni que decir tiene que habíamos estado bebiendo algo, cantando y esas cosas que se hacen en las fiestas de playa alrededor de una hoguera.

En ese momento me di cuenta que mi profesor estaba en la misma playa que nosotros, supongo que vigilándonos y que en ese momento se levantaba de su toalla y recogiendo su ropa se dirigía al hotel que estaba a unos 500 metros de la pequeña playa en la que estábamos.

Al verlo en bañador tengo que admitir que me quedé mirándolo, era moreno, alto, y hasta ahora no me había fijado en que no tenía nada que envidiar a alguno de menor edad, ya que era de complexión fuerte, y así como estaba, en bañador, pude ver que sus músculos, sin ser exagerados, estaban bien formados y se marcaban en su cuerpo, cosa que me sorprendió, ya que no me lo esperaba de un profesor de matemáticas.

No sé si fue la angustia acumulada por el hecho de saber que no había pasado mi examen o que al encontrarme yo en el estado que me encontraba no me di mucha cuenta de lo que estaba a punto de hacer, ya que había bebido algo, no mucho, pero lo suficiente para dejar mi vergüenza atrás, pero la cuestión es que me dirigí al hotel detrás de él, con la intención de hablar sobre mi examen y ver si había alguna posibilidad de no tener que presentarme en septiembre.

Dicho y hecho, casi sin darme cuenta me encontré enfrente de la puerta de su habitación, llamando con los nudillos a su puerta y viendo su cara cuando abrió.

Lo primero que le dije es que quería hablar con él sobre mi examen, que creía que lo había hecho mal, pero que tuviese en cuenta que tenía todo lo demás aprobado y que no podía disfrutar de mi viaje pensando en que me iba a quedar una asignatura para septiembre.

Cuando acabe de hablar me di cuenta de que era posible que ni me hubiese escuchado, ya que su vista estaba fija no en mi rostro, sino en otras partes de mi cuerpo, entonces me percaté de lo que pasaba, yo venia de una fiesta de la playa y ni siquiera me había cambiado de ropa antes de hablar con él.

Esto significaba que estaba delante de mi profesor, calzada con unas playeras blancas, sin calcetines ni medias, con mis piernas completamente desnudas y cubierta solo con un minúsculo pantalón vaquero corto, que ocultaba la parte de abajo de mi bañador de dos piezas, que consistía en un bikini de color negro, que sin ser de tipo tanga me quedaba bastante ajustado, de tal manera que a veces la parte de atrás se introducía entre mis glúteos.

Pero lo que más me ruborizó era darme cuenta del hecho de que la pieza de arriba de mi bikini estaba en mi habitación, ya que al ir a una fiesta en la playa yo había decidido dejarla allí y cubrirme solo con una camiseta negra que había comprado en una tienda del hotel, dicha camiseta llevaba unas letras doradas con la inscripción "costa dorada" y era del tipo de camisetas que dejan al descubierto el ombligo y para colmo mis pezones se marcaban en ella al no llevar nada que los contuviese, lo que significaba que estaba delante de mi profesor y me sentía desnuda, sobre todo porque me daba cuenta que él ya me había desnudado con la mirada.

Mi profesor enseguida notó mi vergüenza, y mirándome fijamente al rostro me dijo: ¿asi que tienes muchas ganas de aprobar eh sarita?.

Yo me quede de piedra, me había llamado sarita un profesor que durante todo el curso nos había tratado a todos sus alumnos de usted, ganándose así la fama de ser uno de los profesores más serios del curso.

La verdad es que lo que sentí en aquel momento fue una mezcla de la vergüenza que sentía al estar así delante de mi profesor y la incertidumbre de aun cuando estaba adivinando sus intenciones no saber lo que él pretendía hacer conmigo, lo cual en cierta forma me excitaba.

Y no quedo ahí la cosa sino que me dijo que si tenia tantas ganas de aprobar porque no se lo demostraba, a la vez que me recorría con la mirada una vez mas, parándose un buen rato en mis melones, que parecía que era lo que mas le gustaba de mi, lo cual hizo que ruborizase, bajando mi mirada, y sintiendo como me comía con sus ojos, a la vez que notaba como un cosquilleo mitad vergüenza mitad excitación recorría mi cuerpo de arriba a abajo.

Yo por aquel entonces no me diferenciaba mucho de como soy ahora ya que solo han pasado tres años, tal vez el pelo era la única diferencia, ahora lo llevo largo, y a los 16 años lo tenía en media melena, mas bien cortito, mi cuerpo no es muy voluptuoso, mido 1,67 mas o menos, mi pelo es rubio, en aquella época liso, ahora lo tengo ondulado, mi cara siempre me han dicho que es la de una niña de 14, ya que tengo un rostro bastante aniñado, mis pechos son pequeños, soy delgada, muy delgada, mi cintura es estrechita y acaba en un trasero pequeño y respingón. Desde luego no voy a decir que era la más guapa de la clase, pero si una de las mas deseadas, ya que solía usar una ropa bastante provocativa, que marcaba muy bien mi trasero, del cual estoy muy orgullosa.

Así que el profesor me recorrió con su mirada pudiendo observar todo lo que he dicho antes sobre mi cuerpo, y cuando acabó de mirarme me repitió lo que me había dicho antes, pero esta vez pude notar que algo había cambiado, él llevaba puesto aun su bañador, y ahora un gran bulto se marcaba en él, cosa que pude ver ya que al estar avergonzada mi mirada estaba fija casi en el suelo.

Después de esto me dijo que no iba a hacerme ningún daño, que solo quería aliviar un poco la tensión que tenía, diciéndome esto a la vez que se llevaba la mano a su entrepierna.

Me asusté, debo reconocer que me asusté mucho, sobre todo cuando el se acercó a mí y me besó. Sus manos me recorrieron completamente, creo que durante ese largo beso sus manos pudieron recorrerme entera, se metieron por debajo de mi camiseta, por mi espalda, así como por delante pudiendo comprobar el estado de mis pezones, que contra mi voluntad estaban ya duros y muy sensibles llegando a estarlo mas en el momento que él, muy suavemente los acarició con sus dedos.

