
- - - ¡Ya estoy cansada de que seas tú la que acabe conmigo en cada orgasmo! ¡Ya verás lo que es bueno!. - - Me susurraba cosas por el estilo, me hacía detener la respiración con algunos de sus movimientos, a veces era tan incontrolable que cerraba los ojos y casi tomaba impulso para soltar el nuevo, más potente y desgarrador gemido de placer, que se acompañaba de nuevos espasmos y saltos musculares, mi fantasía estaba hecha realidad, en menos tiempo del que yo creía llegó el nuevo orgasmo, obviamente tan placentero, desestresante, contagioso y desorbitante como los que vivo con Cata.
- - Salimos de ahí, vimos la puerta contigua a la nuestra cerrada, señales de que alguien había ahí, nunca supimos a qué horas entraron pero era obvio que se habían dado cuenta que enseguida estaban haciendo algo "extraño", así que gracias a una mirada de sorpresa y preocupación a la vez de Cata salimos tan rápido como pudimos para perdernos entre la gente e ir a su habitación y finalmente a mi casa, sin ser descubiertas por nadie. - - Doña Clara estaba esperándonos, dijo que había ido al mall de comidas del centro comercial pero no nos vio, no pude evitar una sonrisa al imaginar a la tía de Cata buscándonos inocentemente como dos amigas que comparten el tiempo mientras ella y yo nos lo montábamos en un baño desesperadamente, tratando de hacer el menor ruido y saboreandonos hasta lo que no teníamos; Cata seguramente pensó lo mismo porque me miró con una cara de complicidad y se rió también.
- - Estaba tarde, le dije a Cata que mejor me prestara el teléfono para avisarle a mi mamá que llegaría tarde, consideré que ir hasta mi casa era una perdedera de tiempo, mejor iríamos mañana, eran casi las once de la noche y pensar en el agua caliente de la piscina de un lujoso hotel y a mi amiga a mi lado me pareció excelente, así que se lo propuse y bajamos hasta allá, efectivamente la piscina estaba tan agradable que recordé las aguas termales: humo saliendo del agua mientras cae una suave lluvia helada que contrasta perfectamente, pensé en todo lo que haría en un lugar como esos y una compañía como Cata, por ahora debía dejar de soñar, volver a la realidad y aceptar lo que tenía en ese instante. - - Nos sentamos en unas cómodas escaleras desde donde se veían las luces horizontales y profundas, el agua caliente, el ambiente frío, muy poca gente (dos o tres personas) y los meseros que pasaban regularmente tras los vidrios del hall y que educadamente casi no volteaban la mirada hacia nuestro lugar.
- - Cata se veía preciosa con su traje de baño, aparte de tener una tanga pequeña que tapaba lo suficiente llevaba el sostén que gracias a su juego de varillas y telas bien cosidas le hacía ver el busto más elevado y más redondo de lo normal, sin hablar del contraste de su piel con los colores de éste. A mi mente de apasionada y arriesgada no le fue difícil empezarse a imaginar un encuentro con Catica ahí, con el peligro de los meseros y algún huesped que en medio de su vigilia bajara a darse un baño a la piscina, pero sabía que ella no lo aceptaría por más que le rogara, si nos sorprendían sería demasiado embarazoso pero si no sería de lo más excitante; no podía dejar de pensar en eso, cada minuto más me imaginaba otras mil ideas y mientras más intentaba dejar de pensar en eso más lo deseaba, me obsesioné a tal punto que empecé a calcular los riesgos y el tiempo disponible, incluso busqué el lugar más apartado y más escondido que el agua y la arquitectura de la piscina nos brindaran y por último maquiné lo más difícil: proponerle y convencer a Cata de hacerlo.
- - Tras regresar a la normalidad luego de tales pensamientos tan insistentes observé de nuevo a Cata, estaba sobre las escaleras, con una pierna estirada y la otra recogida sobre la parte interior de su muslo, echada hacia atrás recostándose en los codos, con el agua llegándole hasta la mitad del abdomen, la cabeza ladeada, el cabello húmedo, algunas gotas sobre su suave rostro, la mirada perdida en las luces del hall y una cara de conformismo que pedía a gritos no ser interrumpido, ahora se veía increíblemente sensual, irresistiblemente sexy, tan silenciosa como llamativa, me aumentó más la obsesión del dichoso encuentro y juré no salirme de esa piscina sin antes haberme cogido a Cata por un buen rato.
