
Hasta hace 18 meses yo me encontraba satisfecho con mi vida sexual, pero de un tiempo aquí, mi pareja y yo hemos entrado en la monotonía y mi cuerpo pide algo más y sobre todo variedad, el problema es que a mi mujer no la puedo proponerle lo que en las próximas líneas voy a contar, ya que si no me costaría el divorcio. Lo dicho estoy dispuesto a llevarla a cabo en cualquier momento con quien se preste a ello.
Actualmente trabajo como Informático, y dedico todos los días algún tiempo a conectarme a Internet y visitar paginas de contactos, realmente me considero bisex, dicen que algo guapo, moreno de piel, pelo cortito y de cuerpo se puede decir que no estoy mal aunque no soy ningún cachas ni nada por el estilo, no dispongo de mucho vello en mi cuerpo y sexualmente podemos decir que mi aparato es muy normalito.
Bien comenzamos, un día me decidí a anunciarme en las paginas de contactos indicando el siguiente mensaje.
"Hola me llamo Iván, 29 años de Madrid, 175, moreno de piel y pelo, me gustaría contactar con parejas, chicos, chicas, para ofrecerles las delicias de un buen masaje, me considero bisex, aunque sin experiencia por el momento pero con muchas ganas de probar, sin otro particular, un saludo, besos".
Como veis es un anuncio de lo más vulgar. Dos días después mi mensaje tuvo su recompensa, obtuve varias respuestas y comencé a seleccionarlas, ya que soy muy exigente y la verdad no tenía muy claro eso de ponerle los cuernos a mi mujer. Pero era tanta la necesidad que sentía, que aunque fuese solamente una vez, debía de probarlo e intentarlo. En fin decidí contactar con una pareja de Madrid, él tenía 28 años y ella 26 y me comentaron que se encontraban interesados en conocerme, les respondí contándoles mi situación y haciéndoles hincapié que en principio solamente quería sexo y nada más, no quería complicaciones, probablemente más adelante podríamos conseguir una amistad he incluso tener a una pareja como amante, pero soy como la mayoría de las personas que nos anunciamos en los contactos, buscamos el sexo, el placer de otro cuerpo distinto al nuestro, "lo prohibido".
Yo tenía un pequeño problema para citarme con la pareja que quedase, ya que debía de realizarlo en horas de trabajo o como mucho demorarme algo por la tarde, todo para que mi mujer no se percatase de mi contacto y de los cuernos que se le avecinaban.
En fin una mañana solicité permiso en el trabajo y quedé con esta pareja en una cafetería de la Plaza de España, exactamente al lado se encuentra el hotel "Crown Palace" en el que previamente reservé una habitación sin llegar a abonar su importe.
Les indiqué que llegaría después de ellos, para antes poder verlos sin que ellos lo supiesen y así no correr el riesgo de que fuesen conocidos y se derrumbase mi vida.
Llegaron a la cafetería, él era atractivo, buen cuerpo y moreno de pelo, ella vestía como una autentica señora, con un traje de chaqueta azul y falda por encima de las rodillas pero sin llegar a ser excesivamente corta, medias negras, morena, de pelo liso y labios rojos, las uñas también las llevaba pintadas de color rojo, era muy atractiva y guapa. Por mi parte no veía el momento de presentarme y estaba súper nervioso incluso hubo un momento que se me pasó por la cabeza el marcharme, el corazón me latía a 200 por hora y lo que menos ganas tenía en ese momento era el tener una relación sexual. Vestía con traje, ya que en la oficina nos obligan a ir encorbatados.
Pero llegó el momento y dije; "Al toro, en esta vida hay que probar de todo", Me acerqué a ellos y nos presentamos, olían muy bien me gustaba su perfume, yo estaba rojo como un tomate y no sabía de qué hablar, así que les dije que si les parecía si nos sentábamos y charlábamos. Nos encontrábamos a principios de mayo y para romper el hielo les pregunte que si salían de vacaciones este verano. Después de charlar un rato, yo pedí un Martini Blanco, es una bebida que me pone el corazón cardiaco y sube mi libido, veía que necesitaba beber algo para romper la timidez, puedo decir que soy deportista de competición y que no bebo ni fumo salvo en casos excepcionales, es más no me gusta el olor ni el sabor del tabaco.