Acto seguido una de sus manos bajo hasta mi trasero, sobándolo y apretándolo mientras la otra soltaba los botones de mi pantalón corto, uno por uno, hasta que resbalo y cayó a mis pies, yo misma acabe de sacármelo, levantando mis piernas, para casi darle una patada y alejarlo de mi, a la vez que empezaba a sentir como sus dedos palpaban mi cocoy.

En ese momento él agarró mi mano y la llevó hasta su pantalón, yo no me creía lo que estaba tocando, estoy tocando un miembro, pensé, y no un miembro como las de hasta entonces, si no una de un hombre de verdad, un hombre que me sacaba casi 20 años.

Animado al ver que lejos de rechazarle yo empecé a acariciar su miembro y a meter mi mano por debajo de su bañador, ya que estaba ansiosa por tocar aquello directamente, sin tela de por medio, él me agarró por mis hombros y empezó a empujarme hacia al suelo, yo ya sabia lo que él quería, ya que no era mi primera experiencia, pero me asustaba el quedar mal delante de él, suponiendo que habría tenido mujeres bastante mas experimentadas que yo.

Sin pensar más me dejé caer a sus pies, hasta quedar de rodillas, delante de él, entonces pude verla, y era espectacular, no en cuanto a su tamaño, digo espectacular en cuanto a que me pareció muy apetecible, incitaba a saborearla, me volvía loca de excitación, abrí mi boca con la intención de metérmela entera, pero el me dijo que no, que quería que sacase mi lengua y la lamiese entera, así lo hice, saqué mi lengua y empezando por la base recorrí entera toda su miembro, hasta la punta, donde me entretuve un rato, lamiéndola entera, él me dijo entonces a la vez que se levantaba la  que quería que le lamiese los huevos, cosa que hice sin dudar, los lamí, los saborie, me los metí en la boca y jugué con ellos con mi lengua.

Entonces agarrándosela él mismo con una mano mientras con la otra sujetaba mi pelo me separo de él, y poniendo la punta de su miembro en mis labios me dijo, casi me ordenó que abriese mi boca, obedecí, en cuanto vio el grado de obediencia que yo demostraba sonrió y dijo que el ya sabía que eso me gustaba, dicho lo cual empujó su miembro poco a poco en mi boca, fue entrando lentamente, hasta el fondo, hasta mi garganta, hasta que noté como sus bolas tocaban mi barbilla.

Empezó a mover sus caderas, haciendo que su miembro entrase y saliese de mi boca, a la vez que decía que lo estaba haciendo muy bien.

Yo no perdía el tiempo, mis manos estaban tocando mi cocoy, apartando mi bañador, que estaba como si acabase de salir del agua, estaba empapado, y metiéndome dos dedos en mi intimidad, empezando a moverlos al mismo ritmo que él movía su miembro en mi boca, yo antes se la había saboreado a algún chico, pero no de esa manera, en otras ocasiones yo movía mi cabeza y el chico se estaba quieto, pero ahora no, mi profesor era el que imponía su ritmo, de tal manera que sentía como si me estuviese tirando, pero mi boca en vez de mi cocoy.

Estuvimos así unos minutos, durante los cuales yo no pude parar de gemir, a la vez que escuchaba como él hacía lo mismo y me decía que sabía que me gustaba, que la saboreaba muy bien, que ya se había fijado en mi en el colegio y que algunas veces había podido verme las braguitas mientras daba clase.

Noté en ese momento como palpitaba su miembro dentro de mi boca, quise apartarme, pero le escuché decir a la vez que me apretaba contra él: ¿no querrás mancharte la camiseta verdad?

Así que obedeciendo me relajé, agarre sus piernas y abrí mi garganta, de tal manera que cuando recibí la primera descarga de su leche la tragué casi sin proponérmelo, quedando la segunda y tercera descarga en mi boca, su sabor era amargo y salado a la vez, no me gustaba, pero en un movimiento casi reflejo me lo tragué todo, notando como resbalaba por mi garganta a la vez que mi profesor me miraba sonriendo.

Él sacó su miembro de mi boca, aun estaba dura y así como estaba empezó a frotarla contra mi cara dejando sus últimos restos de leche en mis mejillas y en mis labios.

Agarrando mis hombros me levantó del suelo, a mí casi ni me sostenían las piernas, debido al orgasmo tan intenso que había tenido a la vez que él descargaba en mi boca.

Me besó, mientras tocaba mi cocoy con una de sus manos, notando mi alto grado de humedad. Me dijo que ya había subido mi nota de un tres que tenia antes a un cuatro, y que dependía de mi llegar al diez, ya que aun quedaban cuatro días de viaje, pero que me tendría que esmerar mucho y que la próxima vez no se iba a conformar con metérmela en la boca.

Después me acompañó fuera a la vez que me decía que esta noche estaría en su habitación y que me quería ver vestida con lo mas parecido que encontrase a una colegiala de esas que llevan uniforme, ya que era una de sus fantasías.

Abandoné su habitación casi en un sueño, aun no me había recuperado del todo de mi orgasmo, y tardé un par de minutos en darme cuenta de que estaba en el pasillo de un hotel con mi bañador empapado, de tal manera que se podía notar la mancha de mi excitación en él, una camiseta negra medio subida casi mostrando mis pechos y el pantalón vaquero que llevaba antes puesto ahora estaba en mi mano derecha.

Me dirigí a mi habitación dispuesta a darme una ducha y a preparar la ropa que mi profesor de matemáticas me había dicho que tenia que ponerme esa noche para ir a su habitación.

Os prometo que ya seguiré contando lo que sucedió aquella noche y durante el resto del viaje.

Ya tenía el cuatro, pero aun no estaba aprobada, además tenía la oportunidad de lograr mi primer diez en matemáticas.


Si te Gusto el Relato Únete a mi Pagina en FaceBook: https:/https://www.facebook.com/misrelatoshot/

Mi profesora Mariluz


Hola, esta historia me pasó hace un par de años, yo ahora tengo 19 y esto sucedió en mis imborrables e inolvidables 18. He de decir que soy un tío de lo más normal del mundo, corrientito, como se suele decir, del montón.

Yo soy Paolo, desde que empezó a despertar mi sexualidad, allá por los 12 o 13 años siempre me he sentido atraído por las mujeres mayores que yo, las maduras siempre me han dado un morbo increíble, y desde siempre me he fijado en todas las cuarentonas y cincuentonas apetecibles que pasan por mi alrededor.