- - - ¿Por qué me estás mirando así? Yo sé cuándo me miras así Andrea, -dijo- no creas que voy a hacer algo aquí, ¡estás loca! Mira ese mundo de gente que pasa por ese hall... y ¿si baja alguien? No Andrea, no insistas, no haré nada contigo ahora. ¡¡¡Deja de mirarme así!!!.
- - Pero yo me mantenía en silencio mirándola, se me podía ver la cara de deseo a mil kilómetros de distancia, cerraba los puños ansiosa, no podía dejar de sonreír maliciosamente, no podía resistirme a tanto. - - Cata se empezó a preocupar, ella sabía hasta dónde era yo capaz de llegar, en las pasadas vacaciones se lo había demostrado, además sabía de antemano que yo amaba los "rapidillos" y las calenturas prohibidas, ya conocía los grados de mi erotismo y los alcances de mi líbido cuando ésta se elevaba descontroladamente. - - Recordé que después de nuestro encuentro en su habitación del hotel en las pasadas vacaciones siguieron varios encuentros con muchos tocamientos y roces en lugares peligrosos, ahí ella conocía mis alcances y se desinhibía por completo cuando ya se excitaba, mi conocimiento de tales acciones era lo que me seguía impulsando, de todas formas aunque habíamos vivido mucho nunca nada había sido como esto.
- - Lanzándome a lo que fuera, sin miedo, pero con la adrenalina al máximo le tomé la mano, Cata se trataba de zafar mirando a todas partes, descubrió que la piscina estaba sola y que por ser tan tarde ya casi no pasaban meseros por el hall y cuando lo hacían seguían guardando la misma educación y discreción de siempre. - - - Cata por Dios, nadie nos va a ver, nada va a pasar -le decía acercándome insinuante y lentamente a su cara- nunca hemos vivido algo tan excitante como esto. - ¡¡¡Sí pero tampoco tan peligroso!!! Por favor cálmate -decía desesperada, mirando a todas partes- contrólate!!! - No Cata, no puedo soportarlo, eres irresistible -dije dándole suaves besos al lóbulo de su oreja- ¡espera cómo lo vamos a disfrutar!. - No Andrea... mmmffff, detente, mmmggg, ¡¡¡para por Dios!!!. - - Me rogaba mientras yo ya estaba jugando con su lengua, ella hacía una pequeña presión tratando de alejarme, pero era precisamente esa debilidad que usaba la que me confirmaba que la idea le asustaba pero le llamaba la atención, poco a poco sus intentos por separarme se fueron convirtiendo en caricias y sus quejas en suaves jadeos. En ocasiones se separaba y miraba al hall y a los alrededores pero al descubrirnos solas volvía al trabajo... había sido muchísimo más fácil de lo que pensé, ¡íbamos a gozar como nunca!
- - Seguí besándola con delicadeza, con pasión, deleitándome con cada movimiento de su lengua sobre la mía, estremeciéndome cuando me tocaba con las manos que tenia fuera del agua y que obviamente estaban heladas:
- - - ¡Andrea, yo hago esto sólo porque te adoro, de resto es una locura..! - No me digas que no lo disfrutas, yo también lo hago por ti, yo también te adoro Cata.
- - Con una seguridad que no le conocía mi amiga me metió las manos por debajo del sostén y me pellizcó suavemente los pezones, nuestros senos apenas se mojaban gracias al movimiento, yo bajé mi mano hasta su tanga y la metí de repente tocándole el trasero, Cata se estremecía cuando yo metía suave pero firmemente un dedo por el medio de su raja mientras con la otra le había subido el sostén casi al cuello apretándole los senos con el corto alcance de mi delicada mano.
- - La seguí acariciando, la seguí estremeciendo, continué besándola, excitándola, complaciéndola hasta que en un decidido movimiento Cata me separó con un ágil movimiento y fui yo quien quedé recostada en las escaleras y ella sobre mí con total libertad para hacerme lo que quisiera. Era bastante excitante tenerla así, sobre mí podía tocarme cualquier cosa, sus gemidos, sus insinuantes movimientos y sus delicados besos se encargaban de ponerme a cien, hubo un punto en que sin yo decírselo se bajó la tanga y al ver la situación le terminé de quitar el sostén, estaba desnuda en la piscina, tan excitada que así hubiera bajado su tía no le hubiera importado, me subió el sostén a mí también casi hasta el cuello y me empezó a lamer los pezones mientras yo alcancé su clítoris y lo pellizqué suavemente, aquí se estremeció y no pudo evitar hacer un gesto de placidez enorme.