Poco a poco la conversación fue más fluida y nos comenzamos a relajar, les conté que era deportista y que sabía dar algunos masajes por el hecho de haber recibido muchos a lo largo de mi carrera deportiva. Conmigo llevaba una pequeña mochila que contenía cuchillas y espuma de afeitar junto con un bote de aceite Johnson.
Les propuse acercarnos al hotel que previamente reservé y que en nuestros intercambios de e-mail nos comprometimos a abonar a medias, es un hotel de 4 estrellas. Llegamos a la recepción y pedimos la llave para subir a la habitación. Cuando entramos en la habitación y cerramos la puerta, nos descalzamos los tres, la habitación estaba totalmente enmoquetada, nos sentamos en la cama, yo me levanté y me acerqué al minibar, cogí una botella de champán que había y dos copas era una habitación doble.
Abrí la botella y servimos las copas y propuse brindar porque nuestra relación y destino llegase a buen fin, Eva y yo bebíamos de la misma y Andrés de la suya. Al beber dejó marcado su carmín en la copa, yo bebí por el mismo lado y saboreé su pintalabios, en la cafetería llegué a tomarme 2 Martinis y a esto le añadíamos la botella de champán que nos estábamos tomando, uno no está acostumbrado a beber y esto conllevó que la bebida tuviese su efecto, empezó a correr un nervio por mi cuerpo, les indiqué que se pusieran cómodos y que Andrés sería el primero en recibir el masaje, mientras Eva vestida solamente se limitaría a observar.
Andrés se desnudó completamente, estaba empalmado, tenía un miembro muy bonita, no muy grande pero muy bien formada, se tumbó boca arriba en la cama, entonces y me dijo:
- Cuando quieras.
- - Me acerqué al baño y cogí un recipiente con agua templada, al volver Eva sonreía. Me senté al lado de Andrés y le dije:
- - - Cierra los ojos y relájate.
- - Comencé a untarle espuma de forma suave y sensual por su miembro y genitales, según lo realizaba observaba que se le escapaban algunos gemidos muy leves, mojé la cuchilla le sujeté el miembro y comencé a rasurarle todo. Observé cómo la punta de su glande descubierto segregaba un liquido trasparente que ofrecía un aspecto brillante.
- - Bien continué con mi trabajo y procedí a desnudarme por completo, Eva se quitó su chaqueta, llevaba una camisa blanca, pude observar cómo se trasparentaba un sujetador blanco de encaje que llevaba y a su vez fijarme en el volumen de sus pechos que no eran excesivamente grandes, pero parecían tener firmeza. Mientras tanto continuaba con mi trabajo y una vez afeitado "genitales, miembro y ano" cogí una toalla y le sequé, yo completamente desnudo, saqué mi aceite y se lo empecé untar por todo su miembro, huevos y ano, él no paraba retorcerse de gusto, de vez en cuando, con la yema de mi dedo corazón me detenía masajeándole la entrada de su ano y con la otra mano le cogía el miembro y le jugaba mientras miraba a Eva y observaba la excitación de sus ojos. Estaba viendo disfrutar a su marido como nunca y no sólo eso sino que además empezaba a imaginar lo que se avecinaba.
- - Bien decidí centrarme en mi trabajo y con mi boca comencé a mordisquear y a saborear los pezones de Andrés, fui descendiendo lentamente por su cuerpo hasta que su miembro quedó a la altura de mis labios, a esta altura podía percibir el aroma que desprendía su sexo. Decidí meterme aquel miembro en mi boca y comencé a saborear, ummmmm, estaba riquísimo, al mismo tiempo con una de las manos le jugaba y con un dedo le rozaba en la entrada de su ano, su respiración estaba totalmente acelerada. Le estaba haciendo una mamada tremenda, inimaginable.
- - Pronto noté como le llegaban convulsiones con indicios de correrse, en ese mismo momento paré, y me dijo: - -
- ¡No pares ahora, por favor!. - - - Silencio, por favor - le dije susurrándole "sisisss ahora viene lo mejor"
- - Yo me encontraba totalmente empalmado ante esta situación y Eva procedía a irse desnudando, se soltó el sujetador y aparecieron sus preciosos pechos, no eran demasiado grandes pero tenían una gran aureola de color rosa y como había imaginado eran firmes y apuntando hacia arriba.
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