Mi historia comienza en lo que antes era mi cárcel particular, y ahora mi paraíso, es decir, el instituto.

Ese año, estaba yo repitiendo 2º de FP e iba al instituto en el turno de tardes porque se tenían que dividir los grupos, como estaba repitiendo, tenía algunas clases convalidadas, por lo que tenía bastante tiempo libre.

Una de mis profesoras era Mariluz, era una mujer corriente y normal, pero había en ella un morbo tan especial, que algo me atraía hacia ella.

Mariluz era rubia de pelo corto rizadito, de estatura normal, de piel blanca, sus melones eran pequeños pero bastante firmes, por aquel entonces tenía 39 años, pero tenía un morbazo increíble, sobre todo su mirada, muchos de mis compañeros decían que tenía cara de buscona, puede que fuese cierto pero a mí me tenía como atontado.

He de reconocer que desde el primer momento en que la conocí, me halé infinitas veces pensando en ella.

Una tarde, después de dar una clase (qué casualidad, con Mariluz) a la siguiente hora la tenía libre. En aquella clase Mariluz traía un jersey de hilo blanco y una falda por encima de las rodillas, esa tarde me fijé más en ella de que lo había hecho las veces anteriores. Su forma de moverse, de andar, de mirar...

Cuando se sentó en su mesa, supongo que por un gesto involuntario, separó sus piernas bastante, lo que me hizo fijarme en que se le podían ver sus bragas blancas. Aquella visión fue ya el colmo, no sé cómo pero de repente empecé a notar que mi miembro estaba empezando a subir de forma considerable, también he de decir que los pensamientos que se me estaban pasando por la cabeza ayudaron a que me empalmase de tal manera.

En ese momento no deseé otra cosa que hacerme una paja, y nada más tocar el timbre acudí a la biblioteca, sabía que allí a esa hora no vendría nadie y que podía cascármela sin problemas, entré en una pequeña habitación donde había un par de sillas y una mesa, y allí mismo me saqué el miembro y empecé a darme unos meneos, no se me quitaba la imagen de Mariluz abierta de piernas allí con sus braguitas blancas...

Cuando empezó mi movimiento, de pronto escuché un ruido, ¡ohhhhhsiiiii! ¡¡¡Qué manera de cortar el rollo!!! En seguida me la guardé y cuando salí de aquella habitación vi que había entrado Mariluz, no sé por qué pero el susto inicial que tuve al escuchar la puerta se me pasó al ver que era ella.

Cuando me vio me saludó y soltó allí unos papeles, me dijo que tenía que corregir ejercicios, me preguntó que qué hacía allí,- je, si te lo contara- pensé.

Le dije que estudiar y me miró y me sonrió como diciendo así me gusta.

Entonces me fije detenidamente en todo su cuerpo, y noté que a través del jersey se le notaban los pezones duritos, ante esa visión, me faltó poco para partir el slip con mi miembro erecta.

De repente un calentón me vino por todo el cuerpo y me dije a mí mismo que me tenía que tirar a aquella mujer quisiera o no quisiera. Me empecé a acercar a ella y a ofrecerle mi ayuda, lo que aceptó encantada, ella estaba de pie y me puse a su lado un poco más para atrás. Podía observar ese trasero en todo su esplendor y cómo se le marcaban sus braguitas.

De pronto y casi sin pensarlo, cuando nos habíamos sentado, me fui acercando a ella poco a poco, juntándose nuestros muslos, por supuesto ella no dijo nada, cada vez estaba yo más caliente, y me dije a mí mismo- ahora o nunca-. Empecé a quedarme fijamente mirándola, este pequeño acto de lo más normal, hizo que mi miembro empezara a aumentar su grosor nuevamente, el sentir su muslo blandito y caliente me hacía ponerme indudablemente muy muy cachondo, ella no pensaba ni por un momento de mis intenciones, por lo que era un gesto muy normal, pero yo tenía que conseguir algo más. Y se me ocurrió la típica idea de tirar un bolígrafo al suelo, y así lo hice, cuando me agaché, por supuesto, no hice el intento de verle las bragas, porque hubiera resultado muy obvio, pero al recoger el bolígrafo, rocé sus piernas y sus muslos, aquellos instantes me parecieron eternos, el sentir sus carnes blanditas y calientes, estaba como atontado con ese simple roce me ponía a más de mil, luego subí y me senté como si nada hubiera pasado, entonces empezamos hablar de temas banales y como un gesto involuntario, ella posó una mano en mi hombro, esa simple gilipollez hizo que yo pusiera una cara de imbécil total, entonces empezamos a hablar de la feria de abril que ya estaba próxima y le pregunté si se iba a vestir de flamenca, ella sonrió y me dijo que ya a estas alturas no se vestía nunca, yo le pregunté el por qué y ella contestó -tampoco nadie me lo ha pedido- supongo que hacía referencia a su maridito, yo le dije que tendría que estar realmente linda vestida de flamenca y me volvió a sonreír agradeciendo mi cumplido, yo le dije que no era un cumplido en ese momento nos pusimos de pie, y le dije que con su bonita figura un vestido de flamenca tendría que sentar realmente bien, y en ese momento noté cómo se ruborizaba y la miré de arriba abajo, contemplando ese cuerpo que me traía loco, y ella me dijo que ya hacía bastante tiempo que nadie la halagaba tanto, le dije que a las mujeres bonitas había que decirles cosas bonitas, lo que hizo que se ruborizara aún más, y eso me gustó, había conseguido sonrojar a mi profe, y quién sabe, a lo mejor hasta excitarla. Le dije -mírate, si tienes una figura espléndida que haría caer a cualquier hombre-, y noté que ella se empezaba a sentir bien ante esos halagos, pero igualmente extrañada al decírselos un alumno suyo. - Bueno dejemos esto ya-, dijo ella,

-Si es que nada más verte entrar ganas de... bailar contigo muy abrazado- dije yo.

Y en ese instante me lancé a por todas a riesgo de cualquier cosa y posé una de mis manos en su precioso trasero, ella al notar aquello, se echó hacia delante de la mesa, como sin querer darse cuenta, pero yo insistí y dejé mi mano pegada a su trasero, entonces ella miró hacia mí como sorprendida y me dijo:

-Paolo pero qué estás haciendo-

Yo no dije absolutamente nada, y apreté su trasero con mi mano.