- - De repente se separó, yo estaba recostada en las escaleras de la piscina, desde la mitad del abdomen hacia arriba yo estaba fuera del agua, me quedé mirándola como preguntándole qué pasaba, desnuda, con el agua escurriendo, se terminó de poner de pié, se echó el cabello hacia atrás y se paró frente a mí, subiendo lentamente hasta poner su clítoris en mi cara y esperar a sentir mis mordiscos en esa zona, tanto como a ella le gustaba.
- - Cata se veía increíblemente sexy, desde esa perspectiva yo podía verle, aparte de la vagina, su abdomen totalmente recto, luego el imponente busto y la cabeza echada hacia atrás cerrando los ojos y entreabriendo la boca con cada nueva sensación allá abajo. - - Luego escuché sus gemidos, vi cómo cerraba y volvía a abrir los puños, noté cómo llegaban sus jugos vaginales que el agua de la piscina no me había permitido ver, hasta que el placer la empezó a desbordar y se agachó recostándose sobre el suelo firme, dejando un ángulo de casi noventa grados con sus piernas que abiertas me sostenían firmemente la parte alta de la cintura; sus melones ahora colgaban mejor y se veían más, ahora sí podía ver exactamente cuando agachaba la cabeza, cerraba los ojos, apretaba los labios y de repente gritaba de placer. - - Empezó a moverse rítmicamente llevando su pesada vulva sobre mi boca, se agachaba con la esperanza que mi lengua le cubriera más o se la introduciera mejor, estiré las manos y le apreté los melones, finalmente los pezones y me empecé a levantar para embestirla mejor desde ahí, desde abajo; por último tomó una de las manos con que se apoyaba en el suelo firme y la llevó a su clítoris para apretarlo firmemente mientras yo seguí encargada de meterle la lengua hasta donde diera abasto, se corrió entre gritos y más inesperados movimientos, desplomándose después a mi lado y suspirando por la escena anterior.
- - Me sentí bastante bien de haber llevado a mi amiga a un orgasmo como esos, mi ego se creció mucho más cuando ella en medio de su rápida y creciente recuperación me dijo que había sido de los mejores que había experimentado en su vida. Me miró y en forma de agradecimiento me besó tiernamente y me acarició todo menos las zonas erógenas que me excitaban más rápidamente, como sea, este tipo de toqueteos me volvieron a poner en marcha, es cierto que no tocaba mis puntos más sensibles, pero esto hacía que me muriera de ganas por que lo hiciera, así que entre sus profundos besos se lo rogué pero ella no me escuchó, me empujó hasta ponernos de pie en la parte más profunda de la piscina (casi 1.50m) y llevarme hasta un punto cualquiera, supongo que era el más cercano, el más conveniente, el que primero encontró o el más escondido, pero me recostó pesadamente y me empezó a desnudar ansiosamente, una vez nos vimos totalmente desnudas, con nuestros trajes de baño por ahí tirados, nos excitamos enormemente al descubrir de nuevo que esa piscina había sido y era para nosotras dos solas, para darle rienda suelta a nuestros más ansiados deseos.
- - - Andrea -decía en medio de sus toqueteos- no sabes cómo me excitas, mmmfff, me encanta comerte todo, ¡¡¡ahhhggg!!! - Cata, ahhjjjgggg, saboreame todo, mmmm... yo también te deseo demasiado.
- - Inesperadamente Cata me tomó por la cintura y con un suave movimiento me sentó en el borde de la piscina, me recosté con los brazos abiertos sobre el suelo firme y esperé a que mi amiga empezara su trabajo, seguía hermosa, su cabello aplastado por el agua y el tenue reflejo de su cuerpo imponente me hacían desearla más y más, se echó un poco para atrás y tomándome el pie fue subiendo lentamente con suaves besos, pasando por la rodilla y metiéndose por la parte interior de los muslos, se colgó la pierna en el hombro y me empezó a acariciar la pierna con la yema de sus dedos mientras seguía subiendo con tiernos besos a mi entrepierna, no comprendía por qué Cata se quedaba en esos puntos tanto tiempo, por qué me daba los besos tan estratégicamente sin tocarme nunca mi vagina o siquiera acariciando mis melones, de repente capté que Cata no quería tener sexo conmigo: quería hacerme el amor.