-Pero Paolo estate quieto- , repitió ella.

De repente, la rodeé con mis brazos y me quedé mirándola fijamente, ella tenía cara de sorpresa increíble, pero tampoco hacía nada por quitarme de encima, bajé mis manos hacia su trasero y empecé a masajearlo, qué sensación, qué blandito qué rico, y empecé a subir mis manos hasta su cintura y le subí el jersey para tocarle los pechos, cuando llegué intente bajar el sujetador y así poder acariciárselos, ella seguía inmóvil y cuando consiguió articular palabra me dijo:

-Paolo, por dios estate quieto, por lo que más quieras-

Y le dije: -lo que más quiero eres tú-

Intenté besarla pero ella apartó su cara pero a mi segunda embestida ya no se pudo resistir, empecé a juntar mis labios con los suyos, dios mío estaba en el cielo, y cuando conseguí meter mi lengua la recorrí por toda su boca, y su lengua empezó a buscar a la mía, noté cómo empezaba a emitir pequeños gemidos de placer, mis manos seguían acariciando sus melones y su trasero, ella suspiró y me dijo:

-Esto no está bien, esto no está bien, por dios que yo estoy casada- (cierto, está casada con un policía, qué morbo ¿no?)

Le dije que no pasaba nada, mi mano empezó a levantar su falda, conseguí llegar hasta sus bragas noté cómo se estaban empezando a humedecer, no pude más y le quité la falda de un tirón dejándola en bragas, comencé a besarle el cuello y su oreja, aquello era manjar de dioses y subí su jersey, recorrí sus melones por encima de la tela con mi lengua, seguidamente descubrí uno de sus pechos, noté cómo Mariluz estaba excitada, su pezón parecía salirse del propio pecho, comencé a saborearlo y a jugar con mi lengua recorriéndolo todo, a la misma vez que le bajaba la otra copa que le cubría el otro pecho que comencé a masajeárselo, después de un rato deleitándome con sus riquísimos melones, empecé a bajar por todo su torso, lamiendo su delicioso ombligo hasta llegar a sus ya mojadas bragas, al llegar allí me detuve a contemplar aquello que tantas veces había deseado, qué rico, qué olor, qué bueno, ella me miraba como pidiéndome que parara pero a la vez disfrutando con todo lo que le hacía, entonces empecé a besar aquel chumino por encima de la tela de sus mojaditas braguitas , y poco a poco como si a cámara lenta se tratara se las fui bajando, admirando como aparecía ante mí aquel maravilloso chochito, con sus vellos en forma de estrías y de un color castaño muy claro le bajé las bragas hasta la rodilla y empecé a lamer sus delicadas y lisas piernas, me recreaba en sus muslos, los lamía con todo el placer posible, mientras que Mariluz empezaba a disfrutar como yo y a cerrar los ojos y gozar con aquello, subí lentamente hasta su conchita y comencé a acariciarla poco a poco, dios santo, qué tacto qué suavidad, sus labios se ponían de un color rosado riquísimo se los abrí lentamente y ante mí apareció su precioso clítoris, me sorprendió porque era bastante grande, como un botoncito, y empecé a lamerlo, lamía y lamía sin parar, qué delicia, qué bueno estaba, yo la miraba y veía cómo su cuerpo ya no se resistía a mis caricias y cómo empezaba a tener unos espasmos de un intenso placer, Mariluz gemía de gusto, y al ver eso, le pregunté si le gustaba lo que le estaba haciendo, a lo que me contestó:

-¡Por dios! ¡Cómo me está gustando esto!, ¡pero cómo me estás haciendo esto, mmmmmmmmmmm, siii así, así!-, mientras cogía mi cabeza para que la hundiese en su chochito, a lo que yo aceptaba encantado, sus gemidos empezaron a ponerme más cachondo de lo que ya lo estaba y le metí un dedo por el cocoy a lo que ella respondió con un gemido más grande de los que había dado hasta entonces, yo metía y sacaba el dedo de su concha más y más rápido, y empecé a notar cómo ella empezaba a mojarse más de la cuenta, así, tuvo ella su primer orgasmo, notaba cómo le brotaban sus flujos lentamente, aquello parecía el manantial de mi deseo, y no deseaba otra cosa más que probarlo, y lamerlo, seguidamente, Mariluz ya estaba totalmente entregada y me subió la cabeza hasta la altura de la suya, se quedó unos instantes mirándome como agradeciéndome todo aquello, y para deleite mío, me comió la boca, estaba excitadísima y me dijo:

-Cabrón, cómo te has atrevido a hacerme esto- mientras yo la miraba embelesado, -pero ahora te vas a enterar- dijo ella.

Empezó a desabrochar la botonadura de mi camisa y me despojó de ella, hasta ese momento, yo no me había dado cuenta de que llevaba la cremallera de mis jeans abierta, pero parece que la busconcita de Mariluz sí, muy decidida, metió su mano, y me sacó mi ya empalmada y gordo miembro y haciéndose a su tacto, comenzó a masajeármela muy despacio sin dejar de mirarme, yo me quité los pantalones y mis slips preparándome ya para la acción.

Los movimientos de su mano comenzaban a acelerarse poco a poco y yo notaba cómo mi miembro se ponía mas gorda, tengo que reconocer que hasta ese momento no había visto nunca mi miembro tan gordo y tan duro, otras veces había conseguido empalmarme considerablemente, pero jamás como en aquel momento, parece que Mariluz notó cómo crecía el grosor de mi miembro y por fin se decidió a agacharse y empezar a introducirlo en su boca, aquella sensación de sus labios recorriendo mi instrumento, me hizo sentir un escalofrío tremendo haciéndome temblar mis piernas y poner mis ojos blancos, se la metió poco a poco hasta el fondo, y cuando estaba totalmente metida, comenzó a saborearla con su lengua, dios qué sensación, qué gusto, qué rico sentía, ella allí agachada saboreando mi miembro y yo haciendo movimientos con la cadera de mete y saca, quería tirarme su boca y metía y sacaba mi miembro de su húmeda boca, con su mano empezó a acariciar mis huevos, hinchados como globos en esos momentos, yo estaba ya casi a punto de botar toda mi esencia, parece que Mariluz también lo notó y me dijo: -Ahora te voy a castigar- Y se sentó encima de la mesa abriendo sus piernas y con sus dos dedos empezó a abrir su concha chorreante, y me dijo que me acercara, la tomé de los muslos abriéndola aún más y acercando mi miembro a su chocho, le dije:

-Creo que te voy a castigar yo a ti busconcita-

Y poco a poquito empecé a introducir mi glande todo morado en su cocoy, sólo la puntita, y sin ella esperarlo, pegué un envite que hizo que todo mi miembro se metiera hasta donde empiezan los huevos en el chocho de aquella busconcita, que dio un grito que inundó toda aquella habitación, por lo que tuve que ponerle una mano en la boca para que no hiciese tanto ruido, ya que allí cerca estaban dando clase, me rodeó con sus brazos el cuello, y me decía:

-Vamos cabrón, a ver si vale la pena el riesgo que estoy corriendo-

Aquellas palabras me pusieron más cachondo todavía y empecé a meter toda mi potencia dentro de ella, notaba cómo todo mi miembro se inundaba de su esencia, notando las paredes de su cocoy cada vez más dilatadas, y allí estaba yo, como si de un sueño se tratara, como si estuviera en una película XXX, tirandome a la profesora que había hecho que me hiciera tantas y tantas pajas pensando en ese chocho que ahora era mío. Cada vez notaba que su respiración se hacia más pronunciada y emitía gemidos y jadeos que se entrelazaban con los míos.

Aquello no parecía real, yo notaba como mi miembro crecía y crecía y cómo en cada metida sentía un placer glorioso, y la miraba a ella, y ahí estaba, con la cabeza inclinada hacia detrás con los ojos cerrados, y yo viendo cómo sus melones se movían al ritmo de mis movimientos.

Pensé que ese placer se podía hacer mayor y mientras metía y sacaba mi miembrote de su chocho, comencé a acariciarle con mi dedo pulgar el clítoris que estaba hinchadísimo de tanto placer que recibía , lo que hizo en ella una reacción de todo su cuerpo inclinándose hacia delante, con mi otra mano empecé a pellizcarle los pezones a Mariluz, que estaban durísimos a lo que ella no paraba de jadear.

Aaaah aaahh ahhhha ahhhh ahora sí, sí, dios, ¡¡¡qué gusto sientoooooooo!!! Decía Mariluz con cara de auténtico vicio.

Cuando ya noté que mi miembro estaba apunto de explotar, casi sin articular palabra entre jadeo y jadeo empecer decirle:

-¡¡¡Me corro, me corro, Mariluz, me corro!!!

-Eso es, es lo que quiero, que te corras, ¡¡¡córrete, córrete!!!

Mis movimientos eran cada vez más pausados y parece que Mariluz, debido a su experiencia supongo, también notó que me iba a vaciar.

Y cuando mis ojos se tornaron blancos, mis chorros inundaban aquella cuevita, mis piernas llegaron incluso a flaquear y hacer un pequeño movimiento hacia abajo como si me desmayase, dios mío, era increíble, me parecía de broma, no podía creer que me estuviera corriendo dentro de la concha de mi profesora Mariluz, yo no paraba de bombear fluido a lo que ella notaba y hacía que gritase con todo su poder, y para más deleite, ella tuvo otro orgasmo más, no sé cuántos llevaba, y noté cómo sus jugos empapaban mi miembro, no lo podía creer nos habíamos corrido los dos a la vez, nuestros fluidos se unían en mi miembro y en su cocoy, aquella sensación de mi miembro todo mojadito, y su cocoy chorreante, y la cara de buscona que había puesto al correrse, me hizo llevarme al cielo, aquello era la hostia, nos quedamos por un momento totalmente callados, sin mediar palabras, y mirándonos uno al otro, acerqué mi labios a los suyos, a lo que ella respondió metiendo su lengua en mi boca, estuvimos así un buen rato, besándonos, ella abrazada a mi cuello, con nuestros sexos rozándose, mojados todavía.

Ella me miró, y casi comprendí todo lo que me quería decir, yo sabía que aquello no estaba bien, que ella podía ser perfectamente mi madre, y además era mi maestra, y que echando aquel polvo en la biblioteca, corríamos un riesgo enorme, pero pienso que valió la pena, porque yo había disfrutado como nunca lo había echo, y ella también, como así me lo dijo.

Pero comprendimos que aquello no se podía repetir en el instituto, yo le dije que aquello era lo mas hermoso que me había pasado, a lo que me dedicó una tierna sonrisa, aquello se tenía que repetir, me daba igual dónde pero sin duda había que repetir.

Mi siguiente encuentro con Mariluz sería mucho más excitante y ardiente, ya que nuestros cuerpos ya se conocían . . .

Pero eso será en mi próximo relato, que prometo no tardaré en enviar.

Si les gustó, por favor, háganmelo saber, me encantaría recibir sus mensajes, gracias.

Un abraccio fortissimo. Ciao a tutti.


Si te Gusto el Relato Únete a mi Pagina en FaceBook: https:/https://www.facebook.com/misrelatoshot/

Mi esposa en el ginecólogo


La semana pasada acompañe a mi esposa al Ginecólogo, y les quiero contar esta es la experiencia.

Por estar en las oficinas de un ginecólogo, en la sala de espera pude ver a varias futuras madres, la mayoría de ellas jóvenes con un gran estomago y vestidos de maternidad cortos, sentadas con las piernas abiertas y mostrando los encantos de las futuras madres.

A ella le tenían que hacer un sonograma por algunos problemas y revisión ginecología; la enfermera nos paso a un cuarto bastante amplio con un baño, y le indico que se desnudara completamente pusiera una pequeña bata de hospital de papel y vaciara su vejiga. Ella se fue al baño y regreso con las zapatillas altas y con una bata minúscula que dejaba al aire su trasero. Ella se sentó en la mesa de oscultación, junto donde había una maquina con la apariencia de computadora y una pantalla de vídeo de unos 13 centímetros de color verdoso. Frente a la maquina y a un costado de la mesa había un banco. La única silla extra que había estaba en la pared opuesta a la mesa de oscultación y frente a esta.