- - Me rodeó las caderas con sus brazos y me apretó el trasero atrayéndolo más, la verdad esos planes eran imposibles pues yo estaba al bode de la piscina equilibrándome difícilmente de los movimientos que mi cuerpo hacía gracias al creciente éxtasis que sentía, finalmente, después de mucho insinuarle y rogarle a Cata me saboreo el clítoris, pero con la misma suavidad con que había empezado a besarme las piernas, a veces se detenía y me miraba, me confesaba la manera en que me deseaba y la intensidad de sus sentimientos hacia mí, eso me enternecía tanto que me provocaba bajar a besarla indefinidamente, pero era difícil elegir entre eso y seguir disfrutando de tan convenientes mordiscos, finalmente me decidí por la segunda opción: tardaría mucho tiempo bajar, besarla, volverme a subir, regresar a como estábamos y hacerlo de nuevo cuando me enterneciera otra vez.
- - A los cinco minutos Cata me apretaba tan fuerte la vagina con su boca y con sus manos mi trasero que yo me sentía irresistiblemente apretada en un mar de sensaciones incontenibles y sobre todo indescriptibles. - - Cata me tomó un pie e hizo que yo lo apoyara en el borde de la piscina, en otras palabras mi clítoris estaba aún más expuesto y disponible para lo que fuera, mi éxtasis pedía a gritos ser calmado y Cata se encargó de eso saboreandome fuertemente y susurrando palabritas sucias que en ocasiones me hacían sonreír, sin esperarlo ni advertirlo mi amiga me lo introdujo profundamente con dos dedos, moviéndolos circularmente mientras los introducía y lamiéndome por tiempos el clítoris, mordiéndolo y saboreandolo con gran maestría.
- - Sin importar que fuera una piscina, que los meseros fueran discretos pero no sordos, que la gente tuviera la oportunidad de bajar cuando quisieran y que supuestamente se debe respetar el sueño ajeno grité con cada nuevo movimiento y con cada nueva sensación, le gemí fuertes guarradas a mi amiga, me moví aparatosamente en su cara y finalmente apreté los músculos, arqueando la espalda y apretando los puños para recibir el orgasmo más hipnotizante que hasta ahora Cata me había proporcionado; luego de experimentar tal sensación quedé bastante débil, apoyándome con los codos y bajando el pie que tenía en el borde de la piscina, pero Cata no descansó hasta que de nuevo se erectaron mis pezones y mi vagina se contrajo para sentir un nuevo éxtasis, no tan descontrolado como el anterior pero si muy conveniente.
- - Me recuperé, la miré, una vez estuve con mis cinco sentidos otra vez en su lugar me percaté que estaba congelándome ahí y con un rápido movimiento caí de nuevo a la cálida piscina y abracé fuertemente a Cata, apretándola con toda mi fuerza y agradeciéndole el momento anteriormente vivido, la miré a los ojos y le proporcioné un besote en la boca que recibí como una redención luego de tal orgasmo tan profundo y tales sensaciones tan encantadoras; mi amiga me adoraba, era maravillosa, quiso hacerme sentir algo que no olvidara jamás y efectivamente lo había logrado.
- - Buscamos nuestros trajes de baño, que estaban por ahí tirados, nos vestimos y subimos con ese frío tan aterrador, estaba tardísimo pero sentía que si desaprovechaba un minuto con mi amiga iba a arrepentirme toda la vida sin embargo el sueño y el cansancio hacía mis párpados doblemente pesados de lo normal y sentía que si no dormía andaría sonámbula por todas partes; tristemente me despedí de mi amiga asegurándome de verla al siguiente día y nos besamos en el ascensor, el corredor y en el umbral de la puerta, diciéndole tiernamente que había disfrutado como nunca, que la adoraba y que le deseaba una buena noche.
- - Me fui a casa, sentía en cada poro el olor de Cata y su suave piel, me encantaría dormir con ella pero sabía que realmente haríamos de todo menos dormir. Fue tan sólo poner la cabeza en la almohada para quedarme dormida profundamente, teníamos unas pocas horas más, debía descansar para tomar el impulso necesario para el siguiente día y terminar de aprovechar esta maravillosa situación que los negocios de su tía nos habían proporcionado. Pronto amanecería y tenía que volver a su lado.
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