Después de unos minutos, tocaron a la puerta y un joven de unos 30 años vestido de blanco entro, él era el doctor. Tomando un dispositivo blanco largo de unos 30 cm de largo y casi 4 de diámetro con un cable largo lo conecto a la maquina. Mi esposa abrió bien las piernas y las puso en los estribos de la mesa, para esto fue necesario que su pelvis estuviera en el extremo de la mesa. Poniéndole un condón al instrumento, el chico le separo los labios mayores de mi esposa y le introdujo el aparato lo mas profundo que pudo dentro de el cocoy (le entraron unos 18 cm). Con la mano izquierda manipulaba los controles de la maquina mientras con la derecha movía el falo electrónico dentro de las entrañas de mi mujer. Los movimientos del dispositivo dentro de el cocoy de ella eran de un lado hacia otro e incluso lo sacaba un poco. En dos ocasiones tuvo que sacar el aparato completamente de la concha de mi mujer y volver a introducirlo, me pude dar cuenta que cada vez que lo introducía era más fácil la introducción dentro de mi mujer (pues tenia el cocoy bien dilatada por el examen). Como no podían encontrar lo buscado el doctor llamo a un colega y el Doctor que había llegado manipulo el aparato dentro de el cocoy de mi mujer. A fin de facilitar el examen, él separaba los labios de el cocoy con sus dedos e introducía otros para dar soporte al aparato. Al estar viendo a mi mujer bien abierta de piernas con los dedos de un tipo dentro de ella y una cosa dentro de su cocoy, pensé: "pero que cogida le están dando estos tipos" lo cual me produjo una buena excitación. examen duro unos 30 minutos.

Cuando por fin terminaron con el primer examen, le sacaron el instrumento en cuestión y poniéndose el doctor frente a la vulva de mi mujer le introdujo dos dedos de la mano derecha lo mas profundo que pudo, le toco todas las paredes de su cocoy de mi esposa mientras con la mano izquierda le tocaba el abdomen. Cuando estaba por terminar hizo un comentario acerca de lo estrecha que tiene el cocoy mi esposa. Tomando un espejo del cocoy lo introdujo el forma vertical girándolo horizontalmente cuando estaba introducido dentro de ella y lo abrió hasta que se podía ver un hueco de unos 4 cm de diámetro en la concha de mi esposa, y procedió a tomar unas muestras del interior de ella.

Por ultimo palpo los senos (36D) de ella, nuevamente me excito el ver a mi esposa abierta de piernas (el cocoy seguía bastante abierta después de todo lo que le habían introducido esa tarde) y ver como alguien mas le tocaba los senos.

La próxima vez que tu esposa te diga que ira al ginecólogo ya sabes que le harán....


Si te Gusto el Relato Únete a mi Pagina en FaceBook: https:/https://www.facebook.com/misrelatoshot/

Fantasía en Viaje


Eran para entonces las 9:30 de la noche, y mi última oportunidad para viajar 180 kms. Desde mi ciudad natal Irapuato, Gto. A la ciudad de Aguascalientes, Ags. En el centro del país México, estaba por perderla, cuando llegué a la central camionera, en el mostrador de la taquilla, pedí un boleto, no obstante mi prisa por abordar el autobús, eché una mirada a un tipo que también se encontraba en el interior del mismo, el cual portaba un uniforme de la misma línea de los autobuses donde iba a viajar, y observé que tenía un bigote enorme como si se hubiera comido un caballo y solo le quedaba la cola en la boca; me preguntó el empleado que estaba platicando con el tipo ¿le doy lugar al fondo del autobús o en los primeros asientos?, El tipo de uniforme que también me había dado una mirada de soslayo, le mencionó al empleado que uno de los cristales corredizos del autobús se había atascado y no se podía cerrar y que se sentía algo de frió por ser una noche de noviembre, y que era preferible que tomara uno de los asientos de adelante del autobús, Yo asentí con la cabeza para asegurarme que estaría cerca del tipo quien había resultado ser el chofer del autobús.

En camino al autobús el amable chofer rompió el silencio con una plática trivial, y yo sin dejar de mirarle el tremendo bulto que se le vía en medio de las piernas, le contesté muy amigablemente, no era difícil hacerme el agradable, ya que normalmente me considero una persona muy introspectiva, y no muy fácilmente me pongo a platicar con un tipo que apenas conozco.

De hecho soy una persona sumamente parca y tímida. Para mí que el chofer se dio cuenta cuando lo miré de reojo hacia su bulto, pero su sonrisa me animó a ser mas atrevido, no obstante que yo había tomado tres copas en la fiesta de un amigo antes de viajar, o sea me encontraba calientito de todo. Al entrar al autobús, tomé mi asiento y el chofer me dio unas revistas para leer mientras los demás pasajeros pensaron que viajábamos juntos o que yo era algún empleado de la línea.

El autobús se encontraba con unos doce pasajeros, por lo que los dos asientos eran para mi solo. Arturo que así se llamaba el chofer, por el gafete que portaba, me había observado una vez mas por el espejo retrovisor que tienen al frente del autobús, y de inmediato desvió la mirada cuando yo lo observé mirándome, en ese momento sentí que la sangre me corría mas rápidamente y mi músculo cardiaco latía mas y mas al mismo tiempo que sentí como un torrente de adrenalina, desprendían mis suprarrenales. Empecé a sentir como mi miembro aumentaba de volumen y hasta me incomodó un poco al crecer tanto que tuve que acomodármelo muy discretamente para que tuviera mas espacio dentro de mis bombachos pantalones.

Había una especie de tensión en la parte delantera del camión, pero Arturo se encargó de romperla, ¿quieres mas revistas? Me preguntó mientras arrancaba el autobús que para entonces ya se había imperado un silencio en el interior pues la mayoría de los pasajeros se habían dormido. Le conteste que sí, mientras el sacaba de una gaveta muy alcanzable sin pararse unas revistas de interés general, estire el cuerpo y la mano para alcanzarlas, y tomarlas desde el mismo lugar que Arturo las estaba sosteniendo, discretamente rocé su mano y en ese momento, mi erección estaba completa, el sonrió y se dio cuenta de mi sonrojada cara que para mi tranquilidad, me hizo otro comentario: te van a gustar. En ese momento él se tocó sobre su grueso bulto para acomodarlo o hacerme saber que también estaba algo excitado.

Regrese a mi respaldo para comenzar a hojear las revistas, cual sería la sorpresa que bajo la portada de una revista de viajes y hoteles, se encontraba una autentica revista de pornografía heterosexual, eso fue como la invitación a halarme, estábamos apenas dejando la ciudad para integrarnos a la autopista, cuando Arturo apagó las luces generales dejando solo encendidas las individuales, momento por lo cual yo redireccioné la luz hacia la revista, que prometía tener muy buenas fotos.

Arturo tenía su mirada fija en la carretera, y de vez en cuando me miraba a los ojos como para preguntarme, ¿qué tal? ¿ Le atoras o no?, Pero ¿cuándo fue que yo le dí motivos para prestarme este tipo de revistas?, O ¿cuando le falte al respeto como para que comenzara a flirtearme? No, no lo sé pero seguro que sintió mi mirada en su miembro desde el anden de pasajeros en la central camionera.

Los pasajeros que se encontraban despiertos estaban muy lejos de lo que estaba sucediendo al frente del camión, o sea que era una oportunidad perfecta para halarme. Empecé a tocarme el miembro que para entonces ya sentía completamente húmedo del liquido cristalino preseminal, sentí un área bastante grande en mi bóxer mojada. Pero opte por no seguir a delante, que culpa tenían los pasajeros que fuera yo ser la causa de un accidente por un descuido de Arturo, al verme halarme, y además todo no estaba claro todavía, no sé si me estaba imaginando las cosas, o que cosa, total opte por cerrar la revista, apagar la luz y dormir.......al momento que decidí hacer esto, Arturo me miró con un aire de duda, como que si se preguntara ¿qué pasaría si todo llevaba buen camino?.

Faltaban unos cuantos kilómetros para mi destino cuando desperté, y vi la escultura roja de Sebastián, uno de los escultores famosos de México, que se yergue a la entrada a la ciudad de Aguascalientes como la puerta de una ciudad industrial. Me incorporé y saludé al chofer con una sonrisa correspondida, se rompió el silencio con unas palabras de Arturo:

-Disculpe si le di demasiadas revistas, al parecer usted estaba cansado.

Yo respondí que sí que en efecto había sido un fin de semana muy cansado entre juego, sol, piscina, y ron.

¿Vive lejos aquí en Aguascalientes?

Aquí, y en Irapuato y en donde quiera que me encuentre vivo lejos. (Es una manera de decir que el miembro de uno es grande, en México.

Soltó una carcajada, y me dijo: Sin albur, joven.

Arturo tenía aproximadamente unos 48 años, con una barba muy cerrada pero afeitada de la gente que tiene que rasurarse dos veces por día, cuando va al volante se quita la chaqueta que le cubre esos pectorales preciosos y denota una barriga de chofer y me imaginé al portento tipo desnudo como si fuera manejando para mi solo y solo con su corbata puesta. Lo imaginé completamente desnudo, lleno de pelo por todos lados, en los brazos, las piernas, la espalda y en el dorso. Esta fantasía me encendió de nuevo y logre excitarme solo de recordar lo que pudo pasar con Arturo el Chofer. Al llegar a la terminal de autobuses, decidí entreterner a Arturo con alguna platica trivial, que si el clima, que si el frío que si hace calor, que la madre, pero todo para que bajara el último de los pasajeros hasta quedarnos solos el tipo y yo.

Arturo se levantó, estirando todo el cuerpo y arqueándolo en señal de cansancio,

Parezco animal dijo, estirándome de esa forma, y yo contesté:

Es normal todo mundo lo hacemos.

Y le di la mano en señal de una buena despedida, a lo cual estiro la suya y me dio un fuerte apretón de mano apoyándose con la otra para envolver mi mano con las dos suyas. No me atreví a hacer nada solo me dejé llevar por mi fantasía y lo solté deseándole un buen viaje. Preguntándole para donde iría ahora o si este era el fin de su viaje.

-Me dijo: sí hasta aquí llego hoy, mañana salgo a las 7:30 de la mañana a Guadalajara.

Le desee buen viaje y buenas noches. Baje del autobús y me dirigí al sanitario, ya que con los tragos que había ingerido ya se habían ido hacia mi vejiga. Sentí la mirada del chofer, cuando me fui alejando. De repente voltee hacia el autobús que ya estaba cerrando y me volteó a ver, con la mano me dijo adiós, un adiós que nunca olvidaría y que me dejaría una huella que hasta la fecha no he podido olvidar.

Una vez que entre al sanitario, ya para entonces eran las 11:30 horas de la noche, y el sanitario se encontraba completamente vacío, llegué a la zona de urinarios y como lo son en la mayoría de estos edificios públicos, un mueble de acero inoxidable para orinar en forma comunitaria al público.

Estaba ya casi terminando y decidí no dejar de sacudirme el miembro recordando la situación que había desperdiciado, cuando oí que alguien se acercaba también a orinar, tuve que sostenerme del muro para no caer de la impresión de ver ahí a Arturo, quien llego y se fijó de inmediato en mi miembro que para entonces ya estaba completamente erecto, y sonriendo me dijo, si surtieron efecto las revistas señor? Y con la cara roja me dispuse a guardar mi miembro, cuando vi que Arturo se bajaba el zipper para desenfundar aquella mole de miembro que había imaginado y que mi imaginación se había quedado corta, al ver el tremendo cañón con el que contaba, con la mano en mi miembro, me decidí a seguir acariciándola al ver aquel mounstro de miembro de Arturo, y se acercó hacia mi, y le dije usted es el que vive lejos, don Arturo y sonriendo me agarró mi miembro, y empezó a deslizar suavemente mi prepucio que recorrió todo mi glande, hacia la base de mi pito. Al mismo tiempo me dio un beso en la boca que jamás olvidaré, nuestras lenguas se cruzaron una a otra, él me dio su lengua saboreando yo toda su saliva, y yo le dí la mía haciendo el exactamente lo mismo que le había hecho.

A pesar que nos encontrábamos completamente solos, le dije, que tenía miedo que alguien entrara y él me comentó que si quería podríamos ir al hotel donde él se hospeda. Y le dije que no me gustaba ir a hoteles, pero en si me dijo, espera, quiero dejar el autobús en la parte trasera de la central para que no estorbe en los andenes de pasajeros, y le dije: esta bien, te acompaño.

Yo no traía mas que una maleta pequeña, la cual me puse al hombro y emprendimos la marcha, me volvió a subir al camión después de él y dirigió el autobús al paradero donde duermen los autobuses. Apago las luces y el motor después de haberlo estacionado y vimos que no había nadie por los pasillos, y me dijo te animas a tirarnos en el asiento trasero del autobús, y afirmativamente me dirigí hacia la parte posterior, seguido de él que ya para entonces me traía sujeto de la cintura, pegándome su bulto ya erecto en mis nalgas ya necesitadas de un miembro como ese. Caminamos lentamente despojándonos de nuestras ropas, que íbamos dejando en los diferentes asientos durante la ruta hacia el final del autobús, ya para entones que llegamos a los asientos finales ya estábamos en puros calzones y los pantalones bajados hasta los zapatos, me dio un beso muy largo con intercambio de lengüetazos y saliva, mientras con las manos me agarraba con la derecha el miembro, haciéndome una riquísima chaqueta (paja), y con la otra me metía el dedo índice en el ano con todo y calzón, desesperadamente nos quitamos los zapatos los pantalones y los calzones quedando tan naturalitos y nos empezamos a amar.

El ruido de los gemidos empezaron a oírse con eco en el interior del autobús, me volteo de tal forma que quedamos en posición 69 y no pare de mamarle el miembro por un buen rato, su sabor era exquisito, el olor a sudor de su ano y de su escroto me puso frenético, y comencé a pasarle mi lengua por su orificio lleno de pelos, que para mi lengua fueron como una red que estaba impidiendo mi labor.

Arturo gemía de placer, se tapaba la boca con mi miembro, para evitar sus gritos desesperados por el sabroso beso negro que le estaba dando, desesperado busco también mi ranura la cual pedía angustiada su miembro mi pregunta era a que hora me la va a dar, seguro que me romeria todas las entrañas con ese tamaño de pito que tenía, se llevo la mano a su boca para llenarse de saliva sus dedos, los cuales de inmediato empezó a introducirme primero fue el índice, dando vueltas alrededor de mi ano, me hacia gozar como si fuera la primera vez que tuviera algo dentro de mi trasero, al principio sentí un dolor pero era soportable, al momento que sintió que ya estaba mi trasero un poco relajado, me introdujo el segundo, el de en medio, y sentí que lo que quería era ya su tremendo pito dentro de mí pero me hizo gozar nuevamente dando masaje dentro del orificio, sin dejar de mamarme el miembro, dejo de jugar con mi trasero mientras se retorcía de placer al sentir toda mi lengua dentro de él, se detuvo por un momento y me dijo:

-quiero tu miembro, papá, la quiero ahora, y segundos después se dirigió al frente del camión completamente en pelotas, busco algo dentro de su gaveta, y trajo un tarro de vaselina y una tira de condones, al verlo venir nuevamente con la luz muy tenue que el patio de estacionamiento nos daba, vi a aquel animal enorme, perfectamente erecto y venía ya untándose un poco de vaselina en su apretado trasero. Al llegar conmigo, me extendió la mano con la tira de condones, y me dijo:

-Ponte uno, para que estemos protegidos. y yo le respondí

Colócamelo tu papito.

Sin perder el tiempo, me puso el condón y yo recostado en dos de los asientos traseros, con la erección que parecía un obelisco, abrió sus tremendas nalgas y empezó a sentarse en mi tronco duro como la piedra, de un buen golpe se metió mis 19 CMS. De erección. Y sentí un dolor placentero, viendo las nalgas tremendas que me estaba comiendo, en ningún momento dejo de moverse, se erguía y luego se sentaba nuevamente, con un ritmo casi celestial. En ese momento sentí un torrente de semen que iba deslizándose lentamente por todo mi miembro, y lo paré, todavía no quería terminar, quería seguir cojiendomelo, él entendió que estaba a punto de venirme, cuando me pregunto que si quería lo mismo, yo ni tarde ni lento, retiré mi miembro de su interior y sin sacarme el condón, me voltie hacia su tremendo miembro, me untó una generosa cantidad de vaselina, y se puso un condón, y con un movimiento muy delicado empezó a introducirmelo.

-Le dije hazlo muy despacio, hace como tres años que nadie me da una buena cojida.

-No te preocupes, gozarás tanto como yo, nos fundiremos en un solo cuerpo, y te dejare tu hoyo muy a gusto.

Lejos de sentir un agudo dolor, porque ya estaba mas que preparado, sentí un enorme placer al deslizar su miembro entre mis entrañas, en movimientos muy suaves empezó el mete saca y con mucho más entusiasmo se fue convirtiendo en una lucha de cuerpo a cuerpo, me golpeaba sus huevos contra mis nalgas, y os gritaba de placer.

-Así, papacito, muévete, muévete, quiero que seas mío toda la noche. Quiero que te vengas en mi, en mi pecho, en mi cara, en mi trasero, quiero hacerlo toda la noche contigo.

-Ahhhh, todas esa frases me pusieron más caliente, me moví de tal forma que quedé enfrente de él y con las piernas en sus hombros, cuando estuvimos de frente empezó a besarme los pezones, que estaban firmes y bien erectos. Nos dimos un beso prolongado en la boca mientras movía sus caderas hacia mis nalgas, con toda la furia de quien no ha cogido en meses. Así empecé a sentir como su miembro, se dilataba, al momento de su venida, fueron cuatro o cinco chorros que soltó dentro de mi trasero, pero quedaron en el condón. Mientras esto sucedía me corrí con el condón puesto, y él con su mano me lo arrebató para que mi semen bañara su torso espeso de pelos entrecanos, así terminamos de saciarnos en ese asiento donde muchas cosas han pasado desde entonces. Terminamos bañados en sudor y me beso muy cariñosamente en la boca.

Como pudimos nos limpiamos y vestimos, y me dijo:

-Duerme conmigo esta noche, ven a mi hotel, papito.

Contesté que sería fabuloso, pero que teníamos muchas cosas por hacer a la mañana siguiente y que estaríamos muy desvelados, le ofrecí que lo volvería a ver y entusiasmado intercambiamos números telefónicos.

Me acompaño hasta mi taxi y nos despedimos con un abrazo muy tierno.

Desde ese momento gozamos todo nuestros cuerpos cada semana que se acerca por estos lugares. Y nos hemos frecuentado ocho meses llenos de placer.


Si te Gusto el Relato Únete a mi Pagina en FaceBook: https:/https://www.facebook.com/misrelatoshot/